Presentimiento, sentimiento, razón: la adversidad.

Reflexiones o pensamientos que a uno le llegan cuando la desgracia hiere con sus dardos en el entorno en que vive y se ceba en quien lo padece. Lo anecdótico, lo coyuntural, no importa, no hace al caso. Importa ahora la reflexión serena para poder enfrentarse al "caos".

El presentimiento es una vía refleja de la inteligencia, es un cortocircuito entre el estímulo y la reacción mental. El presentimiento avisa y es efectivo cuando el estímulo es claro, directo y presuntamente nocivo.

Ante elementos incontrolados –desdichas repentinas, enfermedad sin esperanza, muerte inesperada-- el presentimiento rara vez accede a razonar y se abandona al poder a-crítico, generalmente al poder balsámico de la creencia, alivio inmediato de la angustia.

La fe para el creyente es el bálsamo que transforma el presentimiento en sentimiento: Siento que la fe me guía... Siento a Jesús que me acompaña en mi dolor... Participo de su pasión... Aunque camine por sendas de tinieblas, tú estás conmigo...

Sólo la ciencia --en lo que a nosotros concierne, la Psicología--, tiene los remedios necesarios para hacer derivar el presentimiento en aceptación y ésta en elemento racional o racionalmente asumido.

Cuando la persona aprenda a conocer sus miedos y sus angustias –causas, origen, derivaciones, remedios-- conseguirá el control de los mismos.

Habrá dado un paso de gigante en la evolución. Antes acudía el sacerdote --y de hecho su función taumatúrgica tenía--. Hoy ha perdido virtualidad su virtud.
Volver arriba