Nace el proyecto "Tierra Ignaciana" Tras los pasos de San Francisco de Borja

Descendiente de la realeza, Duque de Gandía, gobernador, virrey de Cataluña, consejero del emperador Carlos I de España y V de Alemania, padre de familia, biznieto de un Papa, primo de un rey, viudo y sacerdote, tercer superior general de la Compañía de Jesús. Y, ahora nuevo embajador para las comarcas de Urola Garaia, Urola Erdia y Debagoiena. Todo esto y mucho más fue, y está llamado a ser, San Francisco de Borja. Lo cuenta Jokin Elizarán en Diario Vasco.

Y es que el proyecto Tierra Ignaciana propone descubrir las citadas comarcas a través de San Ignacio de Loyola, uno de los personajes vascos más universales, y mediante una nueva ruta llamada '...Tras los pasos de San Francisco de Borja', que va desde el Santuario de Loyola hasta la Ermita de la Magdalena en Oñati.

La historia detrás de histórico personaje merece la pena. Nació en Gandía (Valencia) en 1510. Vivió en palacio durante su juventud, ya que era Gran privado del emperador Carlos V y caballerizo de la emperatriz Isabel. Dicen que ver el cadáver de ésta, unido a la muerte de su esposa en 1554, causaron un irremediable impacto emocional en Francisco de Borja, que pasó a ingresar en la Compañía de Jesús, de la que llegó a convertirse en superior general.

Dicen que la humildad fue su principal característica, además de ser un gran impulsor de diversas misiones, y fue canonizado en 1671. Durante este 2010 se viene celebrando, además, en Gandía, el V. centenario de su nacimiento, con diversos actos culturales y religiosos.

La ruta propone revivir el itinerario que Francisco de Borja hizo a lo largo de nuestro territorio entre 1551 y 1553, a través de Azpeitia, Oñati y Bergara. Pero ¿qué une a San Francisco de Borja con estas poblaciones?

Partió de Gandía hacia Roma el 30 de agosto de 1550 y realizó un viaje de dos meses junto a una comitiva formada por jesuitas y otras personas de su séquito. Viajó por tierra y a caballo durante dos meses, y llegó a Roma. Allá estuvo tres meses junto a San Ignacio de Loyola, quien finalmente le ordenó partir con destino Azpeitia. Ahí se cruzaron por primera vez Juan de Borja y Urola.

El 1 de agosto de 1551, celebró su primera misa privada en la Casa de la Torre de Loiola, emblemático lugar que marca el inicio de la ruta. Allá todavía se conserva una casulla, regaló de su hermana Luisa (condesa de Ribagorza) junto al altar del Oratorio.

La siguiente parada del viaje es la Ermita y Hospital de la Magdalena. En el que fue el lugar preferido de oración de San Ignacio de Loiola se hospedó San Francisco de Borja en sus repetidas visitas a Azpeitia. Antes de salir de Azpeitia, el que haya emprendido la ruta no puede dejar de visitar el siempre imponente Santuario de Loiola y otro de los puntos clave de la localidad, la Iglesia Parroquial de San Sebastián de Soreasu. Además de la riqueza artística de este emplazamiento, aún se puede ver la pila bautismal en la que recibió el sacramento del bautismo el propio San Ignacio de Loyola.

El siguiente punto es el que fue lugar de residencia de San Francisco de Borja y sus compañeros, Oñati. Ahí, lo primero que se puede visitar es la Ermita de la Magdalena. Encima de la sacristía del templo, se sitúa la capilla de San Francisco de Borja, y en ella se puede observar un trozo del 'txiselu' o banco donde según la tradición durmió el santo.

El último municipio en visitar será Bergara. Y es que fue aquí donde San Francisco de Borja celebró su primera misa en público. Fue en la ermita de Santa Ana, a la que cuentan que acudió rodeado de una gran multitud que se congregó en la parroquia de San Pedro de Ariznoa, para desplazarse a Santa Ana en procesión. En Bergara también destaca el Real Seminario. Ya sea por interés religioso, cultural o simplemente para disfrutar del territorio, ir tras los pasos de San Francisco de Borja merece la pena.

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