Secuestrada, sepultada, incinerada: los secretos del 'caso Orlandi' De Emanuela no queda rastro

Emanuela Orlandi
Emanuela Orlandi

Emanuela fue secuestrada en 1983, fue sepultada en 1997 y fue incinerada, pero la cuestión es: ¿cuándo? Habiendo publicado diversos artículos sobre el caso Orlandi, como El Ganglio, poder oculto; El secuestro de Emanuela I-IV, La tumba de Emanuela, Adiós, Emanuela, revisamos atentamente el horrible proceso en el que de Emanuela no queda rastro

Emanuela Orlandi, hija de un empleado vaticano, desaparece en Roma el 22 de junio de 1983. La desaparición se produce en este contexto: dos años después del atentado contra el papa Wojtyla, uno después de la quiebra del Banco Ambrosiano y del asesinato de su presidente, y uno antes de que el IOR pagara más de 240 millones de dólares a los acreedores del Ambrosiano.

Emanuela fue secuestrada en 1983, fue sepultada en 1997 y fue incinerada, pero la cuestión es: ¿cuándo? Habiendo publicado diversos artículos sobre el caso Orlandi, como El Ganglio, poder oculto; El secuestro de Emanuela I-IV, La tumba de Emanuela, Adiós, Emanuela, revisamos atentamente el horrible proceso en el que de Emanuela no queda rastro.

Creemos. Crecemos. Contigo

1.- Secuestrada

Sabrina Minardi es la gran testigo del secuestro de Emanuela. Nacida en Roma el 15 de junio de 1960, se casó con un futbolista y tuvo una hija. Durante unos diez años, fue amante de Enrico De Pedis, llamado Renato, el jefe de la Banda de la Magliana. Ha sido prostituta y drogadicta. A veces, le falla la memoria, pero “sabe cosas que ninguno conoce”, “dice cosas que ninguno quiere decir”, afirma la periodista italiana Raffaella Notariale en su libro Segreto criminale (2016, 229). Sabrina murió el 7 de marzo de 2025.

Testimonio. “Minardi dice haber llevado a Orlandi a un sacerdote porque se lo había pedido Renatino. Dice que la adolescente llegó al Gianicolo a bordo de un coche conducido por un tal Sergio, chófer de De Pedis. Con ellos estaba la mujer de la limpieza del apartamento en el que la chiquita había estado presa. Esperándolos estaban Minardi y De Pedis, llegados al Gianicolo en el coche de Sabrina. Su función consistía en guiar la BMW de Sergio y llevar la chica hasta la gasolinera del Vaticano donde, le dijeron, debía entregarla a un sacerdote a bordo de un coche con matrícula Ciudad del Vaticano. Mientras la acompañaba, Minardi preguntó a la chica su nombre y esta le dijo llamarse Emanuela”, “estaba consciente, pero no lúcida. Hablaba mal, estaba aturdida, arrastraba las palabras, nombraba a un tal Paolo y le pregunté si la estaba llevando a él”, “estaba aturdida, confusa. Lloraba, reía. Le habían cortado los cabellos de manera obscena”. Sabrina la dejó en manos de “un señor que parece ser un sacerdote”, “con hábitos talares” (Notariale, 209, 10, 289).

El libro de Minardi
El libro de Minardi

Como veremos después, Marco Fassoni Accetti afirma “haber utilizado como alias precisamente el nombre de Paolo” y, cuando le parecía oportuno, utilizaba “hábitos talares”. El 14 de agosto de 2008 la policía encontró la BMW indicada por Sabrina en un aparcamiento de Villa Borghese (Corriere della Sera, 14-8-2008).

La mujer de la limpieza. “Emanuela Orlandi fue secuestrada y llevada a la casa del mar de mis padres, en Torvaianica, cerca de Roma. Renato me dijo que el apartamento le serviría sólo por una noche, era una emergencia. Después, al final, la tuvo allí un par de semanas”. Siempre “estaba sedada, drogada”. “Sé que por un periodo la llevaron a Monteverde”, “en Monteverde había una mujer que hacía la limpieza a Daniela Mobili, se ocupaba un poco de todo, se llamaba Asunta, me parece (después identificada por los magistrados como Asunta Costantini)”, “la Costantini lo desmiente” (Notariale, 10, 303, 281, 286).

Daniela era amiga de Renato, “propietaria del apartamento” del barrio romano de Monteverde, “un apartamento donde habría estado aislada Emanuela Orlandi, en vía Antonio Pignatelli”. “Durante la inspección se encuentra un baño oculto por un muro en un túnel, tal como había asegurado Minardi”. Daniela Mobili dice que con el secuestro de Emanuela “no tiene nada que ver”, que “de 1982 a 1984 estaba en la cárcel” y que “presentará una denuncia por calumnia” (ibidem, 287, 143, 223-224).

