Gema Galgani era una pobre muchacha italiana que falleció a principios de este siglo, y hoy está en los altares. su confesor, el obispo Juan Volpi, atribuía a histeria los fenómenos místicos de Gema. Por el contrario, el superior de los pasionista afirmaba el origen sobrenatural de estas manifestaciones. Nos da lo mismo; porque dios sabe escribir derecho con líneas torcidas.
Gema es un ejemplo de santidad. Ha pasado felizmente el tiempo en que se juzgaba que determinadas enfermedades estaban reñidas con la perfección evangélica. Hoy estamos convencidos de esta realidad: lo mismo que hay santos sanos, existen también enfermos. Dios puede comunicarse a unos y a otros; y lo mismo da que se trate de dolencias corporales que mentales.
Gema Galgani nació en una familia modesta; fue una niña precoz. Quedó pronto huérfana en la miseria. Una familia la recogió en aquellas circunstancias, y permaneció en la casa prestando sus servicios de criada, y recibiendo todo el afecto como una hija más. Resplandeció en todo momento por su caridad fraterna, humildad y sencillez. Y sufrió con resignación todo género de padecimientos físicos y morales.
Gema desde niña fue una criatura enfermiza. a los trece años hubo de ser operada de osteitis tuberculosa; a los dieciséis sufrió graves trastornos de apariencia neurótica; más tarde, meningitis, úlceras, sordera e incluso parálisis. Su vida oscilaba entre enfermedades muy graves, y curaciones repentinas. Su paciencia fue heroica. Se refugió en la continua meditación de la pasión de Jesús, y el sufrimiento aceptado la llevó a altas cumbres de santidad.
Dios ha querido ofrecer en esta mujer un ejemplo para los enfermos de todo tipo. Yo aconsejaría, sobre todo a cuantos sufren en su siquismo, lean y relean las páginas de la biografía de Santa Gema Galgani; estoy seguro de que van a aprender mucho.conseguirán, sobre todo, ver las posibilidades de santidad que Dios les ofrece a ellos mismos. Esta joven mujer consiguió permanecer íntimamente unida a Dios durante toda sus existencia tan dura. Hoy día muchos enfermos mentales y físicos la admiran y siguen con esperanza.
José María Lorenzo Amelibia
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