Cristo ha venido a "salvar" cuerpos, no puras almas Corpus Christi: Cuerpos abyectos, cuerpos inadecuados

Corpus Christi
Corpus Christi

La Iglesia celebra el día del Cuerpo de Cristo, la última de las fiestas del año litúrgico, en la que culminan los motivos principales del Adviento y de la Navidad, de Pascua y de Pentecostés.

        Publiqué hace unos meses una Teología de la Biblia, que se titulada título “La Palabra se hace Carne”. Estuve dudando sobre el título y, en vez de “La Palabra se hace Carne” (Jn 1,14) quise ponerle “La Palabra se hacer Cuerpo”, pero al fin me decidí por “carne”, no por “cuerpo”, aunque puse en la portada a Juan y Pedro corriendo al sepulcro de Jesús, buscando el Cuerpo de la Nueva humanidad”.

            De ese Jesús, que  es Cuerpo Mesiánico de la humanidad trata la fiesta de este día (Corpus Christi), con las reflexiones que siguen. En ese contexto, para entender el sentido del tema y de la fiesta, quiero presentar y comentar dos libros que acaban de salir en castellano-

Uno se titula “cuerpos abyectos” (de excluidos, homosexuales y condenados), a quienes Jesús ha integrado en su cuerpo mesiánico. El otro se titula “cuerpos inadecuados” (insuficientes, manipulados y/o genéticamente mutados), tema que quiero situar a la luz del cuerpo pascual de Jesús. 

INTRODUCCIÓN BÍBLICA.

El ser humano es cuerpo, alma y espíritu.  

‒ Para el AT, el hombre entero (varón y mujer) es basar (sarx y sôma, carne y cuerpo). No “tiene”, sino que “es cuerpo/carne”, realidad biológica, con las plantas y los animales, y así forma parte de una realidad frágil en la que todo nace, pasa y muere, perdurando (renaciendo) en el proceso de la vida (cf. Sal 16, 9; Job 10 4). En ese contexto ofrece Jn 1, 14 definición más honda del hombre como palabra hecha carne[1].

El ser humano es nephesh y neshama, psyche y alma. La palabra más utilizada por la Biblia es nephesh, en griego psyche, en latín ánima-alma, y en esa línea el hombre es carne-cuerpo animado, no como alma espiritual, opuesta al cuerpo (como en la antropología griega), sino como principio vital,  en la línea de la “respiración” y sede de deseos, sino a veces a la misma sangre, que es el “alma” animal (cf. Dt 12, 23)[2].  

LA PALABRA SE HIZO CARNE. Xabier Pikaza Ibarrondo. ebook. 9788490736401

El hombre esruah (pneuma, espíritu), esto es, respiración superior, y de esa forma se vincula con la ruah de Dios, como he puesto de relieve en cap. 5 y 26. En un sentido, ruah es el “aliento” vital (cf Qoh 3, 19-21), pero, en otro más profundo, en el conjunto de la Biblia, el hombre es ruah porque se halla inmerso en el aliento y vida del Dios (y del mundo), formando así parte de su respiración, pues ruah es la fuerza creadora y engendradora, Dios como presencia activa (acogedora) de misterio, en comunión con todo lo que existe.

             El hombre vive, según eso, en tres niveles…, como una historia de humanización que desemboca y culmina en la redención (la transformación, la divinización, la liberación)  del cuerpo, como dice Pablo.:

              Sabemos que toda la creación gime y sufre hasta este momento, como en dolores de parto. Pero no sólo ella, sino también nosotros, que tenemos la primicia del Espíritu, gemimos por dentro, esperando la filiación, la redención de nuestro cuerpo (sôma) (Rom 8, 22-23).

Sarx y sôma, carne y cuerpo

(1) El hombre es Sarx, en debilidad, pero, en contra de las tendencias gnósticas, la “carne” no es mala, sino impulso y camino de vida que se abre a la comunicación más honda del amor, de la comunión entre los hombres y mujeres.   

(2) La Sarx o carne del hombre está al servicio del Sôma, es decir, de la identidad personal, como comunión de persona. En esa línea, San Pablo y sus sucesores, hablan de la “comunión del cuerpo de Cristo”, esto es, del cuerpo como principio de comunicación, como diálogo de vida y amor, como esperanza de resurrección.  En ese contexto se sitúa la gran formulación sobre la unidad teológica (divina y humana) de la iglesia: «Esforzaos por guardar la unidad del Espíritu, en el vínculo de la paz. Hay un sólo cuerpo y un Espíritu, como es una la esperanza de vuestra vocación, a la que habéis sido llamados. Hay un Señor, una fe, un sólo bautismo. Hay un Dios que es Padre de todos» (Ef 4, 3-6). La unidad de Dios Padre y la Unidad del Señor Jesús (expresada en fe y bautismo) se convierte por medio del Espíritu en unidad del cuerpo, es decir, en comunión de Iglesia.

