"El llamado a la paz, viniendo de un obispo norteamericano, tiene el rasgo de la urgencia que el mundo necesita" Hoja de ruta para la Iglesia

"La mención inicial a Francisco es una señal de reconocimiento justo y agradecido al legado de su cercano antecesor, lo que alienta esperanzas que lo realizado ha sido bueno y debe perdurar"
"Es significativa la acogido del mensaje de los cardenales electores que, al buscar a un obispo norteamericano, han tendido una mano a la iglesia de EEUU, muy golpeada por tensiones intraeclesiales y jerárquicas, que venían incubando peligrosas corrientes cismáticas con Roma"
| Marco Antonio Velásquez Uribe
Los gestos del papa León XIV son reveladores de lo que parecen ser algunos énfasis de la nueva era que comienza la Iglesia, bajo la guía apostólica de un nuevo pontífice.
La mención inicial a Francisco es una señal de reconocimiento justo y agradecido al legado de su cercano antecesor, lo que alienta esperanzas que lo realizado ha sido bueno y debe perdurar.
La referencia a san Agustín de Hipona, cuna de su espiritualidad, es preciosísima: “Con ustedes soy cristiano, para ustedes soy obispo”.
Con ello pone en relieve la dimensión del servicio y de la Comunión como sello apostólico. Algo necesario y urgente en una iglesia universal tensionada por no pocas divisiones, donde la Comunión y la Unidad son un llamado ineludible.

Es significativa la acogido del mensaje de los cardenales electores que, al buscar a un obispo norteamericano, han tendido una mano a la iglesia de EEUU, muy golpeada por tensiones intraeclesiales y jerárquicas, que venían incubando peligrosas corrientes cismáticas con Roma.
La Indulgencia Plenaria conferida es un acto oportuno y simbólico, porque comunica consolación a un Pueblo que espera continuidad con el sello misericordioso de Francisco.
El llamado a la paz, viniendo de un obispo norteamericano, tiene el rasgo de la urgencia que el mundo necesita. Una señal que tendrá implicancias morales indiscutibles para la política exterior de su país de origen. Un mensaje que alienta la esperanza de un mundo anheloso de paz y concordia.
La sencillez, la humildad y su apego a la forma insinúa el respeto a la tradición, que siempre será una virtud cardinal de una Iglesia bimilenaria portadora de una misión universal insustituible.
Al hacerse llamar León XIV, remite al gran papa León XIII que, con su insigne Encíclica, la Rerum Novarum, introdujo a la Iglesia por la senda de la Justicia Social. Un signo que multiplica esperanzas, ante el inmenso desafío que representa el mundo globalizado.
Su saludo a la diócesis de Chiclayo, es un gesto de reconocimiento y cariño hacia el mundo de los pobres , donde la esperanza es fuente de vida.

Su mensaje en español, es una señal maravillosa a todo el mundo latino, que reconoce en este pueblo a uno de los pulmones vitales de la Iglesia mundial y que le dice al mundo que su suerte es también la suerte de la Iglesia.
Dios ha regalado un papa joven y sensible con los grandes desafíos de la humanidad, conocedor de los vericuetos de la Curia vaticana, y que ahora tiene la inmensa tarea de testimoniar la catolicidad y unidad de nuestra Iglesia, como un Pueblo que camina junto a todos los pueblos construyendo un destino común.
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