La de Masiá, demasié

Como a este genio nadie le para los pies, le tenemos pontificando un día sí y otro también en contra de lo que sostiene la Iglesia en cuestiones morales.

Y en esta merienda de negros no es el jesuita el mayor culpable. Hasta incluso puede creerse un Padre de la Iglesia al ver que nadie le desautoriza.

Las autoridades de esea Orden religiosa, antaño modelo de obediencia y hoy una merienda de negros, la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe que preside monseñor Romero, la Conferencia episcopal que preside monseñor Blázquez, su obispo diocesano que no sé quien es, hace mucho tiempo que tendrían que haber desautorizado a Masiá. Y cuanto más tarden en hacerlo más confusión habrá creado el jesuita y más calzonazos resultarán quienes tienen obligación de ejercer su autoridad y pasan de todo.

La última hazaña, hasta el momento, ha sido la justificación del caso de ese pobre italiano que consiguió atendieran su petición de que le quitaran la vida. La mala vida pero la vida. A mí lo de Masiá me parece una vergüenza. Pero no tanto por él que al fin y al cabo dice lo que le da la gana. Y está en su derecho. Lo realmente vergonzoso es que se lo consientan como jesuita y como sacerdote.
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