Cómo superar  estados de depresión, ansiedad, angustia, tristeza

Espiritualidad en la ansiedad

Cuando una persona se encuentra en estado de ansiedad, tristeza o depresión es muy conveniente tener en cuenta  estas normas. Ante todo leer en la primera, la atención.  Es muy breve todo, pero bien aplicado, con fuerza de voluntad y si es preciso ayuda de alguna persona capaz culta con alguna experiencia puede salir adelante.

Atención.- Tristeza.- Ansiedad – Depresión.- Niveles Alfa.

La Atención.-

Ansiedad

  • - Es la aplicación de la actividad mental o de los sentidos a un determinado estímulo u objeto mental o sensible. Puede ser espontánea o voluntaria. La atención es del todo necesaria en la oración. Para conseguir esta atención es preciso ante todo recogerse interiormente, ponerse en la presencia de Dios. Si nos encontramos alterados psicológicamente es bueno practicar unos ejercicios de respiración y relajación para lograr atender.
  • - Tengamos en cuenta que sin atención no existe la oración ni mental ni vocal. La buena voluntad de la persona puede agradar sí a Dios, y Él nos puede ayudar porque con aquel acto le mostramos amor y un deseo, aunque sea implícito de acercarnos. Pero la “refección” espiritual no se da de ninguna manera en la oración distraída.
  • - Es muy importante educar nuestra atención. Existen ejercicios para ello que consisten en aplicar las técnicas de respiración, relajación y concentración.
  • - Los problemas personales de ansiedad, tristeza, obsesiones, depresiones... suelen invadirnos por ser incapaces de educar nuestra atención. Se suelen identificar con la “imaginación” o “la loca de la casa” que decía santa Teresa de Jesús.

Tristeza.-

  • - La tristeza es una emoción peligrosa. A veces ni conocemos la causa. Da más miedo cuando la tristeza viene del tedio de la propia vida. Cuando uno se encuentra triste o deprimido, no perder en ningún momento la esperanza. Continuar en todo momento la oración. Y permanecer recogidos en nuestro interior junto al huésped Divino que habita en nuestro corazón. Poco a poco la tristeza se va esfumando. Jesús estuvo triste en bastantes ocasiones. Encaminar la oración hacia la confianza en Dios solo. Hacer lo contrario de aquello a lo que te inclina la tristeza. Practicar al menos la misma oración que antes.
  • - Recordar aquellas palabras del salmo: “Dios me recogió en su morada, y me escondió en lo más secreto de El en el día de la prueba.” Vamos a sentirnos dentro de Él. Es nuestro refugio y protección.
  • - “Guardaos de la tristeza, no la dejéis entrar en vuestro corazón; porque si le dais entrada, y se comienza a enseñorear de vos, luego os quitará el gusto de la oración, y hará que os parezca larga la hora, y que no la cumpláis enteramente: y aun algunas veces hará que os quedéis del todo sin oración, y que dejéis la lección espiritual. Y en todos los ejercicios espirituales os pondrá un tedio y hastío que no podáis arrostrar a ellos.” Casiano.
  • - Y hacer un esfuerzo suave para distraerse de las tristezas que de vez en cuando nos sorprenden. Ahora, si uno llega a la depresión continua, necesita ayuda de un tercero para que se estimule a reemprender los ejercicios del espíritu. El solo lo tiene más difícil. Incluso a veces es preciso la ayuda del médico.
  • - Algunas ideas para dejar la tristeza: Cuando llega el pensamiento negativo de tristeza, ser consciente de él; míralo tranquilo. Enseguida desaparece. Hacer un esfuerzo suave para distraerse de las tristezas que de vez en cuando sorprenden. Ejercicio físico diario. Al menos paseo con respiración rítmica. Es preciso la autodisciplina: pensamientos positivos; asumir el estado de tristeza; comunicar semanalmente con amigo el resultado de la semana. El desahogo reiterativo acaba por envenenar nuestra alma. Una vez desahogado, lucha y practica tus obras normales. Control, eso sí. Es muy buena cosa ocuparse en obras exteriores, y variarlas cuanto sea posible. La tristeza, por fortuna, no es tan contagiosa como la alegría y, por supuesto, menos duradera.

