Las parábolas... ¿Cuándo fue?... Jesús

¿Cuándo fue?
¿Cuándo fue?

Pero, ¿cuándo fue que nos permitimos complicar el mensaje de salvación que Jesús predicó y vivió? ¿Por qué sentimos la necesidad de explicar con nuestras palabras aquello que Jesús dijo claramente?

Los textos evangélicos recogen numerosas parábolas que Jesús utilizó para que la gente, sus seguidores y discípulos pudieran comprender todo el significado de sus enseñanzas, y procurando vivirlas se acercaran más a Dios que nos ama.

Son textos sencillos, simples, unas de esas parábolas son ejemplos sacados de la vida, narraciones de pequeños hechos que seguramente constituían el entramado del día a día de todos sus seguidores. Otras son reflexiones acerca de hechos ocurridos y seguramente comentados por todos. Otras llevan a reconocer el poder y el querer de Dios que más allá de cuanto simplemente ocurre, muestran su amor a los hombres. 

El paso de los siglos nos ha ido llevando a analizar estas parábolas de Jesús, a estudiarlas pretendiendo entender no con el corazón sino con la cabeza aquello que el Maestro aun hoy nos está diciendo. Y así poco a poco la predicación de Jesús ha necesitado ser explicada, en lugar de ser llevada a la vida con sencillez.

Quedándonos simplemente con aquello que nos transmiten las parábolas recogidas en los evangelios no nos faltan ni elementos, ni ejemplos sencillos, comprensibles y asequibles para la mayoría, que nos ayudan a nuestra conversión, a caminar más cerca del Maestro.

Pero, ¿cuándo fue que nos permitimos complicar el mensaje de salvación que Jesús predicó y vivió? ¿Por qué sentimos la necesidad de explicar con nuestras palabras aquello que Jesús dijo claramente?

Su mensaje salvador manifestado en el acercamiento a pobres, enfermos, lisiados, abandonados, ladrones, niños, pescadores, hambrientos, viudas, tantos otros, no es ya un mensaje claro, un señalarnos el camino que nos irá acercando a Dios porque nos irá mostrando el camino de la verdadera curación de nuestro propio orgullo, desamor, cerrazón o superioridad.

Intentar vivir sin complicaciones esa parte de los evangelios que son las parábolas nos llevaría sin duda por el camino del amor y de la salvación.

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