Amor Ruibal (1869-1930), sobre la Trinidad. Una voz inmensa

AMOR RUIBAL, ÁNGEL (1869-1930).
Filólogo, filósofo y teólogo gallego, profesor de la Facultad de Teología de Compostela, quizá el pensador cristiano más importante de la primera mitad del siglo XX, en lengua castellana.
Ha sido quizá el mayor filólogo teórico y práctico de España, a comienzos del siglo XX, como yo mismo tuve ocasión de mostrar en un trabajo ya antiguo de Copostellanum.
Ha sido con X. Zubiri el filósofo español más destacado de ese mismo tiempo (primera mitad del siglo XX), abriendo la escolástica clásica a loa aires y temas del pensamiento moderno, en diálogo con la ciencia y con la nueva visión relacional del universal.
Ha planteado el tema de la revelación de Dios en la perspectiva de la apertura humana, es decir, del despliegue del pensamiento y de la vida, en forma dialogal, en una línea que hoy llamaríamos ecuménica, como A. T. Queiruga puso de relieve en su tesis sobre la Revelación (publicada precisamente en una Editorial que estaba en aquel tiempo "animada" por el hoy Cardenal Cañizares (Constitución y evolución del Dogma, Marova, Madrid 1977)
Amor Ruibal, una Teología Trinitaria
Mi primer "amor" por Amor Ruibal estuvo centrado (junto a la filología) en el tema de la Trinidad. En ambos casos se trataba del "lenguaje" (Dios es lenguaje, el lenguaje de los hombres...). Tengo desde hace treinta y cinco años el reto (que no sé si cumpliré) de escribir una Teología Trinitaria, siguiendo en la línea (sin repeticiones) de lo que dijo D. Ángel Amor Ruibal. Estoy convencido de que es un tema abierto, un tema central en el que apenas se ha adelantado en los últimos siglos.
Enseñé teología trinitaria en la Universidad Pontificia de Salamanca del año 1974 al 1984... y conservo los apuntes de clase, en los que siempre había dos o tres días dedicados a la línea de pensamiento de A. Ruibal. Aquellos apuntes habría que actualizarnos. Espero hacerlo un día. Va aquí un adelanto. Por favor, sigan leyendo sólo aquellos a quienes les interese de verdad la teología, no las murmuraciones sobre teólogos. Buen día a todos, día de San Juan, con Amor Ruibal.
Empezaré diciendo que Amor Ruibal estudió de un modo especial la doctrina trinitaria, desde su perspectiva filosófico-teológica, centrada en el carácter relacional de la realidad. Así lo expuso en el volumen V de Los problemas fundamentales de la Filosofía y del dogma I-II (Santiago 1900-1945), donde quiso ofrecer una síntesis del despliegue racional de la fe cristiana, que culmina en el tema de la procesión del Espíritu Santo. Aquí recojo algunas de sus reflexiones más elaboradas sobre ese tema, que forma uno de los centros de su teología:
1. Correlación y Trinidad.
En su estudio sobre Dios, Amor Ruibal depende de otros historiadores de la teología (como → De Regnon), pero él ha investigado también en las fuentes, atreviéndose a presentar una lectura distinta de la gran disputa que ha dividido a latinos y griegos, recuperando una visión dialogal de la realidad. A su juicio, una teología ontológica como la tomista era incapaz de tender puentes con la ortodoxia griega.
Sólo cuando superemos la escolástica latina que, de un modo u otro, ha dominado en la teología y vida de la Iglesia a partir del siglo XIII, podemos volver a los presupuestos comunes de Latinos y Griegos, retomando así un pensamiento de tipo dialogal (relacional), que sea ya de tipo radicalmente cristiano. En esa línea, Amor Ruibal ha desarrollado un pensamiento relacional (llamado co-relacionismo), en contra del absolutismo ontológico (propio de la escolástica tardía) y del relativismo puro (propio de cierta filosofía moderna). En esa línea, retomando los impulsos de las ciencias físicas y fundándose en la ciencia del lenguaje (es autor del primer texto de lingüística, en lengua castellana: Problemas Fundamentales de Filología Comparada I-II, Santiago 1904, 1905), Amor Ruibal ha ofrecido la mejor síntesis de historia y teología trinitaria del siglo XX.
En un plano sistemático resulta ejemplar, aunque quizá algo esquemática, su manera de entender la oposición de griegos y latinos en el despliegue y sentido de la Trinidad, sobre el Espíritu Santo. Es luminoso su intento de recuperar la primitiva tradición patrística (ortodoxa y oriental), que le parece punto de partida para una nueva visión filosófica y teológica del tema. A su juicio, en el fondo de la discusión del "filioque" se expresa el sentido trinitario de la realidad como proceso y relación, y que culmina en la perijóresis o encuentro de las personas divinas. En este contexto se sitúa su opción a favor de la doctrina griega, que él desarrolla desde su correlativismo.
