Pregúntale al Papa
Personalmente aliento la esperanza de que, aprovechando la presencia del Papa en su próxima visita a España, se le puedan formular algunas de las siguientes preguntas:
. ¿Hasta cuando, por qué y para qué la Iglesia del “Amén” siempre, en todo y con todos?
. ¿Responden la Iglesia y los “funcionarios” que la representan con carácter y connotación jerárquicas, a las necesidades y demandas del mundo actual definido fundamentalmente por el pluralismo?
. ¿Para cuándo restringir la exuberancia actual de dogmatismos, como en el caso tan asiduo de que “fuera de la Iglesia- católica, por supuesto- no hay salvación”?
. ¿Qué porción de verdad sigue teniendo la teoría que ella predica y practica, de que “cuando estamos en minoría os exigimos la libertad en nombre de vuestros principios, pero cuando somos mayoría os la negamos en nombre de los nuestros”?
. ¿Es y se emplea siempre, casi siempre o nunca, la palabra como instrumento y medio de comunicación y de la verdad, o como de poder y autoridad?
. ¿Hasta cuándo ha de perdurar la pretensión exclusivista de la Iglesia de Roma de ser ella la única y verdadera Iglesia de Cristo?
. ¿Seguirá defendiendo la Iglesia mantener la rigidez de estructuras ciertamente inadecuadas ya, según unos y, según otros, hasta fosilizadas?
. ¿Para cuándo el convencimiento, jerárquico o no, de que las estructuras no actualizadas son indefectiblemente graves obstáculos para la misión y la vida cristiana?
. ¿Es “anatematizable”, de por sí y sin más, la duda de algunos de si ésta fue y es ciertamente la Iglesia de la que Cristo fue su fundador?
. ¿Se cree de verdad hoy que, con la fundación de la Iglesia, Cristo señaló el fin de los sistemas religiosos de entonces, incluido el judío, que basaba la salvación fundamentalmente en el exquisito cuidado y respeto para el rito y las normas, y no en la práctica, conducta y comportamientos?
. ¿Hasta qué punto es creíble y admisible que tan férrea unidad doctrinal profesada en algunos tiempos en la Iglesia se debió, y se debe, en parte al deseo e imposición de reyes y emperadores por asegurar la mayor uniformidad posible por motivos políticos?
. ¿Son de por sí desechables las dudas de algunos de si, al menos en apariencia, tiene o no vigencia la idea de la figura del Papa-Rey, ex-señor feudal de los Estados Pontificios, y no pontificios, con plena potestad en el orden legislativo, judicial y ejecutivo, hasta mantener y encarnar la última monarquía absoluta en el Occidente?
. ¿En qué límites y proporciones ciñen y coartan la Iglesia y su teología oficial la libertad de investigación, opinión y expresión no sólo dentro, sino hasta fuera de ella misma?
. En unos tiempos en los que los cambios sociales son tan acelerados, radicales y universales, ¿es o no válida y procedente la identificación de la Iglesia y del Papado con las corrientes más conservadoras?
. La “pastoral del miedo” ha sido y sigue siendo instrumento de convicción dentro de la Iglesia…? ¿Es este método ciertamente evangélico, convincente y edificante?
. ¿Desacreditan al Evangelio especialmente quienes por su ministerio no siguen el ejemplo de su Fundador, que fue crítico con las autoridades religiosas judías, con el poder político, con la religión y teología oficiales, con los poderes económicos y con la sociedad patriarcal de entonces?
. ¿Es o no cristiano vivir en conflicto también con la Iglesia oficial al menos en determinados tiempos y ocasiones?
.¿Por qué el Papa y los obispos son noticia, con mayor frecuencia en temas relacionados con la sexualidad, que no con los de la política, la economía, la igualdad, la solidaridad, las discriminaciones, los malos tratos, la ecología, el compromiso, la hipocresía...?
. ¿Cómo hacer creer a propios y a extraños que la sagrada liturgia, por encima de todo, es una proclamación de las acciones admirables realizadas por Dios en la historia de la salvación –misterio de Cristo-, siempre presente y actuante?
. Definir y reconocer a la Iglesia como “experta en humanidad” es hoy una de las aspiraciones más pretendidas y acariciadas… ¿Poseen sus miembros jerárquicos tal titulación y sensibilidad, y actúan en la práctica en conformidad con la misma?
. ¿De dónde puede proceder el sentimiento de superioridad que no pocos seglares aseguran descubrir como inherente al clero-funcionariado, por lo que es necesaria y urgente la “desclericalización” de la Iglesia, y más reconociéndose que Jesús fue y actuó siempre como un laico?
. ¿Qué pensar acerca del futuro de los “profesionales de la religión, o de la Iglesia” y de que los cristianos, por cristianos, están llamados a ejercer algún, o algunos ministerios, sin que este término haya que someterlo a ningún tipo de escamonda?
. ¿Para cuándo la reforma que necesita la Curia Romana? ¿Es posible, a no ser mediante un portentoso milagro, que se pueda reformar sin antes haberse uno reformado a sí mismo, y en este caso con la activa intervención de las Conferencias Episcopales?
