Made in Euskadi

Este pasado fin de semana, el líder del PNV, Iñigo Urkullo, con motivo de un acto en memoria del fundador de su partido, Sabino Arana, hablo, entre otros temas, de, y según se recoge en un diario de tirada nacional, acuñar valores como "el ingenio, el emprendizaje, el conocimiento, la calidad y la innovación" como "una marca propia que nos sitúe entre las economías más avanzadas del mundo". Urkullu dijo que ha llegado el momento de hacer un esfuerzo para que se reconozca el "made in Euskadi" en el ámbito internacional como "un sello distintivo que sea referente inequívoco de progreso".

Non solum sed etiam.

La propuesta del señor Urkullo me sugiere las siguientes reflexiones:
• Cuando habla de un “made in Euskadi” ¿se refiere a un sello físico?
• ¿Acaso el espíritu emprendedor, la capacidad de trabajo, la vocación misionera, la fe, el respeto a Dios y a las tradiciones, la tradición viajera, … y otras características no han sido distintivo de este pueblo, sin necesidad de “sello” alguno?
• En una sociedad, cada día más diversa cultural y étnicamente, ¿tiene sentido perseguir un reconocimiento particular, referido a una comunidad concreta? O más bien ¿el futuro ha de caminar hacia un reconocimiento más como sociedad, como ciudadanía que se distingue por ciertos valores que como “pueblo particular” que hunde sus raíces en los orígenes de la construcción de la sociedad afincada en esta tierra, y que hoy, cada día más, son una parte importante, pero no la única de una nueva sociedad que habita estas tierras?

Made in Euskadi reconocido ha sido desde siglos atrás nuestra cultura gastronómica, nuestros deportes rurales, una geografía que comparte con todo el Norte de la Península Ibérica; Made in Euskadi ha sido el espíritu emprendedor de tanto empresario vasco, de los creadores del modelo cooperativista exportado a los cinco continentes; Made in Euskadi ha sido el distintivo de las aficiones deportivas modelo de comportamiento en casa y fuera de ella; made in Euskadi ha sido el seguimiento a Jesús de Nazaret al estilo jesuita; made in Euskadi el modelo de diócesis misionera; made in Euskadi ha sido también, y aunque nos duela, el terrorismo de ETA. Pero Made in Euskadi ha sido también, y desde el consenso más absoluto, los esfuerzos por la paz (recordemos aquel ETA NO, VASOS SÍ), los logros deportivos, las fiestas populares; eventos internacionales; artistas reconocidos en todo el orbe; made in Euskadi es La restauración de la catedral de Santa María, el Kursal y el Guggenheim.

Hace siglos que ya hay un made in Euskadi, el que han logrado miles de vascos “en gerundio”, el que se ha logrado desde la máxima de san Benito del “ora et labora” o en su versión popular “a Dios rogando y con el mazo dando”; el que siguen haciendo hoy todos los que además de “hablar”, “hacen”, construyen sociedad, la nueva sociedad vasca.

Somos muchos los que desde el ámbito social, político, cultural, deportivo, … intentamos cada día aportar nuestro grano de arena que haga de esta una sociedad modélica. En torno al señor Urkullu y en torno a otras muchas personas hay gente, nacida o no en el país Vasco, que trabajan cada día por un mundo mejor.

Quizá, al final todo se reduce a que en la información faltaban dos palabras y la frase quedaba así: “ha llegado el momento de hacer un esfuerzo para que se reconozca AÚN MÁS el "made in Euskadi" en el ámbito internacional como "un sello distintivo que sea referente inequívoco de progreso".
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