Ansiedad.- Depresión.- 

  • - Cuando una tristeza es profunda y duradera se llama depresión. Durante días semanas o meses, parece a quien la sufre que no existe solución. Se trata de una enfermedad mental. Puede necesitarse ayuda médica si no la solucionan los propios principios ayudados por el director o acompañante espiritual. Estos puede socorrer al enfermo teniendo en cuenta algunas normas y exigirle el cumplimiento:
  • - Ejercicio de respiración. Duración de cada ejercicio unos tres minutos: Respirar profundamente, pero sin forzar, sin impulsos; todo seguido. Ha de estar sentado cómodamente en una silla; cuerpo erguido, pero sin forzar; espalda suavemente apoyada en el respaldo. Al inspirar, ir contando lentamente hasta cuatro o cinco; fijar el pensamiento en el aire que entra. Retener el aire contando lentamente hasta cuatro. Espirar mientras se cuenta lentamente cuatro o cinco. Mantener siempre el mismo ritmo. Sin forzar. Duración tres minutos. Hacerlo tres veces al día.
  • - Una variante, mientras se pasea. Duración del paseo con ritmo, de diez a veinte minutos. Conviene andar con la mayor firmeza que permita la edad o salud corporal. El cuerpo erguido. Mantener el ritmo de respiración citado anteriormente. Practicar el paseo dos veces al día. Nunca forzar la respiración. Profunda, pero sin violencias.
  • - La relajación Es importante practicarla tres o  más veces al día. Se debe practicar seguidamente al ejercicio de respiración, como breve prolongación del mismo. La  buena respiración profunda ya es ejercicio de relajación. Para ello, dirigir el pensamiento a la nuca; ver cómo se va aflojando; pensar ahora en la cabeza, notar cómo descansa; ir recorriendo lentamente con estas dos preguntas: la garganta, los hombros, el brazo derecho, la mano derecha y los dedos; la parte izquierda; el pecho; el plexo solar (parte de la boca del estómago); la espalda; el vientre; la pierna derecha y el pie; la parte izquierda.  Mientras se practica ese ejercicio mental se sigue con el ritmo de respiración.--- No pasar en total de cinco minutos, una vez que se domina la técnica.
  • - Ejercicio físico moderado. Puede ser el simple paseo. Ese paseo se puede hacer con ejercicio de respiración o sin él o combinando. Dedicar en los paseos un rato a contemplar el propio pensamiento. Ser testigo del propio pensamiento. No rechazar el pensamiento pesimista. Simplemente observarlo. No autocriticar el pensamiento negativo; simplemente observarlo. Vaya por donde vaya, observarlo. Sin rechazarlo ni prolongarlo. Poco a poco se va viendo la agitación mental a que estamos sometidos. Este ejercicio purifica y serena el espiritualmente. Ya Montaigne llegó a aconsejarlo.
  • - Autosugestión. Cuando me viene la tristeza el pensamiento de que estoy mal, decir mentalmente: Estoy cada vez mejor.
  • - Oración y lectura espiritual diaria. Es muy conveniente dar cuenta de los trabajos propios al director espiritual, a un amigo o al médico. Es un estímulo para cuando asalta la pereza. Al menos veinte minutos de oración mental y otros veinte de lectura espiritual.
  • - Fomentar alguna afición. La depresión quita el interés por todo. Hay que buscar intereses intelectuales, manuales, etc.

Niveles alfa.- 

  • - Se trata de un método psicológico de fácil aplicación. Es muy bueno para cuando toca vencer dificultades que cuestan mucho a las personas. He aquí expuesto brevemente. Cada ejercicio completo viene a durar entre cinco y siete minutos.
  • - Partes: 1.- Sentado en una silla; espalda suavemente apoyada en el respaldo; piernas en ángulo recto; busto erguido suavemente; ojos suavemente cerrados o entornados. Respiración “ventral”: inspirar por la nariz profundamente, pero sin forzar (mientras la inspiración observas cómo el vientre se mete un poco hacia dentro). Retener unos segundos el aire. Espirar: o sea echar el aire, por la boca despacito, como soplando. Repetir este ejercicio de respiración como dos minutos. (Recuerda: inspirar por la nariz; echar el aire por la boca, como soplando). Sin prisa; con el pensamiento sólo en lo que estás haciendo, en la respiración. Con calma y gran paz. No importa que estés así más de dos minutos. Calma.       
  • - -(Siempre las manos han de estar apoyadas sobre las rodillas y los ojos entornados o suavemente cerrados). Mantener el ritmo de respiración que estabas practicando. Y ahora se trata de imaginar que tu mano derecha se eleva poco a poco hacia el centro de tu frente. Repetir interiormente con pausa, imaginando que la mano derecha se eleva hasta tocar el centro de tu frente): “Mi mano derecha va subiendo poco a poco hacia el centro de mi frente; poco a poco... se acerca... se va acercando...” Y mientras se repite con mucha calma esto, mantener el ritmo indicado de la respiración. Repetir con atención diez, veinte o más veces la frase... Pero no forzar; que sin quererlo suba la mano al centro de la frente; ha de subir como instintivamente, y si no sube, no importa nada.
  • - - Haya subido o no haya subido la mano hasta el centro de la frente, imaginas con los ojos suavemente cerrados una pantalla de cine grande. Ahí te ves tú actuar con calma y serenidad en el ambiente en que estás estresado, pero sin ningún estrés, con calma, con mucha paz, como te gustaría actuar, haciendo lo que estás haciendo habitualmente con gran paz. Permanece varios minutos en esta imaginación.
  • - - Cuando te parezca conveniente (nunca más de diez minutos) vuelve a la realidad. Para ello mueve los pies suavemente; cierra varias veces los puños con suavidad. Conviene practicar este ejercicio tres veces al día. O al menos dos, a la mañana y a la noche. Los resultados son óptimos.

José María Lorenzo Amelibia Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com Mi blog: https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/

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