Hoy es la fiesta del pueblo: Asunción o Virgen de la Zarza, da igual.

La Iglesia ha venido aprovechando los acontecimientos de la vida, de la astronomía y la agricultura principalmente, para situar de manera estratégica las fiestas más importantes de su liturgia. Para los que de algún modo mantenemos una huerta como ocio productivo, aunque los tomates nos salgan al triple que en la frutería, San Isidro nos dice que ya podemos plantar y la Asunción que ya es tiempo de recoger.

Hoy se hace fiesta la creencia de que María, la madre de Jesús y de Dios, fuera tras su muerte asunta al cielo en cuerpo y alma. Dogma definido en el año 1950 por Pío XII en la Encíclica  Munificentissimus Deus. De Pío XII a JP-2 y Francisco, las afirmaciones son concordes: 

El dogma de la Asunción afirma que el cuerpo de María fue glorificado después de su muerte. En efecto, mientras para los demás hombres la resurrección de los cuerpos tendrá lugar al fin del mundo, para María la glorificación de su cuerpo se anticipó por singular privilegio.

Nada que decir a los que sostienen tal "verdad" como creíble y le dan culto. Pero el asunto estriba en saber y afirmar que tal hecho sea verdad. ¡La verdad, la verdad! Ya Pilato preguntó qué pudiera ser la verdad. Hay muchos que discrepan diciendo que tal verdad dogmática es burda fábula porque nadie en su sano juicio puede concebir cómo un cuerpo difunto pueda ser cogido por "manos" de ángeles y trasladado a "otra condición" (no a otro lugar); verdad que gran parte del mundo –protestantes, musulmanes, hindúes, budistas…- vive tranquilamente ajena a tal acontecimiento “sucedido”; y finalmente verdad creída que le trae al pairo a la inmensa mayoría de los ciudadanos, incluso creyentes. Desde luego, puestos a incordiar y recabar información, seguro que un creyente de los amontonados no sabría explicar.

En definitiva ciencia, razón y sentido común se ponen de acuerdo en que la asunción de María al cielo en cuerpo y alma es una aberración, un burda fábula, una invención de la Iglesia católica (que no de las otras cristianas). Son los detalles que chocan con lo científico los que definen; el bulto de tal afirmación lo engullen los católicos como si tal cosa: sencillamente… ¡es fiesta!

Por desvariar un tanto, copio a este propósito un fragmento de un sermón para tal festividad, que incide en el controvertido asunto paralelo de asunción - reencarnación: 

Esta Fiesta importante de la Iglesia, esta Fiesta importante de la Santísima Virgen María, en la que conmemoramos su subida al Cielo en cuerpo y alma, nos recuerda nuestra futura inmortalidad. Y sírvanos este recuerdo, y esta seguridad que tenemos de resucitar como Cristo resucitó, para erradicar de una vez por todas de entre nosotros los Católicos, esa creencia estúpida en ese mito, en esa mentira, que es la re-encarnación

Más o menos: el creyente católico brama cuando se pone en solfa lo que es su credo con el añadido de ¿Y a ti qué te va? ¿No puedes dejar que creamos lo que queramos? Y sin embargo fustiga las creencias de otros que no concuerdan con su fe sosteniendo otra verdad. La verdad católica, si tiene posibilidad, corta de raíz las contrarias cercenando la laringe de quienes tales aberraciones profieren.

Pero vengamos al porqué de tan abruptas afirmaciones precedentes, basadas en dos simples preguntas que uno, en su indocta estulticia, no puede por menos de hacerse:

  1. Siendo como es un dogma --doctrina fundante--, ¿cómo hasta 1950 no había caído la Iglesia en la cuenta del mismo?
  2. Si el cuerpo es "materia" que exige un lugar, un espacio, un tiempo, ¿dónde y cómo es ese lugar en el que situar el segundo cuerpo glorificado? (el primero se supone que es el cuerpo resucitado de Cristo)

Hay un agravante añadido respecto a doctrinas que en un momento determinado pare la credulidad, y es que el rigor deductivo de las mentes pensantes --amén de creyentes-- ha de parir doctrinas y más doctrinas para apuntalar dogmas primerizos de increíble veracidad.

