¿Cómo se dice miedo en euskera? ¿Y en lenguaje clerical?

El pasado día 14 murió una persona que trabajaba como guardia civil. ¿...murió? ¡No: lo asesinaron! Lo asesinaron no por lo que él pensaba, no por lo que había hecho, no por ira o venganza, no por robarle, no por cuestiones de enfrentamiento personal... motivos todos ellos que, nunca válidos para natar a nadie, dan sin embargo una cierta explicación del porqué. Lo asesinaron simplemente por haber nacido. Su nombre siempre será punzada en el corazón de quienes lo quisieron.
A quien haya leído la noticia allá en una oficina del 15º piso del edificio tal de Hong-Kong le resultará, cómo decirlo, ¿extraño, incomprensible, fuera de lugar, sorprendente, incoherente? ¿Un asesinato político en un país como España, que está entre los desarrollados, que es destino turístico de medio mundo, que es aportador de figuras estelares al resto de la humanidad, que tiene una cultura que ha sido y es faro de pensamiento mundial, que ha dejado su huella en tantas tierras descubiertas merced al empeño y tesón de sus gentes? Gentes algunas que hubieran sido convecinos de éstos que merecerían no tener patria. Incomprensible.
Dicen, más por voluntarismo que por otra cosa, que quizá, posiblemente, es un suponer... el terrorismo está en su tris vital de desaparecer. Rouco "dixit". Zapatero "voluit". "Nemo credidit".
Entre el reciente pasado topamos con las "componendas comprensivas setienescas" que mejor echarlas al saco del olvido. Pero ahí constan. Poco ha se ofreció una sotana irlandesa para extraer oro de la alquimia "plomiza" del terror. Clérigo cervatana como sustituto de cualquiera "de los de aquí" que, oh, conocen el problema, lo entienden, hablan de "no es tan sencillo", "vosotros no sabéis de la misa la media"... y por lo mismo callan como perrillos castrados. El tal clérigo, voluntarioso él, quiso aportar su horizonte blanquinegro a lo que debiera ser un devenir histórico pletórico de color. Agua de borrajas. Se agradece el esfuerzo (inútil).
En las Vascongadas –o País Vasco o Euzkadi— una generación completa se ha criado con el Nutribén del miedo. Ya no digamos con la simpatía, que la hubo, a quienes se enfrentaban a la dictadura. Hoy no son mirados, que no admirados, sino como cáncer de la democracia y talibanes de la política aunque a ellos poco les va. Lo siniestro es que más bien se ven como aspirantes a una parcela en la próxima subasta de poder.
La gente de bus y metro que lo ha sufrido admite que en situaciones puntuales tiene miedo... aunque sólo sea a manifestar determinadas ideas en el bar "de abajo". Los del ya está bien y los del basta ya, hasta se manifiestan. Poco es pero algo es.
¿Y el estamento clerical? ¡También se manifiesta! Perdón, más bien "manifiesta". Pero han actuado, y actúan en consecuencia, su consecuencia. No es de recibdo decir que dentro de la casa de Dios hay muchas opciones (también políticas)y allá cada cual con la suya: cuando de la vida y de la convivencia se trata hay que hacer valer el monolitismo vaticanesco y obrar en consecuencia en TODAS las instancias:"Vosotros, familia Baigorri de Zugarramurdi, que apoyáis esos asesinatos, que saboreáis la sangre de las víctimas....¡fuera de esta iglesia!". ¿Sí? Carcajada general.
Hemos dicho expresamente que obran según "su consecuencia". Por hacer categoría de la anécdota, el estamento parece recibir, con el sacramento del Orden, el miedo al des-orden. Hablo de miedo, sí, verdadero y real miedo. Su situación corporativa, sobre todo si es mitrada, es todavía de prestancia. La individual, de simple alzacuellos o corbata ladeada, de verdadera lástima.
Si aprecian una caspa en la sotana tienen pánico a salir en los medios de comunicación, cuánto más si lo son como víctimas; tienen miedo a una manifestación de párvulos ante sus alcázares; tienen miedo a contraatacar, tienen miedo a molestar a la fiera. Dicen: "Por no ofender". Miedo a decir incluso la verdad; tienen pavor a aparecer en letra impresa; tienen miedo al mismo miedo curándose de él con cataplasmas pías.
Dicen que así se parecen más al Jesucristo acusado y silente: ¡un cuerno! Hasta su mismo Jerarca máximo fenecido les tuvo que reconvenir por ello: ahora es un slogan de boca en boca."¡No tengáis miedo!". Si lo decía es porque existía. Y existe. Y más todavía cuando la tornas vienen mal dadas como es al Norte de Pancorbo.
Eso sí, cuando lo estiman conveniente y cuando, “tertio mediante”, creen poder sostenerse de pie sin que haya viento que les agite, vociferan en hojas volanderas y ondas mensajeras en forma de “COPES”. Y cuando el viento es contrario y las noticias vuelan, basan su seguridad en el hecho de que las noticias duran lo que dura el papel. Pretenden “capear el temporal” sin caer en la cuenta de que están calados hasta los huesos. O que ya la sociedad los ha calado.
Sucede lo que ya más de una vez he dicho en este blog: la Iglesia "de allí", y en otro orden la "de aquí" --allenda y aquende-- siempre va dos pasos por detrás del poder: uno para estar cerca de la cocina donde se hornea el pastel y otro para decir “ya rezábamos nosotrospor el terrorismo [sic] ”.
Los caniches hacen lo mismo: de lejos ladran al mastín pero se esconden cuando éste levanta el hocico. En el País Vasco la Iglesia, por miedo y por cercanía al poder, no ha alzado la mano, que sí la voz, contra la “parabellum”. No basta. ¿O también ellos, como el voluntarioso Merlín que nos gobierna, buscarán la paz por otros medios? “Si vis pacem... ¡parabellum!”.
¡Qué pocas homilías valientes, denunciadoras, comprometidas, a veces ni siquiera plegarias, había cuando los asesinatos eran verdaderas hecatombes! Ni siquiera en el centro peninsular. Temor visceral a que pudieran hacer de Madrid el culo de la clerecía vasca.
Pero hoy, dicen, "estamos cerca de que desaparezca la lacra del terrorismo". Rouco "dixit". Zapatero "voluit". "Nemo credidit".