Respuesa a la perorata de don César Franco, obispo, sobre la familia.


D. César Franco, de profesión obispo, ha esparcido por las ondas lo que él piensa respecto a la celebración festiva del próximo domingo. Que diga lo que piensa es normal. Hasta es normal que piense lo que dice. Pero cosa normal debe ser que a opiniones se enfrenten opiniones. Dado su talante abierto y cordial, Don César lo aceptará. Veamos punto por punto lo que ha afirmado en la Cadena COPE.

1. Don César afirma no saber cuál será la respuesta del Gobierno: ¿y para qué quiere saberla? ¿tanto le importa? ¿no esconde esta afirmación un implícito motivo del por qué de tal concentración? ¿la teme? ¿se siguen lamiendo las heridas del pasado año? ¿merece la pena enfrentarse al Gobierno sólo porque su visión de la familia es unidireccionada y simplista? ¿le ha servido al Estamento clerical de algo? ¿saben cuál es el sentir de la sociedad? ¿No es más cierto que el Sr. Rouco busca con tal enfrentamiento afirmar que “está ahí”, que existe, que tiene fuerza, que se le debe tener en cuenta? Problema freudiano, tal vez. Mecanismos subconscientes que afloran.

2. La manifestación del año pasado no fue “política”. ¡Atenme esas moscas por el rabo! ¿...que no fue política? ¿y qué hacían allí de manera tan manifiesta políticos del PP? ¿y por qué pusieron en la picota decisiones del gobierno cual si de partido de la oposición se titularan? ¿contra quién y para qué se manifestaron si, a su juicio, nada había cambiado? ¿Por qué tantas banderitas roji-gualdas? ¿Por qué los gritos contra el gobierno?

3. No queremos molestar a nadie. No se preocupe, nadie se molesta. Quizá, y no mucho, aquellos que ven cómo domingo sí y domingo también les cortan el paso, pero éstos son los menos. No se preocupe, Don César, que la gente ya está vacunada contra las excentricidades episcopales y clericales. “No llore por nosotros sino por Ud y por sus hijos”, paráfrasis del Evangelio, viendo cómo la sociedad les sonríe conmiserativamente.

4. La Iglesia tiene derecho a celebrar sus misterios como cualquier otro grupo humano. Mucho habría que decir de esto. Primero que ya lo hace. Segundo que nadie se lo impide. Tercero que para ello ya tienen sus centros “misteriosos” (¿o es que quieren seguir ocupando todo?). Cuarto que sí, son eso, "misterios". Quinto que la familia no es ningún misterio.

5. A veces las reacciones del Gobierno son imprevisibles. No parece que sea ésa la palabra adecuada a su pensamiento: A veces las reacciones del Gobierno no son las que nosotros queremos o esperamos, sería más correcto. Pero, bueno, ya dice Don César "a veces", lo cual da pie a decir "siempre" o "nunca".

6. Para muchos, cuando se habla de Iglesia, se piensa exclusivamente en el culto. ¡Qué más quisiera Ud! Cuando se habla de Iglesia la gente ya no piensa en el culto ni en lo (o)culto, “también y sobre todo” visualiza el Vaticano, visualiza Epíscopos procesionando, visualiza ropajes extravagantes; visualiza palacios, conventos, iglesias, casas de oración, casas de retiro; escándalos a troche y moche... Ya sabe, el influjo de la TV y la radio: sólo es noticia la noticia escandalosa o siniestra.

7. La Iglesia tiene todo el derecho a manifestar lo que cree y lo que piensa. Pues lo dicho arriba, ¿se lo niega alguien? Lo que debería hacer es callar más. Están por todas partes. Hasta llegan a ofender con su omnipresencia y suplantación de funciones. Por otra parte, aún teniendo ese derecho que nadie coarta, sus opiniones no tienen mayor validez que las de los demás en asuntos que no son de su incumbencia. En concreto Uds tienen todo el derecho a hablar de la familia, como yo a opinar de las enfermedades que puedan tener los canguros: ni mi opinión vale nada ni la suya vale más. ¿Por qué se arrogan el derecho a querer imponer, por la fuerza del grito, un modelo de familia? Piénselo.