Dicen que entre ciencia y religión no hay contradicción alguna, que fe y razón no son excluyentes: dicho así, "grosso modo" y genéricamente, hasta se puede entender, puebe haber conciliación. Pero cuando aterrizamos, cuando venimos a los dogmas concretos vemos, como es el caso, que ciencia (y sentido común) y creencia se repelen.

El cuerpo exige un espacio y un tiempo; el cuerpo es un conjunto de células, órganos y sistemas con una función; el cuerpo tiene una vigencia temporal... ¿Cómo se entiende el cuerpo de María? ¿El cuerpo de María sigue teniendo laringe, riñones, hígado, dedos de los pies? ¿Qué función realizan? ¿Cómo se mantienen las células y cómo funcionan?

Presentar a María como "asunta" y al hombre como destinado a la inmortalidad, lo diga quien lo diga, es una absoluta barbaridad. Y decir lo que decía Pablo de Tarso de que "por el pecado entró la muerte en el mundo" es otra barbaridad inaceptable. A ello se oponen la razón y ciencias derivadas del funcionamiento del cuerpo: Psicología, Biología, Medicina, etc.

De tan soberbia entelequia se deduce, asimismo, que todas las enfermedades que el hombre sufre, que son las mismas que el resto de los seres vivos, si no más, están producidas por el 'pecado'. Puestos a elegir, la gente normal, la que no se cree todo lo que le dicen y funciona con lo que funciona, elige Psicología y Ciencia Médica para enterarse de qué va la cosa de la salvación. De la “eterna” remiten al refrán: “Pa largo me lo fiáis”.

La ciencia no puede aceptar que un 'cuerpo' tenga función alguna en un sistema fuera del tiempo y del espacio, así de simple. Las bellas palabras con que todo lo creíble se adorna no pueden ocultar ni enmarañar una simple verdad ni, menos, afirmar que el hombre es lo que NO es. O, según sus propias creencias, que lo que creó Dios no sirve en determinados casos.

Que toda España esté en fiestas en este día, tampoco dice nada. Primero porque la Iglesia se apropió de todas las celebraciones humanas (en este caso, fin del periodo recolector estival); segundo porque la Iglesia ha impuesto lo que ha querido a lo largo de los siglos; tercero porque no hay fiesta civil que pueda sustituir a "lo habitual"...

Tales celebraciones, por otra parte, no son garantía de ninguna verdad. Por salvar lo humano de tal fiesta, podríamos decir que la sociedad festeja a la Madre Tierra, generosa en frutos, simbolizada ésta por la figura de una Virgen, se llame con los mil nombres con que han engalanado su figura y no faltaríamos a la verdad, una verdad más humana que ésta de la Asunción de María en cuerpo y alma a los cielos.

Y en este pueblo, "despoblado" en invierno, en el día de la Asunción se celebra la Fiesta Mayor con la advocación de "Virgen de la Zarza". Colaborador durante años a tales festejos rituales, me he permitido la venia de cantar con producción propia, loas a tal advocación con entrada, salmo, ofertorio y comunión:

CANTO DE ENTRADA: 

Congregados a tus pies - Santa María de la Zarza - suplicantes te pedimos - tu amparo y protección: Virgen bendita - mira a este pueblo - mira a Revilla con amor. 1. Vuelve tus ojos hacia estos tus fieles - que a ti dirigen su oración. Hoy reunidos fervientes cantamos - tus alabanzas y protección. 

COMUNIÓN:

En la fiesta de la comunión - nos invita María a compartir - el manjar de nuestra salvación - Dios que se se hace alimento de amor. 1. Entre espinas crecen las rosas - las espinas que la vida da - mas la Virgen de la Zarza - acompaña nuestro caminar. 2. Este pueblo de Revilla hoy celebra su fiesta mayor - y la Virgen de la Zarza - es quien guía nuestra devoción. 

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