Obra del Hermano José Luis Martínez 'San Juan de Dios, fundador de la Orden Hospitalaria'

(Carlos M. García Nieto*).- José Luis Martínez Gil, San Juan de Dios, fundador de la Orden Hospitalaria, Madrid (Editorial Hospitalaria) 2015, 460 páginas, 24 x 17 cm., presentación de Jesús Etayo Arrondo -general de la Orden Hospitalaria- y prólogo de Miguel Ángel Varona Alonso -provincial de la Orden en Castilla-, ilustración de portada del pintor italiano Igino Cupelloni.

Tenemos ante nosotros la versión divulgativa -para el gran público- de una tesis doctoral, defendida por el autor en la Universidad Pontificia de Salamanca, donde obtuvo el título de doctor en Teología con una brillante calificación. Suponía un punto de llegada tras varios años de trabajo concienzudo y silencioso en el Archivo Secreto Vaticano, en cuya Escuela de Paleografía, Diplomática y Archivística obtuvo el prestigioso título de diplomado en Archivística. Todo ello compatibilizando su trabajo en la Farmacia Vaticana y como enfermero pontificio.

Nos presenta una obra de suma importancia, tanto para la Orden Hospitalaria a la que pertenece, como para la comunidad científica en general e historiográfica en particular: San Juan de Dios, fundador de la Orden Hospitalaria, publicado por la Provincia religiosa de Castilla, en una versión que añade un quinto capítulo de santos, beatos, venerables y siervos de Dios de la Orden.

Obra encaminada a la formación de religiosos, profesores, voluntariado hospitalario, personal socio-sanitario y auxiliar, bienhechores, amigos del santo, y al público en general. Ofrece, sin lugar a dudas, un servicio impagable por el esfuerzo que supone adaptar aquel primer trabajo de investigación -San Juan de Dios, fundador de la Fraternidad Hospitalaria, primera tesis doctoral que ahondaba desde la ciencia histórica en la figura de san Juan de Dios- al gran público.

El autor no sólo ha escrito trabajos de carácter biográfico -se cuentan por decenas las voces escritas en el Diccionario Biográfico Español de la Real Academia de la Historia-. También se ha destacado en la edición de fuentes históricas, faceta muy importante en el historiador que fray José Luis Martínez la desarrolla con absoluta solvencia. En este sentido está el Proceso de beatificación de san Juan de Ávila y después otro proceso, el de su santo fundador, San Juan de Dios, que junto a Antón Martín, pionero del voluntariado social, conforman una sólida trilogía en la BAC Maior.

Todo ello publicado tras hacerse eco de una urgencia lanzada por el concilio Vaticano II: que cada Orden o institución religiosa ahondara en sus raíces, bebiera de sus fuentes, re-descubriera el espíritu de sus fundadores, a fin de revitalizar su espíritu primigenio. Las investigaciones de Martínez Gil no hacen sino hacerse eco de esta urgencia conciliar y erigirse en fuentes de obligado estudio para todo investigador que se asome a esta época y a estos personajes.

Es cierto que la figura de san Juan de Dios ha sido objeto de varios estudios. Cuando podría pensarse que se trataba de un tema agotado, el trabajo inquieto y constante del autor ha sacado a la luz documentos inéditos que animan el debate sobre su carisma y sorprende a todos con una imagen del santo más genuina, más histórica, más limpia de adherencias o intereses de cada momento sociológico, mucho más "hospitalaria" en definitiva.

Una biografía llamada a algo más que satisfacer una curiosidad intelectual: la imitación del iniciador de un carisma, el de la fraternidad hospitalaria, tan primitivo como el mismo Evangelio; y tan nuevo como que siempre se está actualizando en hombres y mujeres que dejan su vida de manera anónima en lugares remotos, o en situaciones que podríamos calificar como infrahumanas y no siempre valoradas desde este Occidente del bienestar auto-complaciente y narcisista.

El trabajo que nos presenta Martínez Gil va en la línea fiel que su santo fundador ha legado a la Fraternidad Hospitalaria: el trabajo humilde y silencioso, sin vanos protagonismos. Así era san Juan de Dios y así siguen siendo sus hijos: la caridad sencilla y alegre, al servicio de los demás, discretamente, sin aspavientos; precisamente una de las notas que más distinguen a san Juan de Dios: la humilde discreción en su obrar.

En un siglo, el xvi, en el que España deslumbra por sus letras -es el Siglo de Oro de la literatura castellana- o se admira por su santidad -ahí están los místicos, los apóstoles y misioneros: Teresa de Jesús y Juan de la Cruz, Ignacio de Loyola y Francisco Javier-..., un hombre de origen toledano se pasea por las calles de Granada recogiendo miseria y pasando por loco, por mendigo; sirviendo a locos y mendigos como al mismo Cristo.

Es esa caridad llena de calidez la que la Iglesia sigue animando en los seguidores de san Juan de Dios. Un hombre cuyos ojos no llegaron a ver culminado el carisma en una Orden religiosa, pero que lo vivió a tal extremo como para seguir alentándolo pasados varios siglos. Huyendo de todo protagonismo, pasó haciendo el bien y entregándolo a manos llenas. San Juan de Dios aparece a nuestros ojos como intercesor y modelo de santidad, especialmente para sus hijos: sin estériles pretensiones de ser grandes, seguir calladamente aliviando el rostro dolorido de ese Cristo a quien sirven. La lectura de este bello libro hace aún más atractiva y diáfana la figura de este hombre de Dios.


*Carlos M. García Nieto,
Catedrático de Historia de la Iglesia,
I.S.E.T. San Ildefonso de Toledo

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