Difícil defender la existencia de un Dios incoherente y absurdo.

¡Pero qué cansino!
Sí, siempre lo mismo, siempre el mismo asunto, siempre las mismas lentejas, siempre el mismo estribillo e incluso la misma canción, siempre la recurrencia...
Respuesta: ¿no es su premamente presencia en la sociedad, defendiendo hechos e ideas descabelladas también una permanente provocación? ¿No es su incansable afán de presentarse como luz del mundo una incitación al rechazo?
No es el que anden por la calle, el que se relacionen, el que vivan, el que sostengan entidades de interés social, el que traten de regenerar moralmente la sociedad, el que magnifiquen la ciudad con sus edificios... Eso lo defendemos y aplaudimos.
Nos referimos a lo que hay detrás, lo que tal manifestación física presupone, las ideas que dan sustento a dicha "onticidad existencial".
La mayor parte de la gente admite dicha presencia como algo connatural, algo que está ahí, algo que no provoca dolor alguno, como los árboles en la carretera o las cigüeñas en la espadaña... pero para otros es una incitación también permanente a pensar. Porque no sabemos si saben que de vez en cuando la gente normal también piensa.
No es sólo que "a mí me lo parezca". Son ellos mismos los que no caen en la cuenta de las contradicciones en que incurren. Si se pararan a pensar un poco, no podrían tener vía alguna de escape.
Dudo mucho de que los “rectores culturales de la credulidad” sean capaces de admitir que las ideas que pregonan son intragables para una gran parte de la sociedad. Precisamente porque esta sociedad algo más ilustrada que en siglos pasados, las ha repensado.
...que ¿a qué nos referimos? Pues simplemente a lo que su Catecismo dice y afirma sobre Dios, creador, providente, rector de vida y personas.
Veamos un elenco de lo que, pensado, resulta inadmisible:
Admitir o presuponer en Dios un “deseo” de crear.
Deducir de Dios que fue precisamente “esto”, el universo, lo que quiso crear.
Admitir un “momento determinado en Dios”, en su eternidad, el momento en que se decide a crear aunque, dicen, a la vez que el mundo creó el tiempo (cosa que no aparece en el AT) porque desconocían la complejidad de la física cuántica y de la relatividad;
Que creara dentro de su secuencia eterna un mundo temporal, con principio y fin previstos.
Crear un mundo imperfecto cuando por su esencia debiera haberlo hecho perfecto desde el principio.
Pensar que un Dios perfecto pueda y quiera hacer y mantener chapuzas, cosas que no funcionan, cosas que se estropean o degeneran, criaturas malformadas, entes naturales que se destruyen, etc.
Pensar que Dios, cuya esencia le llena de plenitud, sienta “pasión” por algo ajeno a él, pasión por este mundo, al que ama y quiere su bienestar.
Permitir que aparezcan y nazcan en este mundo seres deformes, inviables o inadecuados.
Respecto a la finalidad de la creación: ¿para qué quiso crear este mundo fuera de é? ¿Para que le alabara? Y por qué necesita Dios de alabanzas si es perfecto y, además, ya tenía el coro de ángeles que tal hacían?
Admitir la interacción permanente entre espíritu y materia.
Admitir que cuando el hombre actúa libremente, él, el Dios omnipotente, no puede hacer nada.
Querer castigar al hombre por ser como es, libre y a la vez determinado por leyes naturales.
Hacer al hombre racional y obligarle a admitir hechos irracionales.
Pensar que Dios es perfecto y sin embargo deja las cosas a medias, en evolución.
Tener que admitir un Dios en permanente vigilia y preocupación para que no se desmande algo que él ha hecho.
Admitir una multiforme manifestación de Dios a los hombres: si el hombre tiene una constitución única, su humanidad --al ver a un hombre cualquiera, sabemos que es “ser humano”-- ¿por qué Dios se manifiesta de tan variadas formas? Que se muestre de una vez como quiere que le veamos para que el hombre sepa que es él.
El problema del mal, en el contexto de Dios, no tiene solución: es un querer y no poder, algo que niega su omnipotencia; o un poder pero no querer, algo que niega su bondad.
Una sola de estas afirmaciones destruye el concepto de Dios tal cual lo concibe "su" mente humana. Si pretenden mantener la existencia de Dios, no se podría saber absolutamente nada de tal “ente” y por lo tanto tampoco decir nada.
Pues eso, dicen: de Dios no sabemos más que lo que no es (¿y no caen tampoco en la cuenta de la genialidad de su Teología, la única "ciencia" cuyo objeto es la negación de las características del objeto?).