Creer y querer (y Vivencias y convivencias 10)

Te amo: quiero que seas
(Atribuido a san Agustín)

Fue Unamuno quien interpretó el creer religioso no tanto como un creer algo, sino como un querer a alguien, no como un acto abstracto del intelecto sino como un acto concreto de la voluntad, no como un mero conocimiento teórico sino como un co-nacimiento místico o conversión del corazón. En nuestro filósofo creer es querer, la creencia es una querencia, la fe dice fiducia o confianza, es decir, consentimiento vital. El escritor checo Tomás Halík renueva hoy el gesto unamuniano, reafirmando que creer es querer y querer es amar, por lo que la fe es esencialmente amor: amor al Otro (Dios, trascendencia), a través del otro (hombre, inmanencia).

Creer es querer y querer no es poder, como se nos decía antaño, sino potencia amorosa, apertura al otro, afirmación del otro por encima de mi egoísmo y narcisismo. Pero entonces creer es amar, amar el amor como divino, amar al Dios-amor frente al Dios-desamor. En el cristianismo esto se expresa a través de la correlación radical entre el amor de Dios y el amor del prójimo, entre el amor al prójimo y el amor a Dios. Al creer en el Dios-amor queremos que Dios sea, dice T.Halík, que es como decir que queremos que el amor como sentido de nuestra vida sea o exista. Todo ello remite a una visión o intuición del gran san Agustín, el cual define el amor como voluntad de que el otro sea o exista.

Ha sido el filósofo M.Heidegger quien, en una carta a su amiga judía H.Arendt, desvela esa definición agustiniana del amor como “quiero que seas lo que eres”, lo que equivaldría a decirle al otro u otra amados lo que les dice G.Marcel: “amar a otro es decirle tú no morirás”, porque el auténtico amor eterniza. El amor comparece por tanto como trascendencia, iniciación transtemporal, rito místico de pasaje, éxtasis o salida de sí, éxodo trasmundano. Lo que pasa es que el hombre trata de mundanizar el amor para no sufrir su vértigo, pero la presencia del amor en nuestro mundo resulta sagrada o sobrecogedora.

Tenemos pues que creer es querer y querer es amar, de modo que la fe dice fundamentalmente amor. Creer es entonces creer en el amor, en el Dios-amor, en el amor como divino y por supuesto encarnado en el mundo, pero no reducido ni reducible a este. Creer es así anhelo radical de amor como sentido existencial, querer que el Dios-amor sea o exista, introyectar el amor y proyectarlo como la matriz del ser de los seres. Creer en el amor es ahora creer en Dios, y creer en Dios es creer en el amor radical. En consecuencia, no creer sería no querer que el amor radical sea o exista, o bien creer en los dioses macabros del desamor y el sinsentido...

La auténtica religión comparece así como religación amorosa, como apertura trascendental frente a la cerrazón inmanente, como recreación simbólica o espiritual de lo real frente a su encerrona literal o material. En este contexto de la creencia como querencia y de la fe como amor incoado, creer se revela como crear o pro-crear, recreación de un mundo opaco a la luz de su trasfiguración, es decir, del revelado positivo de su negatividad. Lo cual debería hacerse por cierto sin ingenuidad o idealismo, así pues encarnatoriamente.

VIVENCIAS Y CONVIVENCIAS 10



---Dios simboliza la descosificación de lo real: su abrimiento radical.
---El hombre es el ser que se plantea el sentido del ser: sin acabar de encontrarlo.
---La cultura es el caldo de cultivo del sentido: el cual es el fruto de la cultura y su cultivo simbólico.
---La intuición simbólica como visión transversal del sentido.
---El clerical quiere impedirnos este mundo: el anticlerical quiere impedirnos (el) otro mundo.
---Clericalismo y anticlericalismo se acaban por falta de clérigos.
---La sotana del sacerdote tapaba muchos estigmas.
---Me ordené como sacerdote secular o mundano (Weltpriester) en la catedral de Innsbruck: he ejercitado un sacerdocio cultural.
---Mi Tesis Doctoral recibió una calificación matriarcal: Máxima, el nombre de mi madre.
---Soy un músico fracasado: pero en la poesía he puesto la música perdida.
---Vivir transversalmente: sobrevivir transeúntemente.
---Sólo en la noche se ven las estrellas: sólo en la oscuridad se ve la luz.
---Los valores no son absolutos ni relativos: son relacionales.
---La Navidad como grito del recién nacido (los villancicos): la Semana Santa como grito del recién muerto (los tambores).
---Según Heidegger, el presente de nuestra existencia es un “futuro sido”: el futuro pasado (por agua).
---Lo más temible es el propio temor: el miedo.
---El hombre lucha contra elementos mundanos y humanos: incluso contra su propio elemento.
---La vida mata: a través de la vida.
---Wikipedia rehace mi página personal: me doy cuenta de tantas aportaciones aún no apreciadas y de algunas deportaciones ya apreciadas.
---Soy de una especie cultural no protegida: J.L.Aranguren me llamaba “rara avis”.
---Me considero/consideran de una tipología o tipo wiki: rápido.
---La aforística como diapasón afinado de la realidad: coajuste de cuentas con el sentido y sinsentido del mundo: cuchillo afilado o navaja de Ockham.
---Mi libro “Poética del sentido” muestra en portada un cuadro colorista azul rojizo: el rojo de la pasión humana sublimado humanistamente.
---El hombre se replantea todas las cosas: y la cuestión del todo.
---La vida es un ajuste fino que acaba en desajuste: desbarajuste.
---Hablando se desentiende la gente: de la realidad.
---Te recriminan tanto si eres algo o alguien como si no eres nada: nos recriminamos ser y no ser.
---Contestadnos malditos: nadie responde a nuestros correos más apremiantes.
---Hoy en día llegamos a viejos, sí: tambaleándonos.
---Cuánto sufrimiento inútil en la vida: quizás resulta útil para el diablo.
---Estoy desolado: el Ebro desbordado: me consuelo.
---En la India un fan de Cristiano ataca a un fan de Messi: este se revuelve y lo mata.
---Soy un aforista consumado y consumido: por el aforismo.
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