Oración de niño

Viene esta oración espontánea del niño a mi mente no pocas veces cuando compruebo que “los que somos de misa” pareciera que estamos hechos para la confrontación y que no podemos tener “la fiesta en paz”.
Me explico: basta leer los blog en los que se descalifica sin piedad queriendo que todos pasen por el aro de un único punto de vista, o los comentarios ácidos de aquellos que quieren silenciar a las voces diferentes a las suyas en el concierto de la Iglesia; o los titulares en los que nos ponemos a la defensiva; o el tono de algunas exhortaciones pastorales, y un largo etc. sin obviar la crispación y los desencuentros de las últimas semanas en el seno de la COPE y de en sus responsables….
Es verdad, está muy bien que seamos celosos de nuestros dogmas y de la fe que profesamos…. Nadie dice lo contrario, ¡faltaría más, si somos buena gente, tenemos buenos sentimientos y hasta vamos a misa y comulgamos, y algunos hasta rezamos el rosario!
Lo que sí hecho en falta, es que se note, además, que somos gente alegre, que llevamos la “fiesta en el corazón” y que siempre y a pesar de todo podemos encontrar motivos para celebrar la vida, y en ella la diferencia, la pluralidad, la comunión, el amor, la fraternidad….
Por eso, en esta tarde, hago mía la oración de aquel niño: “Señor haz que los buenos sean simpáticos”, porque como decía A. Siegfried, “La antipatía analiza mejor, pero sólo la simpatía comprende”, y los cristianos, desde el amor estamos “obligados” a comprender”, a aceptar, a perdonar, a respetar.
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