Constantino, el otro fundador.

Al hilo de unas lecturas históricas sobre la época de Constantino I el Grande, no deja de asaltarme la idea de que, después de Pablo de Tarso, el verdadero fundador del Cristianismo en los términos en que hoy se conoce, bien alejado de las primeras comunidades cristianas, fue el Emperador Constantino. Podría ser que en esto se dejara influir por su madre Elena, declarada santa de manera interesada y agradecida por las iglesias católica y ortodoxa.
"Grosso modo", sin Constantino la Iglesia no habría dado ese salto de gigante que la convirtió, de marginal en oficial, y de pobre, en inmensamente rica. Y en pocos años.
Libros hay para profundizar en el tema. Aquí hacemos hincapié en sólo una idea, cómo se pasó del concepto "ecclesia", como asamblea o reunión de creyentes, a "iglesia", como lugar físico de reunión.
Históricamente ese paso se dio de manera bastante tardía, algo más de tres siglos después de los inicios.
Primero, y ante la rápida expansión del cristianismo y gracias a la tolerancia imperial, se buscó la manera más eficaz para organizarse. Así en las grandes ciudades se buscaron o construyeron lugares de reunión por barrios, cada uno de los cuales estaba dirigido por un presbítero. Su fin principal era la formación religiosa de los fieles.
Pasado un tiempo, dichos centros de reunión (ekklesía), mutaron a lugares de culto, donde se celebraba la eucaristía como conmemoración de la Cena. Pero si bien antes dicha eucaristía sólo la podía presidir un obispo, ahora la presidía el mismo presbítero. El motivo, como bien se puede entender, fue el incremento de fieles y el proporcional número menor de "prebüteroi", a la vez que los obispos adquirían un carácter burocrático dentro del entramado estatal. En Roma dichos centros se denominaron "tituli" y en el ámbito griego "paroikiai".
Es así como el culto cristiano pasa a ser una ceremonia pública. Y cómo el número de presbüteroi o sacerdotes fue aumentando de manera espectacular.
Eran los días gozosos del Emperador Constantino. Iglesia se refería tanto a la comunidad de creyentes como al local (antes templum, aedes...).
¿Y qué papel jugó en esto el Emperador Constantino? Lo sabemos por la correspondencia conservada con Eusebio y por el testimonio de éste: ordenó que por todo el Imperio se construyeran iglesias, indicando que "todas ellas deben ser dignas de nuestro amor al fasto".
A este fin desvió ingentes cantidades de recursos públicos (dinero, trabajadores, materiales de construcción, templos paganos anteriores...); ordenó que las iglesias fuesen construidas con todo tipo de materiales nobles; cursó órdenes a los gobernadores para que las donaciones fuesen abundantes y aún sobreabundantes; según sus palabras aumentó la altura de las casas de oración y también la planta... sin escatimar gastos y acudiendo al erario imperial cuando fuese preciso para cubrir el coste de la obra.
De ese modo Constantino se convirtió en el más grande impulsor del cristianismo, pero también el que más hizo por alejar a la Iglesia de la doctrina de Jesús. Y como una de las cosas más difíciles de esta vida es "bajar por voluntad propia", así sigue la Iglesia, viviendo de las rentas constantinianas...
...porque no hablemos nada de la famosa y falsa "Donatio Constantini" y de las pingües y sabrosas consecuencias materiales y políticas que proporcionó al Estado Católico cuyo Reino no es de este mundo.