Bienaventurados los pobres de espíritu

…de ellos es el reino de los cielos… Lo dijo Jesús, o sea, que no salten aquellos que cuando oyen hablar de los pobres se ponen nerviosos, tan nerviosos, que uno llega a pensar que “la pobreza” es una denuncia para sus vidas acomodades, y que mejor atacar que “estar atentos”.

Bien, hoy quiero hablar de un hombre, que parece muy mayor, pero que en realidad es muy joven. Su aspecto es de ser muy pobre, pero hoy, descubrí que posee la mayor de las riquezas. Su nombre, ¡no importa! –él y nosotras lo conocemos-. Viene cada día al Monasterio, desde hace muchos meses, en busca de un bocadillo y algo más,.. lo que le den, él siempre agradece y marcha.

Esta mañana me lo encontré cuando entraba al control médico. Tiene sida y hepatitis, y cada día pesa menos. Le pregunté como cada día: “- ¿Cómo estás?”. Me senté a su lado y me dijo: “- Hermana, si ud. supiera. Estoy condenado por mi proia enfermedad, sé que no tengo salida. Muchas veces pienso en tomar la decisión de que mi corazón deje de latir, e imagino mil formas para acertar, y cuando creo que ya lo tengo decidido pienso: `Si las hermanas, que cada día me esperan lo saben, sufrirán mucho… no les puedo hacer eso. Y entonces me digo: Mañana les dirás que estás un poco mejor que hoy, y cada día así…. Y eso me ayuda, cada día a levantarme y a peregrinar hacia el convento. Cada día vuelvo a empezar´”.

Esta noche, cuando le preparaba el bocadillo pensaba: ¡qué poco cuesta hacer feliz a los pobres! ¡con qué poco se conforman!... Pensé en sus palabras y realmente me dí cuenta que en casa le queremos, y si no viene, nos preocupamos, y preguntamos a sus amigo… y él lo sabe. Y eso, el saber que alguien le espera y le quiere, le hace vivir…

La Madre Teresa de Calcula solía decir que “nuestros pobres son personas importantes que se hacen amar. No necesitan nuestra compasión y simpatía, lo que necesitan es nuestro amor comprensivo y nuestro respeto”.

Necesitamos decir a los pobres que para nosotros son algo importante: que ellos son un regalo de Dios, porque nos permiten vivir un amor gratuito y desinteresado… Sabiendo que ellos –como dice el Evangelio- no nos podrán dar y dejándonos nuevamente en deuda. Ellos, sólo -nada más y nada menos- nos dan la posibilidad de dar y darnos, y de descubrir, que la pobreza, muchas veces, es realmente una fuente de riqueza.

Ellos nos ayuda a descubrir, desde su realidad, que enrealidad somos muy pobres, porque lo único que tenemos son riquezas y necesidades que nos inventamos... ¡cuántas necesidades inventadas!

Por eso, bienaventurados los pobres….
Volver arriba