Cuaresma para acoger sabiduría

La cuaresma es una oportunidad para acoger la sabiduría divina que resplandece en Jesús. En esta línea va el mensaje del Papa para esta Cuaresma

Lo distintivo del sabio es la prudencia y la sensatez con la que usa sus conocimientos. Este último aspecto es decisivo. Hay personas que no han tenido la oportunidad de estudiar, pero son realmente sabias, ya que lo que saben lo usan para ayudar a los demás y vivir bondadosamente. La buena sabiduría brota del amor. No es extraño que San Pablo contraponga la “sabiduría de este mundo” a la “sabiduría divina” (1 Cor 1,20), y califique a la sabiduría de este mundo de “necedad a los ojos de Dios” (1 Cor 3,19). Está claro: la sabiduría de este mundo sólo piensa en el propio beneficio y en el propio interés. En cambio, la divina brota del amor y encuentra en la entrega total de Cristo en la Cruz, como expresión suprema de amor y perdón, su expresión más acabada (1 Cor 1,23-31).

Los contemporáneos de Jesús recuerdan su sabiduría al contraponer su enseñanza a la de los escribas. Estos últimos conocían muy bien la ley, pero no eran sensibles a las necesidades de las personas; a los escribas les importaba su prestigio personal y el que se reconociese su “mando en plaza”. A Jesús le importa la persona, fatigada y cansada, necesitada de comprensión y alivio. Por eso sus palabras son conformes a las que el Antiguo Testamento atribuye a la Sabiduría divina. El texto de Mt 11,28-30 (venid a mi los que estáis fatigados y yo os daré descanso) se corresponde con Eclo 24,19-20 (quien venga a mi no tendrá ya hambre porque mi heredad es más dulce que la miel).

Jesús promete a los suyos el don de la sabiduría (Lc 21,15). La cuaresma es una oportunidad para acoger esta sabiduría divina que resplandece en Jesús. En esta línea me parece que va el mensaje del Papa para esta Cuaresma: la cuaresma es un tiempo para creer, es decir, para recibir a Dios en nuestra vida y permitirle poner su morada en nosotros. El tiempo de cuaresma está hecho para esperar, para dirigir la mirada a la paciencia de Dios. Y, finalmente, la cuaresma es un tiempo para amar. Y amar hoy, dice el Papa, es cuidar a quienes se encuentran en condiciones de sufrimiento, abandono o angustia a causa de la pandemia de covid-19.

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