A. Cañizares, arzobispo de Madrid. ¿Más de lo mismo?

Ahora que sale en la prensa (RD de ayer) la noticia de que es "inminente" su nombramiento como Arzobispo de Madrid, puedo asegurar dos cosas:
1. Don Antonio lo haría muy bien, en un sentido eclesiástico: Está preparado, lleva años de rodaje, tiene deseos de servir a la Iglesia, es un hombre “diplomático”.
1. Personalmente, si le nombran arzobispo de la capital, le diría: ¡Aquí estoy, D. Antonio, para lo servir, con mi pequeña teología, al servicio de nuestra Iglesia, lo mismo que, en otro lugar, lo mismo que cuando me "pedías" trabajos par tu revista de catequesis!
Don Antonio lo haría muy bien, quede eso claro, en sintonía con autoridad romana, pero...
-- Lo haría bien al “viejo estilo”, que es también el mío, pues tanto él como yo formamos parte de una generación que con el Papa Francisco puede y debe quedar atrás.
-- Creo que ha de venir, tiene que venir, una nueva generación de iglesia, que no sea de derecha ni de izquierda, ni progresista ni tradicional, sino simplemente evangélica . Y en esa línea D. Antonio Cañizares, con todas sus cosas buenas, está demasiado marcado por el pasado.
Por eso quiero creer que la noticia de que van a nombrar a Cañizares arzobispo de Madrid es un globo sonda, una opinión de mentidero eclesiástico.
Ciertamente, Cañizares no es lo mismo que Rouco, y su nombramiento no sería un puro continuismo; tiene un estilo y un modo de hacer distinto… Pero va en la misma línea de fondo. En ese sentido, miradas las cosas en profundidad, desde la visión radical de la Iglesia a la que parece asomar el Papa Francisco, después de la era Rouco, el nombramiento de Cañizares sería “más de lo mismo” (con un ligero matiz personal de diferencia).

Insisto en la idea anterir. Tras lo que ha escrito el Papa Francisco (Evangelii Gaudium) no estamos ya en el tiempo del “más de lo mismo”, aunque sea mejorando lo que hay, y aunque la persona en cuestión (en este caso D. Antonio Cañizares) tengas tantos y tantos méritos como los suyos. Cañizares lo haría bien, en el sentido tradicional. Pero estoy convencido de que el tiempo de la dirección tradicional activa de Rouco y Cañizares ha terminado, no porque haya sido malo lo que han hecho, sino porque pertenece una época ya pasada.
Ciertamente, dentro de la ruleta de los méritos y del puesto en el escalafón, D. Antonio es el primero, el que más “merece” el Arzobispado de Madrid. Pero estoy convencido de que con el Papa Francisco ha terminado (¡debe terminar!) el curso y carrera de los escalafones, la ruleta de los méritos.
El Papa Francisco se está jugando en este nombramiento su credibilidad. Desde una perspectiva “cristiana” tiene dos posibilidades:
a) Abrir en Madrid un proceso instituyente, y que sean las comunidades cristianas las que propongan y pacten un candidato para los nuevos tiempos de la Iglesia, sabiendo que los antiguos ya han pasado. Ésta sería la mejor solución, desde la perspectiva de la identidad y de la historia de la Iglesia, aunque quizá en Madrid podría ser apresurada.
b) O nombrar por sorpresa a alguien que no está en las listas… En los “mentideros” se habla de algún presbítero “tapado”, conocido del Papa y madrileño, alguien que viene de fuera de los “conventículos” anteriores de poder. No me parece mala idea... Para superar el impasse de la situación anterior (que huele a lucha de poder) no hay más solución que buscar a alguien de fuera.
Sería necesario que el Papa Francisco diera una sorpresa en esa línea, para que creyéramos de verdad que va en serio su propuesta de cambio.