. ¿Hasta cuando, por qué y para qué la Iglesia del “Amén” siempre, en todo y con todos?
. ¿Responden la Iglesia y los “funcionarios” que la representan con carácter y connotación jerárquicas, a las necesidades y demandas del mundo actual definido fundamentalmente por el pluralismo?
. ¿Para cuándo restringir la exuberancia actual de dogmatismos, como en el caso tan asiduo de que “fuera de la Iglesia- católica, por supuesto- no hay salvación”?
. ¿Qué porción de verdad sigue teniendo la teoría que ella predica y practica, de que “cuando estamos en minoría os exigimos la libertad en nombre de vuestros principios, pero cuando somos mayoría os la negamos en nombre de los nuestros”?
. ¿Es y se emplea siempre, casi siempre o nunca, la palabra como instrumento y medio de comunicación y de la verdad, o como de poder y autoridad?
. ¿Hasta cuándo ha de perdurar la pretensión exclusivista de la Iglesia de Roma de ser ella la única y verdadera Iglesia de Cristo?
. ¿Seguirá defendiendo la Iglesia mantener la rigidez de estructuras ciertamente inadecuadas ya, según unos y, según otros, hasta fosilizadas?
. ¿Para cuándo el convencimiento, jerárquico o no, de que las estructuras no actualizadas son indefectiblemente graves obstáculos para la misión y la vida cristiana?
. ¿Es “anatematizable”, de por sí y sin más, la duda de algunos de si ésta fue y es ciertamente la Iglesia de la que Cristo fue su fundador?
. ¿Se cree de verdad hoy que, con la fundación de la Iglesia, Cristo señaló el fin de los sistemas religiosos de entonces, incluido el judío, que basaba la salvación fundamentalmente en el exquisito cuidado y respeto para el rito y las normas, y no en la práctica, conducta y comportamientos?
. ¿Hasta qué punto es creíble y admisible que tan férrea unidad doctrinal profesada en algunos tiempos en la Iglesia se debió, y se debe, en parte al deseo e imposición de reyes y emperadores por asegurar la mayor uniformidad posible por motivos políticos?
. ¿Son de por sí desechables las dudas de algunos de si, al menos en apariencia, tiene o no vigencia la idea de la figura del Papa-Rey, ex-señor feudal de los Estados Pontificios, y no pontificios, con plena potestad en el orden legislativo, judicial y ejecutivo, hasta mantener y encarnar la última monarquía absoluta en el Occidente?
. ¿En qué límites y proporciones ciñen y coartan la Iglesia y su teología oficial la libertad de investigación, opinión y expresión no sólo dentro, sino hasta fuera de ella misma?
. En unos tiempos en los que los cambios sociales son tan acelerados, radicales y universales, ¿es o no válida y procedente la identificación de la Iglesia y del Papado con las corrientes más conservadoras?
. La “pastoral del miedo” ha sido y sigue siendo instrumento de convicción dentro de la Iglesia…? ¿Es este método ciertamente evangélico, convincente y edificante?
. ¿Desacreditan al Evangelio especialmente quienes por su ministerio no siguen el ejemplo de su Fundador, que fue crítico con las autoridades religiosas judías, con el poder político, con la religión y teología oficiales, con los poderes económicos y con la sociedad patriarcal de entonces?
. ¿Es o no cristiano vivir en conflicto también con la Iglesia oficial al menos en determinados tiempos y ocasiones?
.¿Por qué el Papa y los obispos son noticia, con mayor frecuencia en temas relacionados con la sexualidad, que no con los de la política, la economía, la igualdad, la solidaridad, las discriminaciones, los malos tratos, la ecología, el compromiso, la hipocresía...?
. ¿Cómo hacer creer a propios y a extraños que la sagrada liturgia, por encima de todo, es una proclamación de las acciones admirables realizadas por Dios en la historia de la salvación –misterio de Cristo-, siempre presente y actuante?
. Definir y reconocer a la Iglesia como “experta en humanidad” es hoy una de las aspiraciones más pretendidas y acariciadas… ¿Poseen sus miembros jerárquicos tal titulación y sensibilidad, y actúan en la práctica en conformidad con la misma?
. ¿De dónde puede proceder el sentimiento de superioridad que no pocos seglares aseguran descubrir como inherente al clero-funcionariado, por lo que es necesaria y urgente la “desclericalización” de la Iglesia, y más reconociéndose que Jesús fue y actuó siempre como un laico?
. ¿Qué pensar acerca del futuro de los “profesionales de la religión, o de la Iglesia” y de que los cristianos, por cristianos, están llamados a ejercer algún, o algunos ministerios, sin que este término haya que someterlo a ningún tipo de escamonda?
. ¿Para cuándo la reforma que necesita la Curia Romana? ¿Es posible, a no ser mediante un portentoso milagro, que se pueda reformar sin antes haberse uno reformado a sí mismo, y en este caso con la activa intervención de las Conferencias Episcopales?