"Cuidar del planeta es inseparable de cuidar a las personas más pobres y vulnerables" Manos Unidas se suma al Tiempo de la Creación animando a la acción valiente

Del 1 de septiembre al 4 de octubre, Manos Unidas se suma al Tiempo de la Creación, un periodo ecuménico en el que cristianos de todo el mundo oran y actúan unidos en defensa de la Casa Común
"Queremos ser sembradores de paz y esperanza. Cuidar del planeta es inseparable de cuidar a las personas más pobres y vulnerables", afirma Ricardo Loy, Secretario General de Manos Unidas
"El cuidado de la Casa Común no es una opción secundaria de nuestra fe, sino una exigencia del Evangelio. Nuestra misión es sembrar esperanza y trabajar, unidos, por un mundo más justo y fraterno", concluye Ricardo Loy
"El cuidado de la Casa Común no es una opción secundaria de nuestra fe, sino una exigencia del Evangelio. Nuestra misión es sembrar esperanza y trabajar, unidos, por un mundo más justo y fraterno", concluye Ricardo Loy
(Manos Unidas).- Del 1 de septiembre al 4 de octubre, Manos Unidas se suma al Tiempo de la Creación, un periodo ecuménico en el que cristianos de todo el mundo oran y actúan unidos en defensa de la Casa Común.
Bajo el lema “Semillas de paz y esperanza”, la ONG de la Iglesia católica invita a vivir estas semanas como un “jardín espiritual” donde florezcan la oración, la escucha y el compromiso con quienes más sufren las consecuencias de la crisis climática.
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“Queremos ser sembradores de paz y esperanza. Cuidar del planeta es inseparable de cuidar a las personas más pobres y vulnerables”, afirma Ricardo Loy, Secretario General de Manos Unidas.

Justicia ecológica: una deuda pendiente
El Tiempo de la Creación no es solo un espacio para la contemplación, sino también una llamada urgente a la acción valiente y transformadora. En un mundo profundamente marcado por la desigualdad, los países enriquecidos siguen acumulando una deuda ecológica y financiera con los pueblos más empobrecidos, que son quienes padecen con mayor dureza los efectos del cambio climático.
“La crisis climática no golpea a todos por igual. Mientras unos países siguen acumu lando riqueza, otros ven amenazada su propia supervivencia. No podemos cerrar los ojos ante esta injusticia”, denuncia Ricardo Loy.
La explotación sin medida de los recursos naturales, la deforestación y la contaminación afectan de manera desigual y amenazan la vida de millones de personas en comunidades vulnerables. Para Manos Unidas, esta situación exige respuestas ur gentes y solidarias: no habrá paz sin justicia, ni un verdadero cuidado de la natura leza sin el cuidado de los más pobres.
“En este Jubileo de la Esperanza estamos llamados a liberar las cadenas de la injusticia. No basta con hablar de ecología si no ponemos en el centro a quienes más sufren sus consecuencias”, subraya el Secretario General de Manos Unidas.
De cara a la próxima COP30 en Belém (Brasil), Manos Unidas urge a los gobiernos y líderes mundiales a impulsar una transición justa, que sitúe en el centro a los pue blos más afectados, promueva la equidad y apueste por un modelo económico ba sado en la solidaridad, el bien común y la custodia responsable de la Tierra.
“Si no cambiamos de rumbo, la deuda ecológica seguirá creciendo y serán siempre los más débiles quienes paguen el precio. Necesitamos un compromiso valiente y global que una la justicia social con la justicia ambiental”, añade Ricardo Loy.

Invitación a la acción
Manos Unidas anima a las comunidades cristianas a participar en este tiempo a través de:
-Celebraciones y oraciones por la Creación.
-Estilos de vida sostenibles que reduzcan el consumo de recursos. Apoyo a proyectos de agroecología, soberanía alimentaria y energías limpias en los países del Sur.
El Tiempo de la Creación es, para la organización, una oportunidad de demostrar que la fe se hace vida en el cuidado de la Creación y en la defensa de la dignidad humana.
“El cuidado de la Casa Común no es una opción secundaria de nuestra fe, sino una exigencia del Evangelio. Nuestra misión es sembrar esperanza y trabajar, unidos, por un mundo más justo y fraterno”, concluye Ricardo Loy.
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