El chófer de Renato. “Un día, poco después del encuentro en el Gianícolo, Renato me llevó a comer en un restaurante, en Torvaianica”, “tenía una cita con Sergio”, “decía que era mejor acabar con todo, así no quedan pruebas, no queda nada”. Sergio llevó dos sacos “junto a una hormigonera”, “puso en marcha la hormigonera y echó los dos sacos dentro”, Renato “dijo que en uno de los dos sacos estaba Emanuela”. El chófer de Renato “ha negado tener alguna relación con el asunto” (ibidem, 292-294, 12, 279). Sin embargo, en una escucha telefónica, Sergio admite haber tenido un papel en el secuestro de la hija de un empleado de la Santa Sede: “Lo he hecho por dinero, y no me arrepiento” (Corriere della Sera, 13-3-2010).  La afirmación de Renato, según la cual “en uno de los dos sacos estaba Emanuela”, no encaja con los demás datos disponibles.

Marcinkus
Marcinkus

Blanqueo de dinero. La Banda de la Magliana “había ingresado su dinero en el IOR (Instituto para las Obras de Religión) a través del Banco Ambrosiano, entonces presidido por Roberto Calvi. Ese dinero financiaba el sindicato polaco Solidarnosc sin retornar al remitente. Precisamente por este motivo necesitaba encontrar un modo de chantajear al Vaticano”. “Hubo un periodo en que Renato llevaba siempre grandes bolsas de dinero a casa”, “me las daba para que yo las llevara a monseñor Marcinkus”, “para contar el dinero tenía que ponerlo en montones”, Renato “una vez contó mil millones (de liras) y al día siguiente se lo llevamos a Marcinkus”, “Renato, por lo que me decía, tenía interés en tratar con Marcinkus porque éste le ponía en el mercado exterior el dinero procedente de los negocios de la banda. En mi opinión, no ha sido un secuestro para ganar dinero, ha sido un secuestro indicado. Han raptado a Emanuela para dar un mensaje a alguien”, “a alguien por encima de ellos”, “él hablaba de chantajear a personas muy en alto, dijo que raptar un ciudadano vaticano pondría bajo presión a personas que no se decidían a darles a ellos una cosa. Dijo: Si no nos la dan, nosotros reaccionamos”. Se trataba de “enviar un aviso para el papa” (Notariale, 7, 157, 276, 286, 304). El IOR fue fundado por Pío XII en 1942.

Móvil del secuestro. “Dinero que había ingresado en el IOR a través de monseñor Casimir Paul Marcinkus y que no había vuelto porque había terminado en los bolsillos de Solidarnosc por voluntad de Juan Pablo II”, “en el Vaticano quien debía saber, sabía por qué la chiquita había desaparecido” (ibidem, 35, 303).

Visita sorprendente. Marcinkus “vino a ver a Orlandi en la casa de Torvaianica. Yo sentí que ella se puso a gritar, yo estaba fuera de casa, quería intervenir, pero De Pedis me lo impidió, dijo que nadie la estaba haciendo daño. Me gritó diciéndome que me ocupara de mis asuntos” (Notariale, 276).

Contexto de sexo. “No sabes cuántas chicas le he llevado a Marcinkus”, “eran todas amigas. Se las llevaba porque Renato me decía que lo agradara, que lo viciara”. Al cardenal Ugo Poletti “lo conocí con Renato. Era un contexto de sexo. Yo le había llevado dos chicas a Marcinkus, estaba Renato, estaba Poletti. Y él, el cardenal, tenía mucha, mucha, mucha confianza con Renato. Se veía. Grandes sonrisas, charlaban afectuosamente”. Era “amigo de Renato”, tenían “una estrecha amistad”, “una estrecha amistad hasta el punto que Renato fue sepultado en una basílica, gracias a su intervención” (ibidem,115-116, 86-87).

Logia Propaganda Dos. Renato “conocía a Licio Gelli”, “estaba inscrito en la P2”, “en la lista secreta, aquella que nunca se encontró”. En esos años Minardi había visto muchas cosas. “Una vez intentaron raptar a mi hija y Renato me dijo que, si me olvidaba de todo, a Valentina no le pasaría nada y así ha sido” (ibidem, 83, 266, 290). En el juicio por la quiebra del Banco Ambrosiano Licio Gelli, jefe de la logia P2, fue condenado con seis años y medio de cárcel.

Pago de la deuda. El 25 de mayo de 1984, se firma en Ginebra un acuerdo por el que el IOR, el Banco Vaticano, se compromete a entregar como “contribución voluntaria” a los liquidadores del Banco Ambrosiano la cantidad de 250 millones de dólares: “250 millones de dólares es exactamente la cantidad de deuda que el IOR tenía, en el momento de la quiebra, con el Ambrosiano” (ibidem, 105).

