#sentipensares BANALIDAD E IRRESPETO EN LOS JUEGOS OLÍMPICOS - PARÍS 2024

BANALIDAD E IRRESPETO EN LOS  JUEGOS OLÍMPICOS - PARÍS 2024
BANALIDAD E IRRESPETO EN LOS JUEGOS OLÍMPICOS - PARÍS 2024

Lo más probable es que la cena pascual que celebró Jesús de Nazaret con su comunidad más íntima, las vísperas de su prendimiento y asesinato por las fuerzas del poder, no tuviera mucho que ver con la representación que sobre ella inmortalizara Leonardo da Vinci; sabemos poco realmente de ese acto u otros semejantes en el primer siglo de nuestra era… Pero la realidad única y contundente es que la tradición cristiana ha construido alrededor de este ícono una memoria absolutamente sagrada.

Defiendo radicalmente la libertad de creer o no creer. Estoy  muy lejos de pensar que la gente que no cree lo  mismo que yo, está irremisiblemente condenada, no sé muy bien a qué. Pienso que los caminos hacia Dios son infinitos e inescrutables siempre. Pero igualmente estoy profundamente convencida de que toda creencia o postura cosmovisionaria o ideológica, merece profundo respeto por parte de quienes la compartan o no la compartan. Sólo desde el respeto se puede convivir saludablemente y en paz. Por eso nunca estuve de acuerdo con la publicación por parte de la revista Charlie Hebdo de unas caricaturas contra Mahoma. Aunque este personaje no goza precisamente de mis simpatías por su posición frente a las mujeres, creo que el Islam merece todo nuestro respeto porque es una religión seria que intenta, como todas, un camino hacia el absoluto. Otra cosa muy distinta es que los  mahometanos -hombres o mujeres- la critiquen en lo que crean justo, como todo cristiano puede criticar sus instituciones eclesiásticas cuando crea que no responden realmente a los llamados evangélicos.

Pero esta actitud no se compadece con la burla que a la tradición cristiana se ha realizado en los Juegos Olímpicos de París. La comida pascual de Jesús, que se conoce como la última cena, ha atraído siempre las representaciones deconstructivas e irrespetuosas… Un ejemplo de ello es la película cubana realizada en 1976 con la dirección de Tomás Gutiérrez Alea; o la escena en la película Viridiana de Buñuel… o la parodia en el grafiti de arte pop con Marilyn Monroe como Jesucristo. Algunas defensas (¿?), plantean que no hay alusión al cuadro de la cena sino a la obra “El festín de los dioses” de Jan Harmensz de 1635. Alegato bastante discutible, ya que este cuadro mismo puede hacer referencia a la obra de da Vinci de 1498, además la representación trae al imaginario con mayor precisión a la cena antes que al festín y las parodias no se tienen que aclarar, son lo que evocan desde la primera mirada.

Me parece que esta representación en los juegos de París es absolutamente gratuita, no encaja muy bien con el conjunto de la escenografía… ¿Para qué o por qué realizarla, trátese de la Cena o del Festín? Hasta Michel Onfray, filósofo francés ateo, lo ha cuestionado. Más allá o más acá de sensibilidades heridas, más allá o más acá de condenas que mandan al infierno a los juegos… yo me pregunto, ¿qué tipo de civilización y cultura estamos construyendo, en la que se producen o  necesitan estos hechos que no son otra cosa que irrespeto y ataque a quien no piense o siente como yo? ¿Cómo podemos avanzar hacia una sociedad que genere respeto ante el núcleo más identitario e íntimo de la persona como son sus creencias?

Mientras nuestros imaginarios estén habitados por parodias, burlas o negaciones del otro o de la otra, no podemos esperar que las violencias que pueblan nuestro mundo disminuyan o desaparezcan. Aunque aparentemente no se piense o acepte así: No hay  mucha distancia entre las caricaturas de Charlie Hebdo o esta representación  en los olímpicos de París (trátese de la cena o del festín) y los horrores del genocidio en Gaza. Si no logramos respeto y acogida  por lo diferente no pondremos las  bases para una civilización del amor.

Carmiña Navia Velasco

Santiago de Cali, 28 de Julio de 2024

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