Píldora de Navidad: la sagrada familia El nosotros de Dios y el Dios de nosotros
Lo divino y lo humano de la comunidad trinitaria fundamento de la familia. Nazaret sacramento de la humanidad en el encuentro verdadero en una comunión sin límites. La familia don y ser de Dios.
| José Moreno Losada
"El nosotros de Dios y el Dios de nosotros"
(Navidad: Domingo de la Sagrada Familia)
Contemplar la familia sagrada y humana y el sentido inscrito en lo profundo de nuestro ser. Dios Padre, nos admira portentosamente tu ser y tu relación de ternura paterna y materna con Jesús. Tu unidad amorosa, vinculada con el Espíritu de pura donación mutua, en el ser y el hacer, supera todo vínculo en la frontera de la gratuidad. El horizonte sagrado tu comunión fundamenta un nosotros divino que proclama el horizonte de fraternidad de toda la creación y el universo. Llamados a la fraternidad, en tu hijo nacido en Belén, en el seno humilde de un nosotros tan terreno, con José y María, te pedimos saber vivir en comunión con tu sentido de familia total, saber caminar hacia un nosotros cada vez más grande, en el camino de los cielos nuevos y la tierra nueva. Danos tu querer y tu unidad familiar, enséñanos a darnos y querernos como lo haces tú en tu ser trinitario, tan divino y tan humano, tan cercano en Nazaret.
Ya no hay marcha atrás. El Dios Padre que se nos revela en el hijo, por la fuerza del Espíritu nos muestra la vocación sagrada de lo humano en el ejercicio de la comunión en unas relaciones que son de puro amor. Nuestro Dios lo es de la comunidad que se engendra en la razón de la entrega gratuita, ahí está la clave de la familia. Allí donde hay afirmación del otro con la entrega de uno, allí está el amor de Dios, el sentido verdadero de la familia. La humanidad tiene vocación de familia, todos ansiamos entrar en la red de lo comunitario para poder ser de verdad quienes somos. No hay yo sin tu, el nosotros es la condición de la posibilidad para la realización de lo humano. La vocación es definitiva, como nuestro Dios, estamos llamados a la fraternidad, ahí está la verdadera misión. O somos familia o nos destruimos. No hay otra alternativa para la plenitud, o familia o condenada soledad. No hagamos de la familia conflicto que ella es imagen de Dios verdadero.


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