Grave cuestión. ¿Por qué, una vez que el IOR paga la deuda, no es liberada Emanuela?, ¿por qué se prolonga el secuestro?, ¿lo prolonga el Vaticano?, ¿qué verdades inconfesables oculta la historia de Emanuela?, ¿qué secretos de Estado se esconden detrás del secuestro? En una cinta grabada secretamente por Flavio Carboni, brazo derecho de Calvi y cajero de la Banda de la Magliana, se oye la voz del banquero que dice claramente: “Yo le he dicho a la cara a Marcinkus: mire que, si por casualidad resulta por algún contable en Nueva York que manda dinero a Solidarnosc, aquí dentro de poco no quedará piedra sobre piedra” (Maglie, 129).

Fiabilidad. La fiabilidad de Sabrina ha sido cuestionada: “Ha cambiado su versión varias veces”. Sabrina ha sido amenazada. Dice la periodista: “Encontré por primera vez a Sabrina Minardi el año 2000 y conseguí entrevistarla”, “el servicio causó sensación, la mujer fue amenazada, cambió el número de teléfono, pensó alejarse de Roma por un tiempo”, “la vi de nuevo en el otoño de 2009, cuando ella me buscó. Para continuar hablando”, “de Emanuela no se supo nada hasta la Minardi. Es ella quien con sus declaraciones ha reabierto el caso” (ibidem, 7-8, 106-107). Natalina, hermana de Emanuela, dice en una entrevista publicada en el diario italiano La Repubblica: “Estoy convencida de que la señora Minardi dice la verdad. A veces confunde las fechas. Pero, creo, quiero creer, que su confesión es sincera” (27-6-2008).

Il ganglio
Il ganglio

Marco Fassoni Accetti (en adelante, MFA) en el libro Il Ganglio (2014) del periodista italiano Fabrizio Peronaci, reconoce haber colaborado en el secuestro de Emanuela. Nacido en Trípoli el 7 de noviembre de 1955, residente en Roma, casado, “fotógrafo de arte y autor cinematográfico”, fue condenado “por omisión de socorro y homicidio culposo” en el caso del niño uruguayo José Garramón, atropellado el 20 de diciembre de 1983. Es “hijo de un constructor”, “inscrito en una logia masónica vinculada a la P2”. “En los años sesenta, dice MFA, cursé la enseñanza elemental en el colegio San Eugenio”, “desde 1967 hice la enseñanza media en el colegio San Giuseppe”, “el director espiritual y mi confesor era don Pierluigi Celata, que precisamente en aquellos años empezaba a formar parte del servicio diplomático del Estado Ciudad del Vaticano” (Peronaci, 10, 12, 22, 46). El Ganglio es “un grupo de poder cubierto dentro de la Santa Sede”, “podían ser diez-veinte personas”, “pocos eclesiásticos, con la ayuda de pocos laicos”, “en el organismo eclesiástico es un punto neurálgico”, “núcleo oculto de oposición a la línea de la Santa Sede” (ibidem, 45, 49, 55, 346). El Ganglio puede ser una forma de evitar el nombre de la P2.

Complicidad. “He participado, dice MFA, en la idea del secuestro y he sido uno de los principales telefonistas”, “he hablado con Emanuela muchísimas veces: la primera vez, cuando contacté con ella a la salida de clase”. “La primera noche, llevamos a Emanuela a Villa Lante della Rovere, un centro religioso que alquilaba habitaciones”, “la presentamos como Fátima, una joven iraní”.  “El día después sucedió otra cosa. Nos enteramos de que la Comisión entre la Santa Sede y el Estado italiano, constituida para examinar los hechos del IOR, no había llegado a una conclusión. La decisión se aplazaba. La parte mía, sobre todo los laicos, sospechó y decidió retenerla”. “He madurado la decisión de presentarme en la Fiscalía para relatar mi participación en el asunto Orlandi-Gregori”, “he conocido a las dos chicas, sé lo que pasó, dónde fueron llevadas en el primer periodo, pero quede claro: no me he manchado con ningún homicidio”, “Emanuela la vi por última vez en diciembre de 1983”, “Mirella estaba viva en otoño de 1993. No tengo motivo para pensar que estén muertas” (ibidem, 30, 40,19).

Elemento de presión. “No fue un verdadero secuestro”, “Emanuela, aquella tarde delante del Senado, sabía que encontraría a alguien y que no volvería a casa, pero estaba tranquila, convencida de que todo se resolvería pronto”. “Hicimos una señal en el asfalto, una cruz con yeso, y le dijimos que debía pararse en ese punto durante unos segundos, el tiempo de hacerle una fotografía en la que apareciera también, pero ella no lo sabía, el famoso coche, la BMW con De Pedis. Esa foto serviría para comunicar a otros: ¿veis qué podemos hacer? La chica está a dos pasos del boss, antes de desaparecer”, “debía ser un fuerte elemento de presión” (ibidem, 39).  

