La nueva alianza del régimen de Ortega con el dragón asiático, ¿un arma de doble filo? Nicaragua, China y la sombra de la represión paramilitar

"Nicaragua ha sellado una nueva alianza estratégica con China que incluye la provisión de armamento militar a través de Poly Technologies, una empresa sancionada por Estados Unidos en 2024 por su rol en el suministro de tecnologías militares a Rusia"
"La delegación nicaragüense estuvo encabezada por Laureano Ortega Murillo, hijo de Daniel Ortega y Rosario Murillo, consolidando su rol como figura clave en la diplomacia económica del régimen"
"El anuncio se dio en el marco del IV Foro Ministerial de China y la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (Celac), celebrado en Pekín y no solo refuerza el arsenal del Ejército nicaragüense, sino que profundiza los lazos entre Managua y Pekín, en un contexto de creciente aislamiento internacional y represión interna"
"¿Se convertirá el país en un enclave autoritario sostenido por potencias extranjeras, o logrará la resistencia interna y la presión internacional abrir una grieta en el régimen?"
"El anuncio se dio en el marco del IV Foro Ministerial de China y la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (Celac), celebrado en Pekín y no solo refuerza el arsenal del Ejército nicaragüense, sino que profundiza los lazos entre Managua y Pekín, en un contexto de creciente aislamiento internacional y represión interna"
"¿Se convertirá el país en un enclave autoritario sostenido por potencias extranjeras, o logrará la resistencia interna y la presión internacional abrir una grieta en el régimen?"
| Bryan Ordoñez| Renacer Centroamérica
En un movimiento que ha encendido las alarmas en la región, el régimen de Daniel Ortega en Nicaragua ha sellado una nueva alianza estratégica con China, que incluye la provisión de armamento militar a través de Poly Technologies, una empresa sancionada por Estados Unidos en 2024 por su rol en el suministro de tecnologías militares a Rusia.
Este acuerdo, anunciado el 13 de mayo de 2025, no solo refuerza el arsenal del Ejército nicaragüense, sino que profundiza los lazos entre Managua y Pekín, en un contexto de creciente aislamiento internacional y represión interna. Acompañado de contratos para conectividad digital, transporte y proyectos energéticos, este pacto pone de manifiesto la apuesta de Ortega por diversificar sus alianzas mientras enfrenta sanciones de Occidente.
Sin embargo, detrás de los titulares de cooperación internacional, se cierne la sombra de los paramilitares, una fuerza opaca y letal que ha sostenido al régimen en su cruzada contra la disidencia.

Un Acuerdo con Implicaciones Regionales
El anuncio se dio en el marco del IV Foro Ministerial de China y la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (Celac), celebrado en Pekín.
Según Rosario Murillo, codictadora de Nicaragua, el contrato con Poly Technologies, una subsidiaria de la estatal China Poly Group Corporation, busca “fortalecer la defensa de la soberanía y la paz”. Sin embargo, la elección de esta empresa no es casual.
Poly Technologies fue sancionada por Estados Unidos en junio de 2024 por facilitar el comercio de tecnologías militares sensibles a Rusia, en el contexto de la guerra en Ucrania. Este historial pone en entredicho los fines “pacíficos” declarados por Managua y levanta preocupaciones sobre el uso que el régimen de Ortega podría darle a este armamento.
Además del acuerdo militar, Nicaragua firmó contratos con gigantes chinos como ZMJ/Huawei para proyectos de conectividad digital, con China Communications Services International (CCSI) para plataformas logísticas en el puerto de Corinto, y con Yutong para la provisión de autobuses y equipos de limpieza municipal. Estos proyectos, que abarcan telecomunicaciones, transporte y energía, reflejan el interés de China por consolidar su influencia en América Latina, una región que considera estratégica en su iniciativa global de la Franja y la Ruta.
La delegación nicaragüense, encabezada por Laureano Ortega Murillo, hijo de Daniel Ortega y Rosario Murillo, también sostuvo reuniones con empresas como Huadian y PowerChina para avanzar en proyectos hidroeléctricos como Tumarín y Mojolka, así como con representantes de la Cámara de Comercio Nicaragua-China para explorar oportunidades en minería, banca e industria. Laureano, designado con plenos poderes por sus padres, también firmó un memorándum con China Camc Engineering para el desarrollo agrícola, consolidando su rol como figura clave en la diplomacia económica del régimen.
El régimen ha respondido cortando lazos con organismos internacionales, como el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, del que se retiró en febrero de 2025 tras un informe que lo acusaba de haber transformado a Nicaragua en un “estado autoritario sin instituciones independientes”. En este contexto, la reanudación de relaciones con China en diciembre de 2021, tras la ruptura con Taiwán, ha sido un salvavidas para Ortega. La elevación de las relaciones bilaterales a una “asociación estratégica” en diciembre de 2023, tras una llamada entre Xi Jinping y Ortega, marcó un punto de inflexión en esta alianza.
La alianza con China llega enun momento crítico para el régimen de Ortega y Murillo, que enfrenta un aislamiento internacional sin precedentes. Desde la brutal represión de las protestas antigubernamentales de 2018, que dejaron más de 300 muertos según la ONU, Nicaragua ha sido objeto de sanciones por parte de Estados Unidos y la Unión Europea. En abril de 2025, el Departamento de Estado de EE. UU. impuso restricciones de visa a más de 250 funcionarios del régimen, sumándose a un total de más de 2,000 sancionados desde el inicio de la crisis. Estas medidas buscan castigar a quienes “formulan, implementan o se benefician de políticas que socavan las instituciones democráticas”.

