Asumir el mal (y Vivencias y convivencias 13)

La movida del Me-too (Yo-también) ha puesto el dedo en la llaga de nuestra implicación en la realidad doliente de nuestra humanidad, bajo el formato de un feminismo activo que critica nuestro machismo patriarcal. Pero se trata de una movida que forma parte de un movimiento más amplio de implicación y reivindicación crítica, compuesto por la crítica a la corrupción política y a la pederastia clerical. Debería ampliarse a una crítica de toda violencia o violación sea de derechas o de izquierdas, nacionalista o populista, pues el peligro está en que el viejo terrorismo real se alíe hoy a un nuevo terrorismo cultural en redes y foros de opinión. No extraña que en este contexto descoyuntado Felipe González proponga un nuevo pacto social.

El viejo Yo acuso debe complementarse con un nuevo Mea culpa colectivo, porque ya todos estamos implicados en la posverdad. Así que el primero que esté libre de pecado, que tire la primera piedra y peque. Respecto al pecado, como dice el Papa Francisco, hay que perdonar, pero respecto al delito hay que juzgar, aunque sin llegar a un Estado de enjuiciamiento inquisitorial. La compasión debe formar parte de nuestra propia realidad de pobres hombres, corruptos por naturaleza, como decía Lutero, solo salvables por un amor crítico. No se trata pues de aceptar acríticamente el mal, sino de asumirlo críticamente.

Decía el lúcido san Ireneo que solo se redime o salva lo que se asume, así que tenemos que asumir nuestra herencia de corrupción y corruptelas, enmarcándola críticamente pero no inquisitorialmente. El viejo terrorismo real ha cedido, aunque debería liberarse pidiendo perdón, la corrupción política ha cedido, aunque debería asumir su precio y pago público, la pederastia eclesiástica está cediendo, aunque debe purificarse abriendo un nuevo horizonte de celibato opcional, y el nacionalismo y el populismo son dos pinzas extremas que deben democratizarse pasando por el centro y el medio o la mediación.

Hay un momento en la vida y obra de R. Wagner en que el gran músico, desoyendo el resentimiento de su amigo Nietzsche, se vuelve al cristianismo como reconciliador de la culpa a través de la pena de su reconocimiento extremo. Es el momento purificador de Parsifal, el tiempo del amor no meramente romántico sino doloroso, el tiempo abierto al espacio de la misericordia crítica. La música es el mejor medio cultural para restañar nuestras heridas y sublimar la vida dolorida, como entrevió el filósofo Eugenio Trias al final de su existencia. Y también la música del cantautor vasco Gontzal Mendibil ha sido mi último refugio poético final, para sanar las heridas de la vida sin infectarlas.

Pero la música es el vehículo del amor, palabra infectada sin embargo por nuestra posmodernidad superficial. Mas el amor no delinque, a no ser que sea un amor delincuente, claro, y nos salva del odio, la clausura vital y la encerrona existencial. El amor pone música en nuestra vida, trascendiendo su rutina literal y su cierre circunstancial en expresión simbólica abierta al infinito. Así que necesitamos ya no un pacto social, sino un pacto cultural de carácter musical, quizás mediado por Montserrat Caballé como nuestra musa. Un pacto que condene el pecado, pero pueda perdonar al pecador, al menos si es capaz de perdón. Yo no quiero morir matando o con rencor, encapsulado en mi culpa, sino asumiendo críticamente el mal propio y ajeno, para su transmutación y trasfiguración.

Pues el caso es que estamos todos implicados, clérigos y políticos, la cultura y su alma mater, la universidad. Es tiempo de purificación, pero no de purismos, es tiempo de implicación pero también de explicación racional, es tiempo de la matraca irredenta, pero también de redención por la música y el amor. El amor y la música no prescriben, y no deberíamos morir envenenados. Necesitamos aire y trascendencia, airear nuestros males, asumirlos críticamente y trascenderlos abiertamente, a través de su apertura y no de su putrefacción. Encuentro al respecto sintomático de nuestra crisis actual la perversa relación del hombre actual con una divinidad a la que se trata de robar el fuego del amor, para que no se lo apropie Dios sino el hombre. Es una disputa soberbia sobre el amor posesivo, la cual ignora lo más elemental de la cuestión: que el amor es desposesión y apertura. Por ello intrigantemente en G.A.Bécquer amar es creer en Dios.

VIVENCIAS Y CONVIVENCIAS 13





---El juicio de Dios como juicio de amor.
---Como dice el Papa Francisco, Dios es más grande que nuestros pecados: arriba.
---El amor es la fortaleza de la debilidad.
---España sigue a pesar de los españoles: la Iglesia prosigue a pesar de los eclesiásticos.
---Ya no podemos perdernos: estamos perdidos.
---El hombre no es el centro sino el medio o médium del mundo: el hermeneuta o mediador de las realidades.
---En el panteísmo la divinidad es una divinidad inmanente: de carácter racional e irracional.
---Andamos con un pie dentro y otro fuera: de la Iglesia.
---A menudo un juicio de valor tiene más valor que juicio.
---Paradójicamente la coqueta es masculina: se hace el gallito (coq).
---Un sobrino me increpa afirmando que soy un filósofo segundón respecto a Ortega: bendita increpación.
---En nuestro país Amancio Ortega ha desbancado a Ortega y Gasset.
---El joven trata de contener el tiempo en el espacio: el viejo se deja sobrepasar por el tiempo espaciosamente.
---Paradójicamente el buen amigo, según Ruiz de Alarcón, desengaña: que es lo contrario de engañar.
---Tras la demolición de la moral viene la molición de las costumbres: con su molicie y malicie.
---El deseo y los deseos: el deseo de ser y los deseos de tener.
---Cada uno somos un mundo: y algunos un agujero negro.
---El miedo vital de I.Kertész es el miedo mortal del hombre en este mundo.
---La maternidad es el gran tema para el hombre, dice Almodóvar: lo matriarcal, diría yo.
---El regressus ad uterum no es vuelta a lo inanimado sino a lo animado.
---Lector voraz: cupido de lo escupido por otros.
---El pescado está vendido y lo demás perdido.
---Muchos se han quedado en la cuneta de la vida: todos acabaremos en ella.
---El rayo es origen fulgurante de la raya: la raya es el rasgo fulgurado del rayo.
---El terrorismo y sus fratrías fratricidas.
---La orfandad me sacó de casa: la encerrona eclesiástica me llevó a la filosofía: el encierro español me trasladó a Europa: la clausura vasca me devolvió a los orígenes.
---Los tambores de nuestra Semana Santa: protesta existencial por la vida y la muerte.
---El aragonés rocoso: la simbólica del Pilar.
---(Dedicatoria) Caesari Augusto Caesar Augusta: A César Augusto César-Augusta (Zaragoza).
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