Humanismo sin credos para regir la vida (7)

Para consigo mismo-3
No tratamos con estos artículos de montar filosofías humanistas. Simplemente recogemos de aquí y de allá, añadiendo lo que la vida le enseña a uno, para hacer ver que la calidad de vida no depende de que se crea en algo sobrenatural, a ello se aspire y en ello se encuentre el consuelo, sino que la felicidad está dentro de uno mismo, que uno tiene las recetas para encontrarla, sabiendo integrarse armónicamente en la sociedad que le ha tocado en suerte... y la nuestra, "gracias a Dios", se despega del atraso y miseria seculares, algo que la religión no ha sabido -ni querido- solventar.


31. SOLEDAD Y ALEJAMIENTO.Saber retirarse de tanto ruido, tantas imágenes; del exceso de televisión, de la avidez compulsiva por asistir a actos sociales, de lo que en general perturba e impide introducirse en uno mismo. Más como actitud “hacia dentro” que como hecho físico.

El retiro porque sí es pura misantropía; la soledad impuesta, una agresión a la persona: ambas, las más de las veces, causa de depresión. O, a menudo, "efecto" de situaciones vitales no queridas que se intenta por todos los medios remediar. El retiro del que piensa en las cosas es creativo. Y es necesario. La soledad con uno mismo con la intención de buscar y desarrollar proyectos. La soledad mirándonos como dos extraños que intentan conocerse. (1)

32. SABER DEMORAR.Siempre se ha dicho que hay que pensar las cosas dos o diez veces antes de hablar, decidir o actuar. El sosiego, el ocio, el descanso, el dar de lado a lo que absorbe, la distancia...

El sosiego es también fruto de la previsión y de la aceptación de lo que se hace. Piénsese en conceptos similares: quietud, placidez, reposo, calma, paz, orden, tranquilidad.

33.CONTENTO CON LO QUE SE TIENE. Otra actitud, causa y fruto a la vez de la satisfacción, es la templanza. Una persona satisfecha de sí misma, por pensar, obrar y hacer lo que su razón le aconseja, no busca satisfacer continuamente necesidades las más de las veces inexistentes o creadas: aunque luche por alcanzar las metas propuestas, siempre se contenta con lo que hay y con lo que tiene, gozando de ello.

34. CONOCER LO QUE ES NORMAL. La fuente principal de angustias sobrevenidas es el desconocimiento. El hombre necesita "poner nombre" a las cosas. ¡Cuánto de esto se ve en los hospitales!. La inseguridad del adolescente proviene de que no conoce lo que a esa edad es normal ni le da tiempo a asimilar los cambios que en él se producen.

Conocerse es saber "con qué se cuenta" para llevar a término un proyecto. También saber las limitaciones que uno tiene a la hora de aspirar a la consecución de determinadas metas (recordemos el Principio de Peter, el de la "incompetencia", tan aplicable hoy día al entorno de la política) Sólo la persona madura es capaz de conocerse y sólo se madura con el conocimiento de uno mismo.

35. TOLERANCIA Y COMPRENSIÓN.Hechos, acciones e ideas pueden chocar de manera brusca con lo que pensamos, con lo que vemos y con lo que sentimos. La firmeza no está reñida con la comprensión e incluso la indulgencia. En aquellas acciones, opiniones o hechos en general que nos contradicen, bueno es pensar en las razones que tiene "el otro".

Estar preparado para ello también produce ese efecto benefactor: el de la “tolerancia”. Tolerancia manifestada y tolerancia preparada. Es el ánimo del que se prepara para justificar. Más todavía si no se percibe intención dolosa en la acción.

(1) Algo loable dentro del mundo de las creencias: la incitación a la meditación, al retiro interior, a estar a solas "ante el Sagrario"... Eso supone un diálogo con uno mismo, el yo que está de rodillas y el yo que observa. Es un pensar en sí mismo viendo que "el otro, el bueno, el inteligente, el sabio, el que escucha" está ahí.
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