Se van los Carmelitas, llegan los Heraldos del Evangelio ¡Sucumbíos!
Mañana, día 30 de octubre, el Sr. Nuncio del Ecuador, el Presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana, y dos obispos vecinos de Sucumbios, en presencia de algunos misioneros carmelitas, traspasarán la Administración de la Iglesia de Sucumbios de los Carmelitas a los miembros de la Sociedad Clerical Flos Carmeli (de los Heraldos del Evangelio), de Monseñor Gonzalo, al P. Rafael, miembros de dicha Sociedad Clerical (ISAMIS: La Iglesia de San Miguel de Sucumbíos, http://www.isamis.org/web/default.html).
Es una noticia pequeña, sobre una pequeñísima prelatura de la Amazonia, pero tiene una gran importancia. Muestra los cambios que se están producienedo en la iglesia, el "triunfo" de los grupos emergentes, con su "teatro" (ellos mismos lo dicen, en su blog), con su organización vertical, con su forma de entender la devoción al Papa...
Una noticia pequeña pero de gran importancia
Los Padres carmelitas, como otras grandes órdenes religiosas, han llevado por más de doscientos años el peso de las Misiones Católicas en todo el mundo. Han recibido el encargo de llegar donde ningún otro cristiano católico había ido, para dar testimonio de evangelio y crear de esa manera iglesias.
De España, de Italia, de Francia, de Holanda… han ido saliendo cientos de misioneros, para entregar la vida según el carisma de su congregación (desde los Jesitas hasta los Misioneros del Verbo Divino). Pues bien, una de las misiones creadas por los Carmelitas de la Provincia de Burgos (España) ha sido la de Sucumbíos, en la zona amazónica del Ecuador. En la actualidad el responsable de aquella misión era Monseñor Gonzalo López Marañón, obispo Vicario Apostólico de San Miguel de Sucumbíos.
Pero las cosas están cambiando, por reestructuraciones del personal y, de un modo especial, por las nuevas orientaciones eclesiales, que empiezan a confiar ya más en las nuevas Instituciones y Movimientos pastorales de la Iglesia, entre los que se encuentran los Heraldos del Evangelio. Es un cambio muy significativo, y por eso quiero destacarlo.
Estamos ante un cambio en la Iglesia. Las órdenes religiosas “clásicas”, bien conocidas, entre ellas los Carmelitas de Santa Teresa, pierden peso. La Iglesia oficial ofrece su confianza a las nuevas instituciones, como los Heraldos del Evangelio, y lo empieza haciendo en las zonas “alejadas” de los grandes centros, como Sucumbíos, en Ecuador.
Sirva este post para presentar a los Heraldos (con sus propias palabras)...y para despedir con todo mi afecto a los Carmelitas de Sucumbíos. Recuerdo, como si fuera hoy, el dia en que pude conversar con dos de ellos, castellanos recios, en la Bola del Mundo, junto a Quito. Mi admiración por su espiritualidad, mi gratitud por su obra. A los Heraldos no les conozco... simplemente pongo aquí lo que ellos dicen de sí mismos.
Es una pequeña noticia, para mí es una gran noticia. Espero que mis lectores sepan valorarla.
Heraldos del Evangelio
Los Heraldos del Evangelio son una Asociación Internacional de Fieles de Derecho Pontificio, la primera a ser erigida por la Santa Sede en el tercer milenio, acontecimiento que se realizó por ocasión de la fiesta litúrgica de la Cátedra de San Pedro el 22 de febrero de 2001.
“La formación de los fieles laicos tiene como objetivo fundamental el descubrimiento cada vez más claro de la propia vocación y la disponibilidad cada vez mayor para vivirla en el cumplimiento d ella propia misión” (CHRISTIFIDELIS LAICI,58).