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(3) Dios se ha hecho “carne” para que todos nosotros seamos un cuerpo.En esa línea, la novedad del cristianismo está en la afirmación del “cuerpo de Cristo” (sôma tou Kristou) La unión de los cristianos no es una unidad espiritualista, hecha sólo de pensamientos y oraciones, sino de tipo corporal, sino de tipo corporal. Según eso, cada uno vivimos y somos en el otros. No hay cristianismo solitario. Una carne que se cierra en sí misma y no se abre en amor (en comunión de vida) a los otros no es carne cristiana, n i es principio de resurrección.

            Según eso, la verdad del mesianismo cristiano se expresa en la “unidad corporal” de los creyentes, una forma de unidad que se expresa y realiza, de un modo especial, a través de la comida compartida, por medio del pan que así aparece como auténtico “sôma” de Cristo, en todas las tradiciones eucarísticas (cf. Mc 14, 22; Mt 26, 26; 1 Cor 1, 24 y Lc 22, 19). El signo de Jesús es el pan compartido, no el alimento de las purificaciones y los ázimos rituales (que comen separados los buenos judíos), sino el pan de cada día, que el mismo Jesús comía con los pecadores y la gente del pueblo. Jesús no vino a crear una sociedad abstracta. Al contrario, él viene a presentarse como cuerpo, esto es, como vida expandida, sentida, compartida. El evangelio nos sitúa de esta forma en el nivel de la corporalidad cercana, que la mujer del vaso de alabastro (cf. Mc 14, 3-9) había expresado en forma de perfume y que Jesús ofrece como pan (comida). Sin comunión personal (de cuerpo y sangre) no existe eucaristía.

CUERPOS ABYECTOS

CUERPOS ABYECTOS | MANUEL VILLALOBOS MENDOZA | Casa del Libro

En este contexto de la fiesta del “Cuerpo de Cristo” quiero poner de relieve el hecho de que Cristo (Palabra de Dios, Hijo eterno del eterno Padre) no solamente se ha “encarnado” como dice Jn 1, 14 (se ha hecho carne en general), sino que ha tomado un cuerpo/carne de “siervo” (doulou), es decir, de esclavo como ha puesto de relieve con enorme precisión el himno de los Filipenses: Un cuerpo ultrajado, despreciado, torturado, mofado.

            Ésta es la tesis básica de este libro: El cristianismo se centra en la capacidad de “hacer cuerpo” (comunión de vida) partiendo de los expulsados de la vida. La iglesia no un “cuerpo militar” de soldados, ni una sociedad de perfectos… sino una comunión de vida en la que son acogidos en primer lugar los expulsados, los “malditos”, los sexual y socialmente distintos, los pobres de diverso tipo.

            Cristo se ha encarnado en cuerpo de “varón”, pero no de varón triunfante, patriarca dominador, sino de “varón de dolores”, de manera que ante él y con él no hay ya ni varón ni mujer (cf. Ga. 3, 28), sino cuerpos opresores y cuerpos oprimidos… Cristo no ha formado un cuerpo-iglesia de grandes jerarcas varones (en línea romana), sino a partir de los oprimidos (despreciados, humillados), para representar de esa manera a todos.

Éste es un tema que está en el fondo de los cantos del Siervo (humillado, despreciado, sin poder ni apariencia de varón dominador) de Isaías 2. Éste es un tema que está en la letra de las narraciones de la pasión de los sinópticos, especialmente del evangelio de Marcos, como ha puesto de relieve M. Villalobos, con enorme pasión y precisión M. Villalobos, en este libro que es su tesis doctoral en teología en el Garret Th. Seminary de Chicago (año 2010). No es libro de mero aficionado,  no es un simple ensayo literario, sino una tesis doctoral donde se vinculan y fecundan tres líneas de investigación:  

(a) La reflexión teórica de Judith Butler sobre la corporalidad, en un mundo como el de USA donde dominan las “corporaciones” del dinero, es decir, las “multinacionales” que destruyen y utilizan a los pobres sin dinero, a los extranjeros, distintos (negros, mujeres oprimidas…).

(b) Su propio discurso personal (el de M. Villalobos), un hispano residente en USA que se sitúa ante el “evangelio” de la sociedad dominante desde una perspectiva iluminada por el feminismo y por una forma de entender la sexualidad que no responde al canon dominante de la heterosexualidad dominadora;

(c) Desde el evangelio de Marcos, con sus figuras masculinas “no convencionales” (el aguador del entorno de Jerusalén; el joven desnudo del Huerto de los Olivos;  el mismo Jesús desnudo, objeto de mofa sexual y de sarcasmo en la cruz).