Móvil del secuestro. El Ganglio estrecha un pacto con el jefe de la Banda de la Magliana, Enrico De Pedis: “El interés del señor De Pedis, dice MFA, sería el de recuperar lo prestado al doctor Calvi, pero a esta operación se opondría monseñor Marcinkus”. En el secuestro de Emanuela “De Pedis fue envuelto en la acción, pero no a petición del jefe del IOR, sino de la facción opuesta, es decir, nosotros”. “El boss estaba interesado en recuperar el dinero prestado a través del Ambrosiano y el Ganglio le hizo creer que el secuestro de dos chicas era un camino eficaz para convencer a los jefes del IOR a pagar” (ibidem, 150-152).

El secreto de Fátima. Para presionar a Marcinkus, “elegimos dos jóvenes chicas y un chico aún más joven de modo que evocara el episodio de Fátima” (ibidem, 73). El atentado contra el papa Wojtyla, el 13 de mayo de 1981, también lo evoca. Se hizo a propósito en esa fecha. En ambos casos se ha utilizado y manipulado el secreto de Fátima.

MFA
MFA

Como Paolo y con sotana. MFA “dice haber utilizado para sí, como alias, precisamente el nombre de Paolo”, también utilizaba “hábitos talares” (ibidem, 253 y 371). En la foto adjunta aparece con sotana saliendo de una iglesia. MFA “con hábitos talares” y “a bordo de un coche con matrícula Ciudad del Vaticano” pudo recoger a Emanuela y llevarla “la primera noche” a Villa Lante della Rovere, centro religioso que alquilaba habitaciones.

Un mensaje para alguien. El secuestro coincide con la reunión de la Comisión entre la Santa Sede y el Estado italiano, constituida para examinar los hechos del IOR. Coincide también con el encuentro de Juan Pablo II con Walesa, líder de Solidaridad, durante el segundo viaje del papa a Polonia (16-23 de junio): “Juan Pablo II se encontró con Lech Walesa (en privado, tal como insistió el Gobierno, y en el último día de su visita” (Bernstein-Politi, Su Santidad, 399). Es decir, el 22 de junio. Ese mismo día, Carlo María Viganó, secretario del Sustituto de la Secretaría de Estado, atendió la primera llamada de los secuestradores (La Repubblica, 01/11/2019).

La misma voz. La voz del segundo telefonista, Mario, fue registrada por los Orlandi. En uno de sus encuentros, MFA le pidió a Peronaci que dejara el móvil en el suelo para estar seguro de que no grababa, resopló varias veces, estiró el diafragma, se frotó la nariz soplando, cerró los ojos para concentrarse y comenzó a hablar velozmente: - “Allora, signor Orlandi, me stai a sentì?... Tu fija ha detto che se chiama Barbarela, che è stuffa  de ‘sta vita piatta, che vole annarsene pe’ conto suo pe’ quarche tempo”. “Impresionante. El mismo timbre. La misma muletilla del que se llamaba Mario, cuya voz registrada la he escuchado más de una vez”, dice el periodista, pero “la Fiscalía ha considerado prioritaria la valoración de la credibilidad de MFA” (Notariale, 237, 78).

Ansioso de protagonismo. El 5 de mayo de 2015 la Fiscalía de Roma se plantea archivar la investigación de los secuestros de Emanuela y de Mirella. MFA es considerado como un “sujeto ansioso de protagonismo”. El 30 de septiembre, el fiscal Giuseppe Pignatone pide archivar la investigación. En desacuerdo con esta decisión se manifiesta el fiscal adjunto Giancarlo Capaldo. Resulta sorprendente: el 3 de octubre de 2019 Pignatone es nombrado presidente del Tribunal Vaticano. Dimite el 31 de diciembre de 2024 al haber cumplido 75 años. Previamente, el 6 de agosto, se da la noticia de que el presidente del Tribunal Vaticano es investigado por la justicia italiana por presunta complicidad con la mafia siciliana.

