Misión en África

Hoy tuve el privilegio de presentar el libro de una cooperante en África. El libro se titula “Misión en África”, publicado por Ediciones B, y su autora es Felicitas Ibañez Lladó.

Comencé citando al escritor Colombiano Juan Carlos Botero que dijo que “Hay un secreto detrás de cada aventura que sólo se puede conocer cruzando el límite de lo seguro, de lo posible”.

Bien, Felicitas Ibañez Lladó, es una persona que se embarcó en una “aventura” *y que descubrió el secreto de África, porque cruzó todos los límites que no pocas veces puede imponer la prudencia humana, pero que no son suficientes para poner coto a un corazón inquieto.

El libro está escrito por una Manresana que vive en Madrid y que durante diez años de su vida estuvo trabajando en la primera línea en África, y en un África en situación de guerra, y que superando los miedos, los prejuicios, y las diferencias, supo servir, desde sus conocimientos como médica, a un pueblo, a menudo herido de muerte; y como persona a un pueblo que canta a la vida, sabiendo ella descubrir su melodía y su canto: su mensaje y sus anhelos. También sus dolores y alegrías.

Felicitas Ibañez, es una mujer con fuerza, con convicción, con empuje. Es imposible limitar, o poner cauce al caudal infinito del mar, lleno de fuerza y de vitalidad. Ella, es como este mar, que se desborda en estas páginas de Misión en África, después de haber dejado que en él recobren la salud y la esperanza muchas personas.

Estamos ante unas páginas llenas de humanismo, no sólo por los hechos que ella nos explica, sino fundamentalmente, porque todo lo filtra por su corazón, por sus vivencias, haciendo una lectura profunda de la realidad, mostrándonos mucho más de lo que se ve. Alguien ya dijo que lo esencial es invisible a los ojos, y la autora, nos lo manifiesta.

Cuando uno lee el libro puede comprobar que cada uno de los personajes, son verdaderos protagonistas, porque la autora pasa a un segundo plano, y deja que ellos sean más que pacientes, africanos, colegas, profesionales, niños, mujeres, deja que sean personas con un mundo interior, con una historia que explicar y con motivos por vivir, y también para morir.

Con el libro a la mano, puedo decir que tenemos una biografía completa de una mujer inquieta, de una mujer con una gran fe: Una biografía exterior, que relata vivencias, pero también todo el proceso interior que ella ha hecho y que está haciendo a partir de lo vivido.

Dicen los africanos que “nosotros tenemos relojes, pero que ellos tienen el tiempo”. Vivimos tan a prisa, que no disfrutamos ni nos enteramos de lo que pasa. La autora en “Misión en África”, nos permite, como occidentales, sacarnos los relojes y dejar que pase el tiempo mientras entramos en las vivencias y en las historias que nos explica y que nos permiten llegar al corazón de África.

Decir que Felicitas Ibañez Lladó es una cooperante, pero más que una cooperante. Normalmente los cooperantes van por tiempos más o menos cortos, tres, seis, nueve meses y regresan. Ella vivió esta etapa de su vida como una misión. Y ella misma nos explica en el libro cuál fue su misión en África. El cierto que África la sedujo.

El libro empieza con las primeras impresiones de su llegada al continente Africano, en las que una blanca, acostumbrada quizás a acoger gente de otras lugares y culturas, se encuentra de repente como persona acogida, y se da cuenta que es ella quien es diferente....... Hasta que no integró esta diversidad y descubrió la unidad de la raza humana y el valor de todas las personas, más allá de sus diferencias, no regresó.

Nos habla de las mujeres, de su experiencia con los niños soldados, de los hospitales, de los mitos y la religiosidad, d ela vida y de la muerte, de la salud y de la enfermedad, de lo que vale la vida y de lo que no vale….

Y el libro acaba diciendo que vuelve, y tiene necesidad de volver: “Regresé porque el corazón me dijo que necesitaba encontrarme conmigo misma, hacer una pausa, estar con mí familia y mis amigos. Sentí el impulso de darme prioridad y disfrutar de la compañía de mi gente...”

Después de la actividad frenética, Felicitas necesitaba reposar y elaborar todo el que había vivido.... Y nos lo ofrece de forma vital, reposada, sensata, apasionada... Como es ella.

Decía el siempre genial Chesterton que “La aventura podrá ser loca, pero el aventurero para llevarla a cabo debe ser cuerdo.”

Felicitas, esta cooperante de Médicos sin Fronteras y Médicos del Mundo, nos demuestra su cordura -a veces en occidente podemos decir que son locuras- porque en realidad la aventura que ella empezaba, y que ella vivió, era en realidad la verdadera vida.
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