2. Teoría trinitaria griega.
Dios es relación. El tema de la Trinidad resulta fundamental para Amor Ruibal pues le permite pasar de una visión ontológica y cerrada de la realidad (donde cada ser se identifica consigo mismo) a una visón relacional, donde el ser aparece ante todo como persona y relación, de manea que cada uno es en sí mismo siendo en el otro. Ciertamente, la Trinidad es un dogma de fe; pero, al mismo tiempo, es fuente y clave de un pensamiento distinto, donde la correlación aparece como base de toda realidad. «La teoría griega, por lo mismo que parte de la realidad concreta de las personas para llegar a la comunidad de naturaleza, exige que la circuminsessio exprese una coexistencia dinámica, el verdadero e íntimo movimiento vital que se revela en las relaciones divinas, y por lo tanto en las personas, como términos relativos dentro de la actividad infinita. Dos momentos distintos deben señalarse, según el pensamiento helénico, en la tesis de la divina inmanencia:
(1) La circulación en acto de la vida divina, la perijóresis (circuminsessio entre los latinos);
(2) y la recapitulación o síntesis substancial de las divinas personas en la unidad, la synkephalaiôsis que puede decirse expresión de la inexistencia de las personas en cuanto constituyen lo Uno divino.
Ambos conceptos representan la circuminsessio helénica en su plenitud.La perijóresis, pues, significa, según su nombre e idea, la circulación mutua de una cosa a otra, de suerte que ambas se exijan y se completen en la realidad de esa circulación. Y respecto de la Trinidad es el movimiento mismo vital que hace que el Padre sea eternamente tal, porque eternamente engendra al Hijo, como el E. Santo está en acto eterno procediendo del Hijo y del Padre. Por lo tanto, lejos de caracterizarse la in-existencia por el reposo o forma estática de las personas, como en la teoría latina, esa in-existencia se distingue y señala por la actividad, por el dinamismo de la vida substancial que pasa el Padre al Hijo y al Espíritu Santo y determina el ser relativo del Padre como Padre, del Hijo como tal y del E. Santo como procediendo de ambos. El ser relativo de las personas hace que una no pueda ser entendida sin la otra, como términos en relación. Y estos términos de las relaciones divinas hacen a su vez que la inexistencia y circulación vital no exprese un acto dinámico simplemente conceptual, sino la entidad misma y la realidad de un dinamismo infinito en el seno de Dios.
Las personas son, pues, estados de ser divino en sus variedades del origen personal (tropoi tês hyparxeôs) y por ello en esencial movimiento, en el cual Dios vive y es Padre, Hijo y E. Santo por necesidad indeclinable de ese vivir divino en triple manifestación relativa. Con esto queda también señalado el sentido de la recapitulación o synkephalaiôsis, en cuanto término del movimiento vital de Dios según las divinas relaciones que, al mismo tiempo que oponen a las personas divinas, en su mismo concepto relativo las sintetizan por necesidad de la misma relación y las hacen converger a la infinita unidad…» (cf. Los problemas fundamentales de la filosofía y el dogma, V, 375-433).
3. Juicio valorativo.
Esta visión trinitaria de la relación ha de entenderse a la luz de todo el pensamiento de Amor Ruibal, que ha querido pasar de un modelo ontológico, de tipo escolástico latino (construido evidentemente a partir de una determinada lectura de Aristóteles) a un modelo relacional, que puede y debe inspirarse en una visión más personal de la realidad, que está en el fondo de los modelos trinitarios de Oriente. Eso significa que el pasado “griego” de la teología y del pensamiento cristiano puede y debe recuperarse de un modo distinto. No se trata, por tanto, de rechazar todo lo que puede llamarse “helenismo”, sino de reinterpretarlo. Según la visión de Amor Ruibal existe un helenismo que debe superarse (el que está más vinculado a la escolástica latina). Pero hay un helenismo que se encuentra abierto a la visión de la realidad como relación. En esa línea, todo el cristianismo puede interpretarse de forma distinta, no como jerarquía ontológica, sino como diálogo personal.
Este juicio histórico de Amor Ruibal resulta extraordinariamente sugerente. Quizá pueda matizarse la visión que él tiene de → Focio y de la tradición greco-rusa (a la que llama heterodoxa, con el lenguaje de su tiempo, a principios del siglo XX); también habría que resituar su visión de los latinos, quizá demasiado influida por las investigaciones de → Th. de Régnon. Pero nos parece muy significativa la manera en que ha destacado la visión más antigua de la teología ortodoxa griega, desde una concepción dinámica de la realidad de Dios, en línea de despliegue vital y relación. Su investigación teológica que, sin duda debería actualizarse, puede ser muy significativa no sólo en el campo trinitario, sino en otros campos que están más vinculados con la visión de la gracia y de la eclesiología.
Bibliografía. Hay una reedición de Los problemas fundamentales de la filosofía y el dogma en cuatro volúmenes (CSIC, Madrid 1972/2000). Su otra obra fundamental (Los problemas fundamentales de la filología comparada. Su historia, su naturaleza y sus diversas relaciones científicas I-II, Santiago de Compostela 1904-1905) ha sido publicada on line por el Consello da Cultura Galega, Sección de Filosofía e Pensamento, 2005 He desarrollado el tema en Notas introductorias al pensamiento lingüístico de Amor Ruibal: Compostelanum 15 (1970) 422-453. Los estudios básicos sobre el pensamiento de Amor Ruibal siguen siendo los de → J. M. Delgado Varela, La doctrina trinitaria de Amor Ruibal: Revista Española de Teología 16 (1956) 347-374 y el de A. Torres Queiruga, Constitución y evolución del Dogma. La teoría de Amor Ruibal y su aportación (Marova, Madrid 1977).