2. Sepultada

El libro 'Addio Emanuela'
El libro 'Addio Emanuela'

La periodista italiana María Giovanna Maglie en su libro Addio Emanuela (2022) afirma que “a menudo la verdad está mucho más cerca de lo que creemos”, “está contenida en las 197 páginas de anexos a un documento”, “deliberadamente manipulado para hacerlo parecer totalmente falso”, un documento de cinco folios, datado en 1998, denominado “Informe sumario de los gastos efectuados por el Estado Ciudad del Vaticano por las actividades referidas a la ciudadana Emanuela Orlandi”. “Entre las sumas pagadas se podían identificar las referidas a pagos por comida y alojamiento en un albergue de Londres. Había también gastos por desplazamientos, visitas médicas y actividades para gestión de la prensa; más de 21 millones que se habrían gastado en las ‘prácticas finales’ en 1997, año en que se presume haya muerto Emanuela Orlandi. Dinero necesario para el traslado desde el presunto lugar de residencia, es decir, Londres, a Roma para la sepultura”. La autora llega a esta conclusión: “Emanuela primero fue sepultada, después incinerada. La confirmación de esta verdad dramática para la familia, tenaz en la creencia de que la chica pudiera estar aún viva, llegó del papa Francisco cuando, pocos días después de su elección, dijo a Pietro Orlandi y a su madre: Emanuela está en el cielo”. Fue el 17 de marzo de 2013 (Maglie, 6, 79, 185-186, 92).

Gastos del Vaticano. El periodista italiano Emiliano Fittipaldi en su libro Gli impostori (2017, 82-86) publicó los gastos del Vaticano con Emanuela. Son cinco folios y sus anexos. El documento (ver foto adjunta) estaba en el despacho de Lucio Ángel VallejoBalda, secretario de la Prefectura de Asuntos Económicos de la Santa Sede y, también, secretario de la Comisión sobre la Organización de la Estructura Económica y Administrativa (COSEA).

Documento de los gastos
Documento de los gastos

Cinco folios y 197 anexos. “Cinco folios, dice María Giovanna, en los cuales se hace referencia a 197 anexos, que no se han hecho públicos, pero que alguno -al parecer- ha encontrado y consultado. Páginas y páginas más o menos interesantes, entre las cuales Balda ha rastreado seguramente un documento candente: el recibo del marmolista que se ocupó de la sepultura de Emanuela Orlandi en el Cementerio Teutónico, y probablemente también de las pompas fúnebres que se encargaron de la incineración de los restos de la joven. Dos recibos, por tanto, de naturaleza bastante diversa y de periodos diferentes, que -sin embargo- recaen bajo una única voz: ‘tramitación prácticas finales’, una lúgubre alusión al final de Emanuela. Siempre bajo esa voz, es posible que hubiera también otro recibo, el que atestigua la vuelta a Italia del cuerpo de la joven, bajo falsa identidad. Todo habría sucedido antes del año 2000, pues los precios enumerados en el documento de gastos, así como presumiblemente también los recibos, están en liras” (Maglie, 189). Atención, el recibo de las pompas fúnebres que se encargaron de la incineración de los restos de Emanuela no pueden pertenecer a los 197 anexos. Como veremos, la incineración es posterior.

El libro de Fittipaldi
El libro de Fittipaldi

La tumba del ángel. En el verano de 2018 la abogada de la familia Orlandi, Laura Sgró, recibe una carta anónima con este mensaje: “Buscad donde indica el ángel”. Junto al mensaje se adjunta una foto del Cementerio Teutónico. El cementerio se encuentra dentro del Vaticano, junto al Aula Pablo VI. Apoyada en una pared del cementerio se encuentra la estatua de un ángel que tiene abajo un folio con el lema latino: “Requiescat in pace”, “descanse en paz”. Llama la atención: el lema está en singular. En tierra hay una losa dedicada a la princesa Sofía (+1836) y al príncipe Gustavo von Hohenlohe (+1896). “Las tumbas se abrieron el 11 de julio de 2019”, pero “las tumbas estaban vacías” (Maglie, 180-181). La abogada declaró que debajo de la tumba “hay una construcción en cemento armado”. Giorgio Portera, perito de la familia, afirma que la construcción es “bastante reciente”, “incompatible con una sepultura del siglo XIX” (Blitz, 12-7-2019). Pietro Orlandi afirma que algún día antes de la apertura de las tumbas le llamó al teléfono Francesca Chaouqui, que fue miembro de la COSEA: “La señora al teléfono anunció a Pietro que las tumbas estaban vacías” (Blitz, 14-7-2019).

El cuerpo incinerado. Según María Giovanna, “el cuerpo de Emanuela ha estado seguramente en el Vaticano en el Cementerio Teutónico, en la tumba del ángel. Pero no queda rastro. En los famosos documentos figura, en dos momentos diversos, una voz que se llama ‘tramitación prácticas finales’. De hecho, Emanuela fue primero sepultada, después incinerada”, “de la tumba del ángel en el Cementerio Teutónico fue trasladado el cuerpo de Emanuela”, “el cuerpo ha sido hecho desaparecer para siempre, incinerado, para eliminar todo rastro”, “quien ha entrado en contacto con documentos que atestiguan la verdad, en vez de hacerlos conocer, los ha utilizado como salvoconducto para sus propias fechorías. Pero los documentos existen y se sabe dónde están depositados”, “quien los ha visto antes de que fueran sustraídos está seguro de que dicen la verdad” (Maglie, 185-186).

