"Mi vida no tiene sentido"...sin Dios.

Sentido. Copio los sinónimos de “sentido” como sustantivo, no el derivado del verbo "sentir", que no hace al caso: conocimiento, discernimiento, juicio, razón, tacto, comprensión, raciocinio, lucidez, opinión… Significado, alcance, valor, importancia… Capacidad, aptitud, facultad… Rumbo, curso, trayectoria, orientación… Coherencia, enfoque… Demasiados conceptos se engloban en la palabra “sentido”.
EL SENTIDO MULTISÉMICO DEL "SENTIDO".-
Suelen los creyentes argumentar que la vida sin religión no tiene sentido.
Aguda cuestión, porque la mayoría no percibe lo que se encierra en la palabra "sentido". La misma acepción vulgar ya es incoherente, por su multisemia, por las numerosas acepciones que puede encubrir.
¿Sentido como significado o como "rumbo a tomar"? ¿Sentido como discernimiento, sentido como algo percibido, sentido como interpretación? ¿Sentido como finalidad? ¿Sentido como vocación?
Aún admitiendo la acepción vulgar, la única respuesta válida sería la de que el hombre tiene sentido por "sentirse" humano, por ser y hacerse persona. Esto, sin embargo, no tiene que ver nada con el "sentido de la existencia".
Rebajemos las pretensiones: ¿Buscará el creyente algún "sentido" a la existencia de los cardos? ¿Encuentra el creyente sentido en la existencia de los mosquitos? Sin confundir "sentido" con "actividad", sería absurdo pensar en el "sentido de la existencia" de una rata, independientemente de su propio existir como elemento integrado en la Naturaleza. Lo mismo cabe decir del hombre. ¿Para qué buscar un "sentido" a la existencia humana? ¿Se necesita para algo?
Quizá, aún admitiendo mucho, el sentido vendría dado por "la vocación", término también tan sumamente vago que a su vez necesitaría de explicación; o podría venirle por la "vivencia" de unos valores adquiridos y hechos realidad a lo largo de toda una existencia.
El único "sentido" del hombre es "ser" y desarrollar al máximo todas sus "aptitudes". Con eso basta.
SENTIDO COMO FINALIDAD-I.- Consideremos la otra posibilidad del "sentido", la "finalidad". Buscar sentido a algo es, sencillamente, utilizarlo como un fin.
Sin embargo, el hombre no es ningún medio para un fin, el hombre no tiene "finalidad". El hombre es y se hace.
Pero tampoco las cosas tienen un "sentido" final: de la búsqueda de ese "sentido como finalidad" nace la depredación. ¿Podríamos decir que una merluza tiene sentido en cuanto sirve de alimento al hombre? ¿En serio? Pero ¿y el cielo estrellado de una noche de verano? ¿Alguien en su sano juicio podría decir que su "sentido" estriba en ser contemplado y, por la admiración, glorificar al Creador? ¡Un poco de seriedad! Las cosas, el hombre... son.
En cambio el creyente trasciende, de todo, a Dios, Dios en el antes y en el después; Dios dando sentido a las cosas y las cosas transportándonos a Dios. Igual que todo en la creencia: o se cree o no se cree.
Es cuestión de elegir:
--¡Cree y tendrás una visión nueva, honda, profunda... de la vida.
–-Piensa, sé honrado contigo mismo, admite sólo lo que ves y lo que entiendes... Te sentirás más "tú mismo".
SENTIDO COMO FINALIDAD-II.-¿Sentido de la vida como un "para qué? ¿Sentido como "vocación"? Entonces, ¿cuál es la "vocación" de cada uno?
También de la palabra "vocación" se adueñaron los jerarcas de la credulidad. En otros tiempos hacían "descubrir" la vocación del niño encerrándolo en un monasterio a los ocho, a los doce años... induciéndole que ésa era su vocación, el sentido de su vida. También el concepto "vocación" hay que arrancárselo a la creencia..
El "para qué" estamos en este mundo puede tener connotaciones de elevada filosofía, pero también de sentido común. Prefiero las del sentido común: descubrir lo que nos gusta, hacer bien lo que hacemos, ser nosotros mismos.
El centro de nuestra vida ha de ser el propio yo; no podemos consentir que "otros", incluso con fines bienintencionados, dirijan nuestro destino. Y menos que "los otros" se conviertan en objetivo de nuestra venganza.
Como en muchos asuntos paralelos, elucubran primero y pontifican después; crean la necesidad y aportan el remedio; provocan la herida y aportan la curación. A fuerza de decir que la vida no tiene sentido sin Dios, hasta nos lo hemos creído.