Derecha e izquierda: filosofía y religión

Resulta que cierta derecha es reticente con la filosofía, mientras que cierta izquierda es reticente con la religión. La derecha recela de la filosofía porque es crítica, la izquierda recela de la religión porque es críptica. Pero necesitamos el criticismo de la auténtica filosofía y el cripticismo de la auténtica religión, la cual salvaguarda lo sagrado y la trascendencia, frente a toda oclusión o inmanencia cerrada.

Así que necesitamos la filosofía y la religión, lo mismo que necesitamos la derecha y la izquierda. La filosofía sin religión es abstracción y juego conceptual, mientras que la religión sin la filosofía tiende al dogmatismo irracional. Algo parejo pasa con la derecha y la izquierda: la izquierda es necesaria para cambiar las cosas, y la derecha es necesaria para conservarlas. La derecha sin la izquierda tiende al puro inmovilismo de Parménides, pero la izquierda sin la derecha tiende al impuro movilismo de Heráclito.

Lo que buscamos y precisamos entonces es mediar y remediar los extremos, acercarnos al medio de la mediación y al centro de la concentración. No extraña al respecto que tanto la derechona como la izquierdona estén hoy en entredicho, al tiempo que emerge rejuvenecido el centro político abanderado entre nosotros por Ciudadanos, y cortejado por Sánchez, mientras decaen la derechona y la izquierdona.

Curiosamente el ciudadano de Ciudadanos se sitúa entre la aristocracia arriba y el pueblo abajo, a modo de bisagra, clase o clave medial que intenta re-mediar entre los extremos. Por eso su líder Alberto Rivera se define como un ciudadano mediador, a la vez catalán y español.

Ahora bien, desde el centro necesitamos no solo la derecha sino también la izquierda, no solo la filosofía sino también la religión. La solución del problema de su mutuo enfrentamiento está en evitar el extremismo tanto de la derecha como de la izquierda, tanto de la filosofía como de la religión. La derecha extremosa es fascistoide, la izquierda extremosa es facciosa. Por su parte la filosofía extremosa lleva al nihilismo, como muestra el caso de Nietzsche, mientras que la religión extremosa lleva al integrismo, como muestran los fundamentalismos religiosos.

Se trata en definitiva de oscilar entre el ser tradicional representado por la derecha clásica y el devenir posclásico representado por la izquierda moderna. Afirmemos ambivalentemente el ser y el devenir, el ser en devenir y el devenir del ser. Ahora bien, el ser en devenir es el símbolo del sentido inmanente y del sentido trascendente, así pues del ser compartido democráticamente en este mundo y del ser abierto a la trascendencia.
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