El Contexto: Una Nicaragua Aislada y Represiva
Mientras los acuerdos con China se presentan como un impulso al desarrollo, la realidad en las calles de Nicaragua cuenta otra historia. Desde 2018, el régimen ha dependido de fuerzas paramilitares para sofocar la disidencia, complementando la acción de la Policía Nacional y el Ejército.
En febrero de 2025, Rosario Murillo encabezó una ceremonia masiva en Managua, donde juramentó a 76,800 “policías voluntarios” o “héroes de la paz”, un eufemismo para designar a los paramilitares que operan bajo su mando. Estos grupos, compuestos en gran parte por empleados públicos obligados a participar, superan en número a los 28,400 oficiales de la Policía Nacional y se han convertido en una herramienta clave de represión.
Testimonios como el de “Lorenzo”, un trabajador gubernamental forzado a jurar como paramilitar, revelan el carácter coercitivo de estas ceremonias. Obligado a usar una capucha para ocultar su identidad, Lorenzo describió la experiencia como una fuente de “vergüenza moral”. Los paramilitares, que operan con rostros cubiertos y sin rendir cuentas, han sido señalados por organizaciones como Christian Solidarity Worldwide (CSW) por hostigar a comunidades religiosas, vigilar iglesias y reprimir cualquier forma de disidencia. En noviembre de 2024, el obispo de Jinotega, Carlos Enrique Herrera, fue detenido y desterrado a Guatemala, un ejemplo de la persecución que enfrentan quienes desafían al régimen.
Estos grupos no solo actúan contra manifestantes, sino que también silencian a medios independientes, encarcelan a opositores y garantizan el control electoral del régimen. En las elecciones de 2021, Ortega encarceló a siete candidatos presidenciales de oposición, asegurando su reelección en un proceso ampliamente cuestionado. La combinación de estas fuerzas parastatales con el nuevo armamento chino plantea un riesgo significativo: un régimen aún más fortalecido para perpetuar su control a través de la violencia.
China, Rusia y el Juego Geopolítico
La alianza con China no es el único movimiento de Ortega en el tablero geopolítico. Nicaragua también ha fortalecido sus lazos con Rusia, que ha proporcionado desde francotiradores hasta fusiles de precisión para aplastar protestas. En 2024, se reveló que el Kremlin ha incrementado su presencia militar en el país, incluyendo un centro de espionaje en Managua y la presencia de buques de guerra rusos. Esta convergencia de intereses entre China, Rusia y Nicaragua preocupa a Washington, que ve en estas alianzas una amenaza a su influencia en América Latina.

El giro hacia Pekín y Moscú también responde a la necesidad de contrarrestar las sanciones occidentales. Mientras Estados Unidos restringe la importación y exportación de armas a Nicaragua y revisa acuerdos comerciales como el CAFTA-DR, China ofrece una alternativa económica y militar. Sin embargo, esta dependencia de potencias autoritarias tiene un costo: Nicaragua se aísla aún más de la comunidad democrática internacional, evocando comparaciones con regímenes históricos como el de José Gaspar Rodríguez de Francia en Paraguay, que optó por el aislamiento total.
"Esta convergencia de intereses entre China, Rusia y Nicaragua preocupa a Washington, que ve en estas alianzas una amenaza a su influencia en América Latina"
Voces de la Resistencia
En medio de esta escalada autoritaria, las voces disidentes en Nicaragua enfrentan un panorama desolador. El exvicepresidente y escritor Sergio Ramírez, un crítico feroz de Ortega, ha comparado el régimen actual con una dictadura que “corta todas sus amarras con el mundo”. Desde el exilio, Ramírez lamenta la transformación de Nicaragua en un estado donde la represión y el control son omnipresentes.
Organizaciones como la Human Rights Foundation (HRF) han condenado la alianza con China, advirtiendo que las armas de Poly Technologies reforzarán el sistema de represión de Ortega. Expertos en seguridad también alertan sobre el riesgo de desestabilización regional, dado el potencial de estas armas para ser utilizadas no solo contra la población nicaragüense, sino también en conflictos más amplios en Centroamérica.
Un Futuro Incierto
La alianza con China, sellada con contratos millonarios y promesas de desarrollo, puede parecer un triunfo para el régimen de Ortega y Murillo, pero también es un arma de doble filo. Mientras Managua recibe autobuses, conectividad digital y armamento, el costo humano de su autoritarismo sigue creciendo. Más de 260,000 nicaragüenses han huido del país desde 2018, principalmente a Costa Rica, y 138 presos políticos permanecían en cárceles hasta abril de 2024.
La pregunta que queda es hasta dónde llegará esta alianza con China y qué significa para el futuro de Nicaragua. ¿Se convertirá el país en un enclave autoritario sostenido por potencias extranjeras, o logrará la resistencia interna y la presión internacional abrir una grieta en el régimen? Por ahora, los paramilitares desfilan con capuchas, las armas chinas llegan a Managua y el pueblo nicaragüense sigue atrapado en una lucha desigual por su libertad.