            Este es un libro ejemplan en el que se vinculan y fecundan la antropología social, la experiencia personal del autor y, sobre todo, la luz deslumbrante del evangelio de Marcos. El resultado de todo eso es el descubrimiento del “cuerpo abyecto” de Jesús, que puede asumir y asume en su vida y camino salvación la historia de millones y millones de cuerpo abyectos, de homosexuales, de extranjeros, de mujeres violadas y maltratadas. En contra de lo que ha dicho cierta iglesia que ha terminado siendo dominadora, Cristo no ha venido a salvar almas, sino más bien, cuerpos, cuerpos abyectos de enfermos, “pecadores”, expulsados de la buena sociedad.

            Por eso, una fiesta del Corpus para “corporaciones de poder”, una fiesta de Corpus de triunfadores del sistema dominante (los limpios, los varoniles, los “santos…”) va en contra del evangelio y en especial del “cuerpo de Cristo”, donde los más significativos son los que parecen menos dignos, como decía Pablo en 1 Cor 12.

            Éste es el resultado, al hablar del “Cuerpo mesiánico” de Cristo estamos hablando, en primer lugar, del cuerpo de los enfermos y pobres, de los despreciados sexuales, de aquellos que no pueden cumplir la buena ley de los “buenos varones dominantes”. En el dentro de la investigación de Manuel Villalobos se encuentra este joven del evangelio: 

 Y un joven le iba siguiendo (a Jesús), cubierto/envuelto con una túnica/sábana sobre lo desnudo (el cuerpo) y le agarraron, pero él, soltando la túnica/sábana, se escapó desnudo Mc 14, 51‒52)

‒ Por orden de los Sumos Sacerdotes, la muchedumbre armada, dirigida por Judas, ha venido a prender a Jesús. Todos sus discípulos huyen. Sólo queda  un joven (neaniskos) envuelto en un sindón (rica túnica de lino o sábana de noche) queda hasta el final.  Ese "effeminato” (afeminado), muchacho joven, con cuerpo adolescente, casi de muchacha, somos quizá  nosotros, en la noche del huerto de Jesús, cuando parece que la iglesia acaba (los "grandes", varoniles, huyen).

‒ Sólo queda él, el afeminado, en la noche, siguiendo a Jesús, con la túnica o sábana sobre lo desnudo… La muchedumbre adversa, airada le agarra con fuerza, pero él es escurre, se escapa, dejando en manos de sus prendedores una túnica/sábana de “effeminato”… Éste es un texto enigmático… y la mayor parte de los comentaristas hemos vacilado al interpretarlo, empezando por Mateo y Marcos, que no supieron (o quisieron) entenderloy lo borraron de sus evangelios).  

‒ Personalmente he entendido este pasaje de un modo más social, en la línea de mi Comentario de Marcos. Pero estoy convencido de que la interpretación de M. Villalobos  responde mejor al evangelio de Marcos. Todos nosotros somos aquel joven, y es como si vinieran a prendernos ¿Quién? ¿De dónde? El evangelio de Marcos no lo dice; dice solamente que ese joven desnudo (sin vestidura de poder, sin prestigio…) esta allí. Él aparece así como signo de la Iglesia de Cristo.

Este es el enigma y tarea actual de la Iglesia. Cuando los grandes varones eclesiásticos fallan (han marchado ya) no queda más que este joven effeminato, chico o chica, da lo mismo, acompañando a Jesús hasta el final, sin que puedan prenderse. Este es uno de los signos mas fuerte de la Iglesia que empezamos a ser este 2021, cuando parece que cede la pandemia y queremos que todo siga siendo lo mismo.   

3 ¿CUERPOS INADECUADOS?

Cuerpos inadecuados; El Desafío transhumanista A La Filosofía: Amazon.es:  Diéguez, Antonio: Libros

Junto al libro de Manuel Villalobos quiero citar el de A. Diéguez, Cuerpos inadecuadosM. Villalobos  nos situaba ante los “cuerpos abyectos” que pueden recuperar su dignidad desde Cristo. A. Díeguez, en cambio, nos sitúa ante el empeño de un tipo de genética y medicina que quiere “curar” los cuerpos inadecuados, a través de una nueva ingeniería genética, a través de una nueva medicina, capaz de alargar la vida. En ese contexto puede hablarse, sobre todo, de un tipo de transformación genética del ser humanocon un enorme potencial explosivo que puede utilizarse para bien, pero que también se puede emplear para mal.  

 - El aspecto positivo de esta ingeniería genética viene dado por el hecho de que se puede planificar de un modo coherente el proceso generativo, que hasta ahora se había dejado en manos de la “selección natural” o de la suerte. Entendida rectamente, la ingeniería genérica constituye una de las mayores conquistas de la modernidad, para hombres, mujeres y niños

 - Pero esa ingeniería genética puede tener un aspecto negativo, allí donde se quiera manipular la generación de nuevos seres humanos que no sean ya “fines en sí”, seres autónomos, sino que se gesten con una finalidad distinta, como medios para otro fin (económico, social o militar).