8. "¿Por qué no va a poder decir su pensamiento, decir que hay leyes que atentan contra el orden natural? Tenemos todo el derecho del mundo, como pastores y como fieles” Menos lobos, Caperucita. Hay aquí mucha tela que cortar. ¿Cuál es el orden natural? ¿Por qué se arrogan Uds el derecho a defender el “orden natural”? ¿Quién les ha otorgado tal privilegio? ¿Por qué ahora hablan del orden "natural" si siempre se mueven por el "sobrenatural"? ¿Qué pretenden con esta nueva intromisión o trasvase? ¿Pretenden justificarse? ¿Pretenden ser útiles de este modo a la sociedad? ¿Pretenden salvarse de la quema, es decir, de la defección, del rechazo social, del olvido en que están cayendo? Habla luego del derecho como ¿Pastores? “Apacienta mis ovejas... mis corderos...?” No cambie el significado real de las palabras: apacentar es dar de comer o llevar a comer, no es hablar ni predicar. Hablen con hechos, prediquen dando pan, dediquen todos los recursos, todos, a erradicar el hambre (no contesten que ya lo hacen, porque su única actividad es pedir a éste para dar al otro y además en grado mínimo y además no debería ser ése su cometido).

9. Hay un "intento" de "disgregar, difuminar" la familia rechazando "el modelo natural" socavando sus "fundamentos naturales". Ayer contestó en esta sección EMÉRITOAGUSTO, por lo que no voy a repetir lo ya dicho. Digamos tajantemente que NO HAY tal intento; digamos que hoy la institución social más valorada es la familia, como siempre lo ha sido, y quizá más que siempre. Admitir nuevos modelos de familia no es atentar contra la familia “normal”, por otra parte mayoritaria casi al cien por cien. Excesiva alegría o superficialidad hay en tales afirmaciones, Sr. D. César.

10. La familia se ha convertido en un "lugar donde a veces la vida se desprecia", con ancianos marginados, malos tratos o niños que "no reciben un trato adecuado". Sea honrado, Don César y al menos no se mienta a sí mismo. Lo que dice es lisa y llanamente mentira: primero el “a veces” es sólo “a veces”. No generalice. ¿Se desprecia la vida? ¡Por favor, no insulte! El deseo casi general de todas las familias, de todas, es progresar, dar cariño, vivir en armonía, ser felices, ofrecer refugio y apoyo, reunir condiciones de vida digna, trabajar por ello... Los otros casos son la excepción que nadie quiere. Y añadimos algo más: lo que Ud dice se daba más todavía cuando su predicación era norma de ley. ¿Ancianos marginados? ¿Habla de las residencias de ancianos cuando éstas son hoy día la tabla de salvación de muchas comunidades religiosas? ¿Habla de ancianos que mueren solos? Piense en otros tiempos, cuando los ancianos ni siquiera llegaban a ancianos... Piense en el SEUR social, piense en cómo las autoridades se preocupan por ellos (comidas en casa, refugio, asistencia a domicilio, teléfonos de atención permanente, residencias de día, pensiones que se intenta sean más dignas...). Nunca los ancianos habían recibido tanta atención social.


11. "Hoy en día, si hay un problema fundamental es el de la familia”. Por no alargarnos más, digamos rotundamente: la familia no es ningún problema. Problema son aquellos que intentan “crear un problema”, como siempre han hecho, para luego decir que ellos tienen el remedio. Que, por cierto, ¿cuál es el remedio? ¿Rezar antes de las comidas? ¿Rezar al acostarse? ¿Enseñar a los hijos los dogmas de fe? Para tal viaje, no hacen falta alforjas. O sobran con las que la misma familia y sociedad tienen y brindan.
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