Domingos ordinarios (II,III, IV) Vida cotidiana y Palabra: lectura creyente
Aprender junto a Jesús a leer en creyente la historia, como la palabra que se proclama se cumple a diario, en el hoy. Saber interpretar los signos de los tiempos desde las claves de la historia de la salvación y la luz del creador y salvador. La belleza del evangelio en la masa y en la levadura de lo diario.
En lo cotidiano de la vida y de la palabra: La lectura creyente
Domingo II: Desposado con lo real

Domingo III: La buena noticia a los pobres
El reino se parece a… si llegáramos a conocer el don de Dios nos volveríamos locos de verdad y amor comprometido. La figura de este Jesús, leyendo su ser y su hacer proféticamente en medio de su pueblo y su gente, nos llena de emoción incansable. Esa convicción tan profunda de que la Palabra se cumple en lo diario y ya está aquí es de una determinación asombrosa. Nosotros queremos leer y entender la vida como El, es el mayor don que podemos llegar a tener, saber leer creyentemente nuestra existencia, nuestro tiempo, nuestra realidad. La iglesia ha de ser maestra y guía para la lectura teológica de la historia, nos anima ver los mensajes sinodales auspiciados por el Papa Francisco en sus últimas encíclicas, agradecemos todo lo que tienen de pedagogía y lectura creyente para nuestras vidas. Ojalá supiéramos vivir y contemplar las escrituras como Jesús y ver su cumplimiento en los avatares de lo cotidiano. En esa mirada podríamos descubrir como el reto de vivir sin límites es una propuesta clara del evangelio frente a las limitaciones de un mundo que nos embauca en la debilidad de lo más efímero.
Domingo IV: Se cumple hoy
El mundo tiene propuestas para nuestras vidas que se presentan como caminos de libertad, pero todas están condicionadas y limitadas por contextos de Mercado, de saberes, lugares, épocas. Jesús trae una libertad que se hunde en el interior de lo humano y que se fundamenta en el Padre. Hay un modo de vivir confiados en la voluntad de Dios que nos posibilita un amor trascendente inagotable, inmortal. Aquellos que lo descubren, aun siendo esclavos viven en una libertad sin ocaso, podrán romperle el cuerpo pero nunca le pueden quitar la vida. El que conoce a Jesús y se adhiere a su proyecto de amor tiene ya la vida eterna, será liberado de todos los miedos y nadie le arrancará el espíritu de la resurrección. Las sendas de este proyecto pasan por un pensar, sentir y actuar bautizado en la humanidad de Jesús de Nazaret.