La eucaristía no trata de aplacar la ira de Dios

Prefiero dejar abierto el espacio para que todos puedan opinar sobre lo que escribo. En los comentarios hay de todo. Cuando me critican, todavía me quedan muchas más deficiencia; si la crítica negativa les sirve para el desahogo mejor aún. Pero como en los múltiples comentarios al último post se ve una gran confusión sobre la celebración eucarística, me permito clarificar un poco.

1. En el post anterior afirmé algo elemental: el Vaticano II nos regaló un documento sobre la reforma litúrgica buscando que los cristianos crezcamos en la fe o experiencia del misterio. Para el encuentro personal y comunitario con ese misterio que es el acontecimiento Jesucristo, urge que todos participemos “consciente, piadosa y activamente en la acción sagrada”. Y esa participación no se logra sin más volviendo al latín.

2 La Ultima Cena de Jesús fue un gesto profético muy significativo en el proceso de su conducta histórica. En este proceso los evangelios resaltan las “comidas de Jesús con los pobres”. En intimidad con el Padre misericordioso, Jesús movido a compasión hizo suyo el sufrimiento de los excluidos, afirmando con su forma de actuar, que sólo en la medida en que trabajemos por erradicar la exclusión, la religión tiene sentido. Por la vida y dignidad para todos, la existencia, las acciones, y la muerte de Jesús fueron apasionadas por la fraternidad, y sacrificadas por amor a esta causa. Lo expresó en el gesto de la Ultima Cena: “tomad y comed”; esta es mi vida; procurad “re-crearla” en vuestra conducta. Se comprende que el Cuarto Evangelio en vez de la última Cena, traiga el lavatorio de los pies: “os ha dado ejemplo, para que vosotros hagáis lo mismo”.

3. El gesto de la Ultima Cena resume de algún modo todo el significado que tienen la vida y la muerte de Jesús quien prometió hacerse presente cuando sus discípulos reunidos en su nombre, renovaran ese gesto: “haced esto en memoria mía”. Jesucristo resucitado se hace presente en la celebración eucarística como alimento –pan y vino- para nuestra vida. Jesús vivió y murió apasionado por realizar la voluntad del Padre: que todos tengan vida, la fraternidad o reino de Dios. Por esa causa entregó su vida hasta la muerte. Por eso su amor o apasionamiento llevó consigo el sacrificio, la entrega dolorosa.

Toda la existencia de Jesús incluida su muerte fue sacrificial. Pero entendamos bien la novedad cristiana de este calificativo. En un esquema religioso común, nos figuramos una divinidad omnipotente y en las alturas, a la que debemos tener de nuestra parte para que nos conceda beneficios y para evitar castigos; para eso le ofrecemos sacrificios. Pero según la fe cristiana, el verdadero Dios “quiere misericordia y no sacrificios”.

Jesús pasó por el mundo haciendo el bien y curando enfermos “porque Dios estaba en él”. Toda la existencia de Jesús incluida su muerte, estuvo animada por esa presencia de Dios que es amor ni no sabe más que amar. La vida de Jesús hasta su muerte sacrificada. Pero sacrificio aquí no significa empeño del ser humano para aplacar a una divinidad ofendida y sedienta de reparar su honor. Más bien es la expresión del amor de Dios encarnado en la humanidad que, alcanzada y transformada por ese amor, es capaz de entregar su propia vida para que todos puedan vivir.

4. La eucaristía es sacrificio representativo y sacramental de aquella “Ultima Cena” que incluye la vida y la muerte de Jesús. Se celebra para que los cristianos configuremos nuestra conducta según el espíritu de Jesucristo. En la celebración eucarística no se trata de aplacar la ira de Dios y convencerle de que nos ame. Se trata de consentir en la presencia de Dios manifestado en Jesucristo, y de abrirnos incondicionalmente a esta presencia de amor.

Quizás ahora se comprenda mejor que la primera preocupación de la Iglesia en el Vaticano II, al proponer la reforma litúrgica, no fue cambiar del latín a las lenguas vernáculas –lo cual parece elemental e imprescindible”- sino ayudar a que los fieles participemos en la celebración “consciente, piadosa y activamente”
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