La Tumba del Ángel
La Tumba del Ángel

3. Incinerada

Intercambio de mensajes. María Giovanna parte de las “importantes novedades” que Pietro Orlandi quiere comunicar al papa Francisco referidas a “un intercambio de mensajes entre dos prelados (sic) sobre su hermana Emanuela. Tales mensajes estarían vinculados también a la pista del Cementerio Teutónico, donde en 2019 fueron buscados los restos de la chica” (Maglie, 92).

Conviene advertir que no son “dos prelados”, sino “dos personas cercanas al papa”, que se pueden identificar como miembros de la COSEA, “constituida por el papa Francisco con quirógrafo del 18 de julio de 2013 con el preciso intento de promover un proceso de transparencia de la Santa Sede, muy a menudo acusada por verdaderos o presuntos lados oscuros” (ibidem, 60).

El papa y el cardenal. En esos mensajes se habla de documentos sobre Emanuela que hay que fotocopiar y de “tombaroli”, obreros de tumbas, “a los que hay que pagar en secreto”. Pietro Orlandi afirma el 22 de junio de 2022: “Estamos en un momento crucial”, “tenemos elementos nuevos”, “el papa Francisco está informado, y (también) el cardenal Abril, que entonces era el presidente de la comisión cardenalicia sobre el IOR”, “le he mandado muchos mensajes, pero el cardenal Abril no responde”, “hasta ahora Francisco no ha acogido nunca la petición de audiencia de Pietro Orlandi” (ibidem, 60, 34-35).

Pietro Orlandi
Pietro Orlandi

A principios de 2021, por medio de una persona de confianza, la abogada Laura Sgrò hizo llegar al papa Francisco una breve carta en la que pedía ser recibida porque quería compartir con él “algunas informaciones nuevas sobre Emanuela”: “Esta vez -y por primera vez- Francisco me respondió, invitándome a dirigirme al despacho del Promotor para un pleno intercambio y colaboración”, comenta la abogada.

Septiembre de 2013. En los mensajes se dice también: “Abril (el cardenal) nos dice que debemos ir adelante, que después en septiembre debemos hacer el inventario de las cosas que hemos encontrado. De eso tenemos que avisar al jefe de la Gendarmería Giani. El otro dice: No, no, en absoluto, la Orlandi es una cosa grave, el Papa está con nosotros, nos dice que vayamos adelante”. Atención, se trata de septiembre de 2013. Lo recordamos: Lucio Ángel VallejoBalda, era secretario de la COSEA y Francesca Chaouqui era miembro de la misma Comisión. Obviamente, eran “dos personas cercanas” al papa Francisco.

Fue una farsa. Pietro Orlandi comenta: “En 2019, cuando abrieron las tumbas, en el Vaticano ya conocían esos mensajes, sabían perfectamente que estaban vacías, hicieron una farsa. Pero hubo un problema: una habitación vacía apareció casualmente debajo. No esperábamos que apareciera”. Un empleado, “al remover la tierra en el interior de la tumba dio un golpe más fuerte e hizo un agujero en el suelo”, “y vieron que había una habitación de cemento armado, completamente vacía, sin puertas ni ventanas” (ilfattoquotidiano.it, 9-1-2023).

Robo en la caja fuerte. Lo dice Francesca Chaouqui en su libro Nel nome di Pietro (2017). El 30 de marzo de 2014, dice Balda a Francesca. “Han venido los ladrones, han robado el poco dinero que había, han forzado la caja fuerte. Están verificando aún lo que falta. Documentos, quizá. Había fascículos importantes en la caja fuerte, dossiers secretísimos”, “dossiers sobre el banquero Michele Sindona, sobre los escándalos del IOR, sobre Emanuela Orlandi”. Responde Francesca: “Por tanto no son ciertamente ladrones comunes”, “¿los has hecho robar?”, “si los tienes tú, debes devolverlos”, “si no, iré a la Gendarmería”. Al final, los fascículos aparecen enviados por una mano desconocida a la Prefectura: “Está, dice Francesca, el dossier de Emanuela Orlandi y entiendo el final de una historia que debe permanecer secreta”, “están los informes de los gastos ‘políticos’ de Juan Pablo en los tiempos de la Guerra Fría y de Solidarnosc. Y está la correspondencia entre el banquero Michele Sindona y el empresario Umberto Ortolani”. “Quizá ha sido un error hablar a Balda del periodista”, “me pide continuamente informaciones sobre la prensa y los medios”, “tras aquél encuentro con el periodista del Espresso el comportamiento de Balda me incomoda” (Chaouqui, 144-147, 156). El periodista es Fittipaldi.

