Carta del sacerdote agredido por ser cura: "Os perdono"

No sé por qué, ¿o sí?, pero al verme tirado en el suelo y después de recibir un puntapié en la cara, vinieron a mi mente dos expresiones del admirado papa Pablo VI. En primer lugar: “Miramos el mundo con inmensa simpatía”. Esta simpatía quiero traducirla en gratitud. Me encuentro bien y en paz, sin miedo y sin rencor. Ello lo debo a Dios y a su acción en mí, para la que se ha servido de tantas personas. Por eso: ¡Gracias Señor Dios nuestro!; ¡gracias Santa María de la Esperanza y de Doniantzu!

Quiero hacer llegar mi gratitud a quienes os habéis acercado de diversos modos o me habéis tenido presente en vuestro recuerdo y en vuestras oraciones. Unos lo habéis hecho en nombre propio y otros además habéis mostrado la solidaridad de las instituciones que representáis.

Las muestras de afecto y apoyo han sido muchas y admirables; desde las ofrecidas por quienes me acompañaron y atendieron desde el primer momento, pasando por la inmediata disponibilidad y solicitud de nuestro arzobispo, don Francisco, de nuestros arzobispos eméritos, don Fernando y don José María, y de tantos sacerdotes, religiosos y religiosas, hasta la prontitud con la que se hicieron presentes el Sr. Alcalde de Zizur Mayor, y otros corporativos y representantes de diversos grupos de nuestro Ayuntamiento.

Desde el afecto de mis paisanos de Dicastillo, hasta las sinceras palabras y sentidos gestos de ambas feligresías y de tantas personas de Zizur, y de las parroquias en las que he servido. Desde personas conocidas, hasta otras que sin haber tratado nunca con ellas, o muy poco, me muestran su dolor y su cariño. Desde tantos mayores, muy heridos, hasta los niños, adolescentes y jóvenes, tan sorprendidos e indignados. Desde la delicadeza de los medios de comunicación, hasta la profesionalidad de los diversos cuerpos de seguridad. ¡Muchas gracias! Eskerrik-asko!

De Pablo VI me quedan otras palabras, cuyo contenido aparece continuamente en Benedicto XVI: “Si el mundo se siente extraño al cristianismo, el cristianismo no se siente extraño al mundo. La misión del cristianismo en medio de la humanidad es una misión de amistad, de comprensión, de ánimo, de promoción, de elevación: es decir, una misión de salvación”. Para esto estamos las parroquias y los cristianos en Zizur, la Iglesia en Navarra y en el mundo.

Que quienes creemos en Jesucristo no nos echemos atrás ante esta misión; y que nadie, creyente o no, se desanime en el empeño de educar y acompañar a las nuevas generaciones.

A mis agresores les digo: os perdono, con el amor y el perdón con que Dios pacientemente me visita cada día, y que como cristiano y sacerdote, debo hacer llegar a todos, también a vosotros.

Y a los más cercanos a mí, hermanos y sobrinos, familia, feligreses, amigos, conocidos y afectados por lo sucedido... con toda alegría y cordialidad: La paz sea con vosotros. Habéis hecho vuestro mi dolor, yo hago míos vuestro dolor y vuestra indignación, y quisiera que gozarais de la paz y serenidad de las que, gracias a Dios, disfruto.

Francisco Javier Sagasti Boquet
Cura en Zizur Mayor
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