Así me escribe una confidente, cuyo nombre omito:
En el aspecto más personal, de mi relación sentimental te diré que las cosas van tomando su lugar. Hace días que tuve con el sacerdote de quien te hablé una conversación profunda y liberadora, que nos ha llevado, en paz y serenidad, a tomar la decisión conjunta de ser fuertes y acabar con nuestra relación.
Al fin se ha dado cuenta de que el estado sacerdotal no impide enamorarse profundamente de una mujer y aceptar esa realidad le ha hecho fuerte para enfrentarse a esa situación y optar de nuevo por el celibato. Su ministerio se estaba viendo seriamente amenazado por esos sentimientos y lo bloqueaba el hecho de no asumir que efectivamente los tenía.
Para mí, esta separación es muy dolorosa, no lo niego, pero sí es verdad que le entiendo y que he optado por ayudarle separándome de él. Sin embargo - y esto es quizá lo más bonito - hemos optado por lo más difícil, que es mantener nuestra amistad y cercanía, sin fingir que no ha pasado nada entre nosotros, sino intentando aprovechar lo bueno que de esta experiencia hemos sacado. De momento parece que lo estamos consiguiendo; creo que el Señor nos acompañará como lo ha hecho hasta ahora.
Puedes ver página web de espiritualidad http://personales.jet.es/mistica