El libro de Francesca Immacolata Chaouqui
El libro de Francesca Immacolata Chaouqui

Seguro de vida. ¿Dónde están ahora los documentos? “Balda, dice María Giovanna, guarda celosamente el contenido de la caja fuerte vaticana, probablemente en una caja de seguridad en la Ciudad Financiera del Grupo Santander en Madrid. Mientras era miembro de la COSEA, de hecho, hizo un viaje a Madrid como se supo en el curso del proceso Vatileaks. Con ocasión del viaje, Balda puso en seguro los documentos”, “si Balda hubiera estado animado por un deseo de verdad y transparencia, objetivos del papa Francisco, habría debido entregarlos al jefe de la Gendarmería, Domenico Giani, y no actuar en la sombra buscando su propio interés”, “Balda actuó exclusivamente movido por intereses personales y, de ese modo, impidió que la Justicia siguiera su curso y que la familia Orlandi encontrara justicia y paz” (Maglie, 189-190). Comenta Francesca: “Esos documentos son para Balda su “seguro de vida”, los tiene en un cofre, “su cofre lleno de dossiers que ciertamente no ha entregado a los periodistas”, “lo llama su seguro de vida”, “yo sé lo que tiene dentro. De algunos de esos documentos tengo una copia” (Chaouqui, 242).

“Esos documentos son para Balda su “seguro de vida”, los tiene en un cofre, “su cofre lleno de dossiers que ciertamente no ha entregado a los periodistas”, “lo llama su seguro de vida”, “yo sé lo que tiene dentro. De algunos de esos documentos tengo una copia”

Fuga de documentos. Francesca y Balda fueron procesados en el Vaticano por fuga de documentos: “De los cuatro verbales que he tenido, dice Francesca, dos han sido sellados: los que contienen el dossier que habíamos entregado al cardenal Abril y que revelan el contenido de las carpetas sustraídas de la caja fuerte de la Prefectura”. Francesca, por haber sido miembro de la COSEA, está “bajo secreto pontificio” (ibidem, 244-249). 

Los males del Vaticano. La abogada Laura Sgró, habiendo defendido con éxito a Francesca, asumió la defensa de la familia Orlandi. Fue precisamente Francesca quien se la presentó a Pietro Orlandi. Como miembro de la COSEA, “había tenido acceso a toda la documentación reservada del Vaticano, incluida la famosa caja que Benedicto XVI había entregado al papa Francisco”, que “contenía también un fascículo sobre Emanuela Orlandi”. La caja de Benedicto era “una caja de Pandora” que no podía ser abierta sin que se difundieran los males del Vaticano (Maglie, 95).

Los dos agentes. Balda pide un informe a dos agentes españoles. Comenta Francesca: “La primera verdadera discusión entre nosotros (entre Balda y ella) fue a causa de dos agentes españoles”. Durante días los presenta en el Vaticano “como encargados de una consulta sobre la situación de inmuebles propiedad de la APSA” (Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica), pero “lo llevan escrito en la cara. Son agentes del servicio secreto español”. En el memorial de Balda, en el que da su versión de “lo que ha hecho y por qué lo ha hecho”, dice Francesca, “escribe que le he presionado para que él entregase a los periodistas el archivo de la Comisión. En verdad, le he presionado para que hiciera exactamente lo contrario, pero no ha servido de nada, vistos los resultados”, “Balda afirma que, tras haberlo seducido en una noche de pasión el 27 de diciembre pasado en Florencia, lo tenía en jaque con una letal combinación de sentido de culpa y miedo al escándalo”, “¿cómo se permite decir semejantes mentiras?” (Chaouqui, 80, 241-242).

Comenta María Giovanna: “Balda pidió a los servicios secretos españoles un informe sobre la seguridad del Vaticano. El dossier llegó acompañado de una página introductoria que recomendaba ‘destruir inmediatamente tras la lectura’, pero Balda no lo hizo”. “Acompañando al informe, también (había) una serie de notas integrativas reservadas” (Maglie, 190).