Otra categoría de miembros son los Cooperadores, los que “aunque se sientan identificados con el espíritu de la Asociación, no pueden comprometerse plenamente con los objetivos de ella por sus compromisos sacerdotales, o el hecho de pertenecer a un instituto de vida consagrada o sociedad de vida apostólica, o por sus deberes matrimoniales o profesionales”.
Laicos, casados o solteros que viven totalmente en el mundo, sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas, laicos de vida consagrada o miembros de otras de otras asociaciones o movimientos apostólicos, los Cooperadores de los Heraldos del Evangelio, además de observar los deberes y preceptos propios a su estado, se esfuerzan por vivir en conformidad con el carisma y la espiritualidad de la Asociación, dedicando a ella su tiempo libre y comprometiéndose a cumplir ciertas obligaciones.
Espiritualidad. Eucaristía, María, el Papa
Los Heraldos tienen su espiritualidad cimentada en tres puntos esenciales: la Eucaristía, María y el Papa, como está definido en sus estatutos: “La espiritualidad tiene como líneas maestras la adoración a Jesús Eucarístico, de inestimable valor en la vida de la Iglesia para construirla como Una, Santa, Católica y Apostólica, Cuerpo y Esposa de Cristo (EE.25,61); la filial piedad Mariana, imitando la siempre Virgen y aprendiendo a contemplar en Ella el rostro de Jesús (NMI.59); y la devoción al Papado, fundamento visible de la unidad de la Fe (LG.18)."
Carisma. Música y teatro
Su carisma lo lleva a procurar actuar con perfección en busca de la pulcritud en todos los actos de la vida diaria, incluso estando en la intimidad, lo que está expresado en el sublime mandato de Nuestro Señor Jesucristo: “Sed perfectos como vuestro Padre Celestial es perfecto” (Mt.5,48 pulcritud).
Para el Heraldo del Evangelio este llamado a la perfección no debe quedar restringido a los actos interiores sino exteriorizarse en sus actividades, de modo que mejor reflejen a Dios. Esto quiere decir que el Heraldo del Evangelio debe revestir de ceremonial sus acciones cotidianas, sea en la intimidad de su vida particular, sea en público, en la obra evangelizadora, en el relacionamiento con sus hermanos, en la participación de la Liturgia, en las presentaciones musicales y teatrales o en cualquier otra circunstancia.
(http://es.arautos.org/view/show/13903-heraldos-del-evangelio
FLOS CARMELI
La Sociedad clerical Virgo Flos Carmeli está constituía por miembros de los Heraldos del Evangelio que recibieron el llamado al sacerdocio tras décadas de vida comunitaria, con la finalidad de emprender mejor la actividad evangelizadora, de acuerdo a lo que se puede leer en el Art.3 de sus estatutos: “La Sociedad nace como expresión del carisma de la Asociación Heraldos del Evangelio, con específica vocación sacerdotal, manifestando la voluntad de actuar en comunión de métodos y metas con la mencionada Asociación, y empeñándose particularmente en que los fieles que se sientan atraídos por este carisma tengan una asistencia ministerial, sobre todo, los que viven en comunidad (PC 10)”.
También hacen parte de ella algunos miembros que, sin abrazar la vocación sacerdotal, colaboran hace años con su carisma y misión en las varias actividades de la vida apostólica y comunitaria.
Los orígenes de este grupo remontan a los años 70, cuando Mons. Joao Scognamiglio Clá Dias, todavía lego, con algunos terciarios carmelitas del Sodalicio “Virgo Flos Carmeli” (Carmelitas de la Antigua Observancia), iniciaron una experiencia de vida comunitaria en un antiguo monasterio benedictino de la ciudad de Sao Paulo, Brasil.
Dividían el tiempo entre la oración y el estudio, con períodos de silencio, con la finalidad de obtener mejores frutos en el trabajo evangelizador. Para marcar más su vida con la opción por el celibato y la disponibilidad, usaban entre ellos un hábito específico de terciarios carmelitas, sobre todo para la diaria recitación del pequeño Oficio de la Inmaculada Concepción en la capilla de la comunidad.