 Parece que en esta línea la ciencia sólo ha comenzado. Dentro de un tiempo relativamente breve, los hombres serán capaces de “hacer” hominoides “a la carta”, seres humanos sin autonomía verdadera, sin auténtica independencia, seres que no son ya imagen de Dios (es decir, capaces de dialogar en libertad), sino efecto de una planificación humana. Podríamos acabar fabricando un tipo homúnculos como se fabrican animales domésticos o utensilios, conforme a los programas de un consejo de administración de empresa.

El día en que eso se extendiera y unos hombres superiores se dedicaran a producir homúnculos para su servicio (como supuso hace tiempo A. Huxley, Un mundo feliz) podríamos decir que la especie humana se habría destruido. Estos homonoides sin libertad no serían hombres y aquellos que los fabrican y manipulan así, como seres sin libertad, dejarían de ser humanos, para volverse monstruos de otra especie.

El tema clave de la ingeniería genética es el mantenimiento y mejora de la vida humana, en un nivel de libertad y responsabilidad. El hombre sólo es humano en la medida en que se descubre dueño de sí mismo, capaz de situarse ante el bien y el mal (de escuchar a la serpiente), capaz de amar en gratuidad y riesgo.

Corpus
Corpus

No se puede hablar de una nueva humanidad si no existe un nacimiento y despliegue de la vida en libertad, en amor mutuo y en gozo personal. Sin amor creador de los padres y de los educadores, que suscitan y educan en libertad a los nuevos seres humanos, la humanidad de acaba destruyendo. No puedo comentar aquí con más detalle este libro de A. Diéguez, pero su temática me parece muy significativa:

 Un tipo de ingeniería genética (de eugenesía) me parece muy importante, siempre que se deje en manos de su libertad a los “nacidos” (engendrados por amor). Pero el camino más significativo para “mejorar” al ser humano es el “nacimiento en amor”, la educación en acogida. La ciencia es importante, pero el ser humano es un ser “creado por la ciencia”, sino por el amor en libertad.

Frente a la inmortalidad “eugenética” es fundamental la muerte en amor: No se trata de tener yo vida por mi mismo, sino de dar la vida que soy (que tengo) para que sean y vivan los demás, en esperanza de resurrección. Ciertamente, como dice Diéguez, vivimos en “cuerpos que son inadecuados” en sentido de egoísmo propio, pero que son muy adecuados para compartir la vida, para ponerla en manos de los más, esperando la resurrección del cuerpo (es decir, de la nueva humanidad).

Con cierta libertad, me atrevo a decir que mantenemos y transmitimos este don de la vida en “cuerpos inadecuados” (san Pablo decía en “vasos inadecuados”), sobre todo cuando hemos querido y queremos transmitir el evangelio a través de un tipo de corporaciones jerárquicas de poder (pero con eso entramos en un tema que va más allá de lo que he querido presentar en estas reflexiones). El próximo domingo, día del corpus, volveré sobre el tema.

Notas

[1] El hebreo del AT no distingue entre sarx (cuerpo-carne en su fragilidad), y sôma” (cuerpo-carne en clave de comunicación, de apertura a los demás). Desde ese fondo hay que entender los relatos eucarísticos del NT donde Jesús dice, tomando el pan, “esto es mi sôma”, mi cuerpo-carne que se comunica, creando así comunión de vida compartida, Iglesia (cf. 14, 22; Mt 26, 28; Lc 22, 19; 1 Cor 11, 24). Pero, en el sermón eucarístico (Jn 6, 41-65), el evangelio de Juan, que suele ser fiel al fondo semita, hablando de ese mismo “cuerpo eucarístico” (que Pablo y los sinópticos llaman sôma), prefiere presentarlo como sarx, poniendo más de relieve que la eucaristía o “sôma eclesial” del Cristo no es un cuerpo espiritual, separado de la vida, sino que sigue siendo y es, en profundidad, la misma sarx o carne humana compartida.

[2] El hombre es un soplo y su vida se identifica con su respiración, que por un lado le vincula con el viento/aliento cósmico (somos aire que se inhala y exhala) y por otro con el “ánimo”, esto es, con sus disposiciones emocionales (sentimientos, deseos). En esa línea, en un sentido, la Biblia dice que el hombre ha recibido la neshama, soplo de vida de Dios (cf. Gen 2, 7), y en otro sentido interpreta el alma o nephesh del hombre como sede no sólo de un deseo que jamás logra saciarse, sino también del pensamiento y de la voluntad, por lo que el hombre se distingue de los animales.

Corpus Christi 01
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