Notas integrativas-Informe Seguridad SCV (Estado Ciudad del Vaticano). Es el documento de los agentes españoles (ver foto adjunta). Dicen los agentes: “Un potencial peligro reputacional supone todo lo referido a Emanuela Orlandi. Ha emergido la capacidad de suscitar el interés de parte del público mundial con relación a la implicación activa de exponentes destacados del Estado en la desaparición de la joven”, “el peligro es de doble naturaleza”. “1. La posesión de informaciones relativas al caso que podrían ser instrumentalizadas y utilizadas como arma de chantaje donde se quieran mantener ocultas, como se supone sea de interés, las circunstancias sobre la efectiva incineración de la chica”. “2. Potencial exposición mediática no gestionable donde la familia llegara a conocer los detalles relativos a documentos que prueban o podrían probar las suposiciones acerca de la desaparición, las razones y las personas que las han determinado”. “3. Potencial no gobernabilidad de las consecuencias en caso de injerencia de terceras fuerzas (investigadoras, mediáticas) que podrían interesarse en el caso”. “4. La custodia de lo que posee representa un potencial riesgo para el posesor. La comprobada ausencia de otros posesores, de lo que está en cuestión, la imposibilidad de encontrar el material y la existencia en vida de terceras personas que han tenido acceso a él, representan un concreto riesgo reputacional para el posesor”. Del documento se deduce que en un primer momento “Balda no había comprendido el alcance real de lo que tenía entre manos”, “el documento de los servicios secretos españoles he logrado hacerme con él”, dice María Giovanna (ibidem, 191, 203).  

Nota Integrativa
Nota Integrativa

Se abre el caso Orlandi. 11 de abril de 2023, fecha histórica. Tras la muerte del papa Benedicto, el Vaticano abre el caso Orlandi 40 años después. Pietro, el hermano de Emanuela, es recibido por el fiscal vaticano Alessandro Diddi, que ha declarado: “Sobre el caso Orlandi el Papa quiere la verdad plena. El mundo nos mira, no esconderemos nada” (Corriere della Sera, 10-4-2023). Pues bien, el mundo sigue mirando, contemplando el “espectáculo vaticano”.

María Giovanna murió en Roma el 23 de mayo de 2023 “por una complicación venosa”. Tenía 70 años. Francesca Chaouqui, “vinculada por una amistad profunda a la periodista, ha seguido los instantes de su enfermedad” (Quotidiano, 23-5-2023). Como ella dice, “estaba a su lado. Ha luchado hasta el fin como siempre. Ahora está en paz” (Il Messaggero, 23-5-2023).

Francesca ha publicado un libro sobre María Giovanna Maglie, E se avessi ragione tu? (2024), ¿Y si tuvieras razón tú?  María Giovanna, dice Francesca, “se ha confesado siempre atea y, como ex socialista, ha procurado no enredarse en lo que se refiere al Vaticano”, “nos hemos conocido en 2015, en tiempos del Vatileaks 2”, “fui detenida en el Vaticano”, “durante dos noches”. El cardenal Becciu “dijo al Santo Padre que he robado documentos”. “El 13 de enero ha sido mi día. He vuelto a sentarme en el tribunal vaticano, pero esta vez como testigo”. Julio de 2021: el cardenal Becciu es procesado por “peculado, abuso de oficio, soborno”. Peculado es robo de dinero por parte de quien está encargado de administrarlo. En medio de la enfermedad de María Giovanna, Francesca le anuncia la resurrección, “de inmediato”, en el momento de la muerte: “¿Y si tuvieras razón tú?, ¿si tu Dios existiera realmente y me estuviera esperando?” (pp. 17, 184, 160, 164, 100, 248).

El libro sobre Maria Giovanna Maglie
El libro sobre Maria Giovanna Maglie

Comisión parlamentaria. “El Senado ha aprobado la institución de la Comisión de Investigación sobre los casos de Emanuela Orlandi y Mirella Gregori”, “en mi opinión, dice Francesca, no llevará a nada nuevo” (p. 322).  

¿Dónde terminó el cuerpo de Emanuela? “Es difícil pensar, dice María Giovanna, que haya sido llevado a otro lugar. Esos restos escondían muchas verdades inconfesables”, “es mucho más probable que el cuerpo, una vez sacado de la tumba del Teutónico, haya sido hecho incinerar para eliminar todo rastro de lo sucedido”. En su libro Adiós, Emanuela, publica “un documento inédito: la página introductoria que acompañaba el informe sobre la seguridad del Vaticano encargado a los servicios secretos españoles por Balda” (pp. 273-274; Maglie, 196-197).

Conclusión. La primera mención que se hace de la incineración de Emanuela aparece en el documento de los agentes españoles. El documento la destaca especialmente. Francesca está “bajo secreto pontificio”: ha dicho algunas cosas, pero no puede decir otras. Todo indica que el cuerpo de Emanuela, una vez sacado de la tumba del Cementerio Teutónico, fue incinerado. Se comprende para qué sirven los “tombaroli”, de los que hablan los mensajes de personas cercanas al papa Francisco, obreros “a los que hay que pagar en secreto”. Parecen tener que ver con el hecho de que las tumbas aparecieran vacías. Ante la emergencia de que hubiera que abrir la tumba, como así sucedió en 2019, la incineración de los restos de Emanuela eliminaba todo rastro. Al parecer, la incineración fue entonces, hace sólo doce años: de Emanuela no queda rastro.

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