La 60ª Asamblea General de la Conferencia Nacional de Obispos Brasileños (CNBB) se clausuró el viernes 28 de abril con la celebración final en la que la nueva presidencia y los presidentes de las 12 comisiones en que se divide la CNBB asumieron sus nuevos cargos.

Un tiempo de trabajo vigoroso

En un encuentro con la prensa, la presidencia analizó la última asamblea y trazó brevemente la dirección a seguir en los próximos cuatro años. Partiendo de la idea de que "toda asamblea general es un Pentecostés, una experiencia de comunión", el arzobispo de Porto Alegre y presidente de la CNBB, Mons. Jaime Spengler, definió la 60ª Asamblea como unos días marcados por "temas pertinentes a la vida de la Iglesia y también de nuestro pueblo", una agenda compleja marcada por las numerosas elecciones que han tenido lugar. Para los próximos cuatro años, espera que sea "un tiempo de trabajo vigoroso", ante la "complejidad de la época que exigirá discernimiento, sensatez y capacidad de colaboración para dejar nuestras comunidades y nuestro Brasil un poco mejor a las generaciones futuras".

Agradeciendo a sus hermanos obispos la confianza depositada en él para formar parte de la presidencia, Mons. João Justino de Medeiros Silva, arzobispo de Goiânia y vicepresidente primero, definió a la CNBB como el principal grupo de servicio de la Conferencia Episcopal. Desde ahí hizo ver que fueron elegidos para servir y hacer que la conferencia realice su servicio de estar al servicio de la evangelización en la Iglesia de Brasil. Algo que está marcado por las Directrices para la Acción Evangelizadora de la Iglesia en Brasil, que sólo serán aprobadas en 2025 tras las decisiones del Sínodo de la Sinodalidad. El arzobispo destacó el trabajo de las 12 comisiones episcopales que forman el Consejo Episcopal de Pastoral (CONSEP), que se reúne 6 veces al año, y el Consejo Permanente que se reúne 3 veces al año.

Colegialidad, sinodalidad y comunión

La lógica del poder que Jesús ofrece, que es la lógica del servicio, fue presentada por Mons. Paulo Jackson Nóbrega de Sousa, obispo de la Diócesis de Garanhuns y vicepresidente segundo, que destacó la presencia de las diferentes regiones en la presidencia. Él ve la nueva presidencia como un grupo de servicio a sus hermanos obispos y a las Iglesias locales, en línea de colegialidad, sinodalidad y comunión, insistiendo en que "la CNBB existe para ser un misterio de comunión", para animar el trabajo pastoral y articular los servicios. Citando a San Juan Crisóstomo, que dijo que la Iglesia es Sínodo, el obispo llamó a caminar juntos desde una mística de comunión que nace de la Santísima Trinidad. Para que esto ocurra, llamó a construir una cultura del encuentro, para colaborar con el gran proceso de reconciliación en Brasil, algo que nace del corazón de Jesús.

El secretario general de la CNBB tiene la misión de gestionar, dinamizar y hacer realidad lo que la conferencia decide en la Asamblea General. Mons. Ricardo Hoepers, obispo de Rio Grande, que desempeñará este servicio en el próximo cuatrienio, destacó en su misión el objetivo de integrar las 12 comisiones con sus asesores para dar una dinámica a nivel nacional y en los regionales. Insistió en el trabajo de integración, dando continuidad a lo que se venía haciendo muy bien hasta ahora, afirmando que algunas cosas serán perfeccionadas. Todo ello en comunión con el CONSEP, que celebrará su primera reunión en mayo, y con el Consejo Permanente, que se reunirá por primera vez en junio.

Promover la reconciliación

Mons. Jaime Spengler insistió en la promoción de un trabajo de reconciliación, describiendo la situación que vive Brasil, con familias divididas, comunidades divididas e incluso clero dividido. En este sentido, la Campaña Fraternidad 2024, que tiene como tema "Fraternidad y amistad social", y la encíclica "Fratelli Tutti" como telón de fondo, fue presentada como el camino. Esto en un país con enormes índices de violencia, violencia del lenguaje, en el uso de los medios de comunicación, que pueden ser promotores de una cultura de paz, según Mons. Paulo Jackson. Llamó a dar pasos significativos para superar la violencia en todos los niveles, superar la confrontación e iniciar un debate de ideas.

El único miembro de la presidencia anterior en la actual es Mons. Jaime Spengler, que recordó que "en la presidencia anterior fuimos duramente probados por la pandemia, tuvimos que reinventarnos en varios aspectos". El presidente destacó el trabajo de Mons. Walmor Oliveira de Azevedo y toda la presidencia, afirmando haber hecho lo que se les pidió y llamando a la continuidad de los trabajos, especialmente en lo que se refiere a la sinodalidad y a la gestión. Una continuidad que, según Mons. João Justino, se expresó en el hecho de que, durante la celebración de la toma de posesión de la nueva presidencia, Mons. Walmor Oliveira de Azevedo hizo entrega a Mons. João Justino del cargo de presidente.

Misión de la Iglesia es evangelizar

Una continuidad que viene del hecho de que "la misión de la Iglesia es evangelizar, presentar a Jesucristo como la razón última y primera de nuestra existencia", según Mons. Paulo Jackson. En la línea de continuidad destacó que durante la administración anterior la presidencia había optimizado los 19 regionales, afirmando que la presidencia y los órganos de articulación de la CNBB pueden dar una gran ayuda a las diócesis, recordando la existencia de diócesis muy sencillas, muy pobres, que quizás necesitan mucho apoyo de la presidencia y de la estructura que tiene la CNBB.

Una presidencia que en la voz de su presidente hizo un llamado a ser instigada, ayudada a poder llevar a buen término la misión que la CNBB tiene para que Brasil y la propia Iglesia puedan ser mejores en el futuro.