¿Puedo contestarle, Sr. Puyol? Es que “yo soy agresivo”.

Sólo por la foto me cae Ud bien, Don Jaime: la psicomorfología me dice que tiene Ud un fondo de bondad natural, que se preocupa por las personas de su entorno, nada ególatra, que profundiza en los asuntos y da muchas vueltas a las cosas, alguna que otra vez vanidoso --y quién no--, rara vez airado, con algún que otro momento de bajón vital... Pero dejemos esto y vayamos al caso que aquí nos trae, porque cuando a alguien le tiran de la lengua, quizá tenga que hablar.
Destaco en negrita los pensamientos que Ud ha vertido en una entrevista reciente que aparece en Religión Digital, muy acorde con lo que Ud cree pero en desacuerdo con lo que pensamos muchos miles que pensamos:
1. Agresividad que no encaja con la aconfesionalidad del Estado. Se contradice en los mismos términos. Precisamente por eso se puede hablar de la “Organización del Rezo” como lo que es, un inmenso y secular sistema de vivir del cuento propalando cuentos. ¿Puede admitir que para mí todo su “corpus doctrinal teológico” es un inmenso cuento maravillosamente escrito y masivamente propalado?. Lo mismo que se critica la sanidad, al gobierno, a la oposición, a los jueces, a Correos, a la Policía, al sursum corda. Cualquier “cuerpo social” es objeto de crítica y Uds no van a ser menos. Y motivos hay muchos, el primero la propia existencia.
2. Injusticia para con Dios el no dejar hablar de él... me planteo qué ha hecho Dios para merecer esto. Tales frases provocan sonrisa y, en boca de un obispo, pena. ¿Ud cree que a Dios, que vive feliz allá arriba, le importan tales injusticias? ¡No sufra, hombre de Dios!. Pero... ¿a qué Dios se refiere? ¿Al Dios que velaba por los tutsis y azuzaba a los hutus? ¿Al Dios de Auschwitz? ¿Al Dios de los creyentes ortodoxos masacrados por Stalin? ¿Al Dios de Bill Gates y Bush? ¿Al Dios que permite crecer a la secta del Opus? ¿Al Dios que es persona y todo amor, concreción de todos nuestros deseos? ¿Al Dios consenso universal de credos? ¿Al Dios inconcreto de la mayor parte de los crédulos? ¿Al Dios “idea”? ¿Al Dios que se ha esfumado?
3. Se queja de querer suprimir las referencias religiosas. Pues mire, yo que me muestro agresivo, le diré que no. Que como objetos de museo, objetos de gran valor artístico y para llenar muchas “Edades del Hombre”, deben preservarse. ¿Pero pasa algo por que no haya un crucifijo en el aula? ¿No ve Ud que eso es excesivamente macabro para un profano? También habla de la Navidad. ¿La Navidad? ¿Quién la celebra ritualmente? Ud habla de su “Misa del Gallo” repleta de gente. Será en Tarragona, porque en la misa de 12:00 del día 1º de año, en esta parroquia de Madrid-Centro, había 13 personas al comienzo de la misa, luego llegaron a 20. El más joven tenía, tiene, 58 años.
4. Paz, esperanza, amor, humildad, confianza, justicia, entrega, unión, perdón, reconciliación, buenos deseos... Esto es como la bandera de España: se la apropió el franquismo y así le va (a la bandera). ¡Que yo también predico todo eso, oiga! Y posiblemente en mi círculo privado mi influjo sea más efectivo que el suyo, por no estar teñido de “magia” ni “credos” ni ir acompañado de rezos e indulgencias. Es efectivo por estar religado al hombre, a la persona, a la dignidad humana. Ésa y no la suya es la verdadera familia, llena de vitalidad ahora como antes, o quizá más.
5. Laicismo al ámbito privado. ¿Pero qué quiere Ud, que no salgamos de casa? No es cuestión de palabras –laico, seglar, varón, fémina, religioso, bilbilitano, pastor, empresario— sino de personas. La creencia es un pensamiento pretendidamente englobador que se ha hecho pátina, traje, corsé, armadura, coraza, caparazón, envoltorio... y con el que han revestido a la persona. Los que tienen el espíritu mermado piensan que con ese traje son “más”. Pero los más vemos que con “eso” son menos y de ahí el prurito por despegarse de los credos.
6. Hoy lo que desune no es la religión. ¿Lo dice en serio? Pues vaya Ud a Iraq, a Irán, a Somalia, a la India, a Filipinas y verá cómo utilizan la religión como arma arrojadiza. Quedémonos, pues, en España que se está mejor: claro que no desune la religión –sí algunas sectas—. No desune porque en nuestra sociedad prima el respeto, porque se la ve inocua, por el carácter de sobreañadido que tiene, por vacía, por ritualista. La leve y pequeña animadversión social que existe es por el descubrimiento de “su” historia. Ud sabe, Don Jaime, que en la escuela se enseña Historia y Ud, Don Jaime, ve que la sociedad española, digamos el pueblo, es hoy más culto que hace cien años. Pues también por ahí van los tiros, sin referencia alguna a la depravación de la Guerra Civil.
7. Tampoco los medios suelen destacar las múltiples cosas que hace la Iglesia... Hablan los medios, y tercian, igual que hablan de cómo se trabaja en el Hospital “12 de Octubre”, de la labor diaria del Cuerpo de Bomberos, de la labor cultural de los Teatros Nacionales, de los profesores del barrio de Orcasitas, de los restauradores de los Museos... No se sienta herido por ello, excelencia.
8. El resto: Conferencia Episcopal, obispos catalanes, sensibilidades, el novedoso y actual descubrimiento del “no matarás”... Con su pan se coman su carencia de criterio, sus palos de ciego, sus rivalidades exhibidas a la luz pública, sus caminos filonacionalistas, sus COPES para algunos malolientes, sus divergencias en cosas para la sociedad serias, su carácter camaleónico y acomodaticio. No entro en su antro.