En la Biblia se nos narra el relato de la amistad de David con Jonatán, hijo del rey Saúl, se narra lo que es una auténtica amistad (1 Sa 18, 1-3 ss).

Ni el respeto que Jonatán tenía hacia su padre le hizo desistir de esta relación íntima entre estos dos hombres. Jonatán quería a David como a sí mismo y lo demostró con hechos. De tal modo que cuando Saúl decidió matar a David, Jonatán salió en defensa de su amigo diciendo a su padre: “¿Por qué habrá que atentar su majestad contra la vida de un inocente, tratando de matar a David sin motivo?”. El hijo del rey tenía motivos de recelar en contra de David visto el aprecio que el pueblo le tenía, había una posibilidad de que el trono de su padre fuera a recaer a David. Ningún tipo de desconfianza aparece en la narración bíblica sino todo lo contrario.

Es que en realidad un amigo es un tesoro, la Sagrada Escritura nos lo narra: “Un amigo fiel es una protección segura, el que lo encuentra ha encontrado un tesoro. Un amigo fiel no tiene precio, su valor no se mide con dinero” (Ecle 6, 14-5).

Tener un buen amigo es un motivo de acción de gracias al Señor y también hacer todo lo posible para conservarla. No sería justo tratar al amigo sin consideración. Texto: Hna. María Nuria Gaza.