No todos los primeros compañeros de Mons. Joao Clá se sintieron llamados a la vida religiosa. Todavía en 1.976, un grupo de jóvenes, siguiendo su orientación, estableció una regla de Vida Comunitaria (llamada en lenguaje corriente “Ordo”) que con el paso de los años se desarrollaría hasta dar lugar a las Constituciones y Reglamentos hoy día en vigor. En los años siguientes, otros grupos de jóvenes se unirían a los primeros, siguiendo su ejemplo de vida comunitaria, no solamente en Sao Paulo, sino también en otras ciudades de Brasil y en otros países de las tres Américas y Europa. ((http://es.arautos.org/view/show/3513-virgo-flos-carmeli ))
EL PADRE FUNDADOR
Mons. João Scognamiglio Clá Dias es natural de S. Paulo, Brasil, habiendo nacido el 15 de agosto de 1,939. Sus Padres, Antonio Clá Dias y Annitta Scognamiglo Clá Dias, constituían una familia de inmigrantes europeos (el padre era español, originario de Cádiz y la madre italiana es natural de Roma) en la cual la fe católica heredada de sus mayores era todavía muy viva.
Ese vigo
Hizo sus estudios secundarios en el Colegio Estatal Roosevelt y de Derecho en la Facultad del Largo de Sao Francisco de S. Paulo. Durante el tiempo de sus estudios superiores se destacó como activo líder universitario católico en los convulsionados años que precedieron la revolución de la Sorbonne en mayo de 1968.
Mons. João S. Clá Dias es Canónigo Honorario de la Basílica Pontificia Santa María Mayor en Roma, y Protonotario Apostólico. Fue graduado en Filosofía y Teología por el Centro Universitario Ítalo-Brasilero de São Paulo; Licenciado en Humanidades por la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra de República Dominicana; también es Maestro en Derecho Canónico del Pontificio Instituto Superior de Derecho Canónico de Río de Janeiro.
Su intenso deseo de dedicar la vida al apostolado en la fidelidad al Magisterio de la Cátedra de San Pedro, sumado a la viva conciencia de la necesidad de un profundo conocimiento doctrinal, lo llevó a realizar estudios teológicos tomistas con grandes catedráticos de Salamanca (España) como el P. Arturo Alonso O.P., el P. Marcelino Cabreros de Anta C.M.F., el P. Victorino Rodríguez y Rodríguez O.P., el P. Esteban Gómez O.P., el P. Antonio Royo Marín O.P., el P. Teófilo Urdánoz O.P. y el P. Armando Bandera O.P.; como demostración de profundo agradecimiento con sus maestros, divulgó años después las biografías de varios de ellos con ediciones en España y los Estados Unidos: “Antonio Royo Marín, maestro de espiritualidad, brillante predicador y famoso escritor ”, “P. Cabreros de Anta CMF, firme pilar del Derecho Canónico en nuestro siglo”.
Viendo que la música sería un eficaz medio de evangelización, perfeccionó sus conocimientos con el reconocido maestro Miguel Arqueróns, regente de la Coral Paulistana del Teatro Municipal de São Paulo.
Su anhelo de perfección lo condujo en 1970 a iniciar una experiencia de vida comunitaria en un antiguo inmueble benedictino de São Paulo. De sus primeros compañeros ninguno perseveró. Sin embargo, tras numerosas dificultades, aquella experiencia adquirió solidez, dando origen al movimiento de evangelización dirigido por Mons. João Clá. Se multiplicaron, a partir del foco originario, casas de vida comunitaria donde sus miembros se dedican a la oración y al estudio, como preparación para la acción evangelizadora. Jurídicamente tomó la forma de una Asociación Privada de Fieles, Heraldos del Evangelio en la diócesis de Campo Limpo (Brasil).
((http://es.arautos.org/view/show/543-biografia-de-mons-joao-scognamiglio-cla-dias ))