LE EMPUJARON FUERA DE LA VIÑA Y LE MATARON.




01. LE EMPUJARON FUERA DE LA VIÑA Y LE MATARON.
Llevamos tres domingos escuchando parábolas que Jesús dirige a la clase religiosa dirigente: la de los que van a trabajar a distintitas horas del día, pero todos reciben el mismo salario: un denario (Mt 20,1-16), la parábola de los dos hijos que van o novan a trabajar (Mt 21, 28 32) y esta parábola de hoy, de los viñadores homicidas, (Mt 21,33-43).

Los viñadores homicidas es la parábola más dura de los evangelios contra los dirigentes religiosos del judaísmo. Describe la causa de la muerte de Jesús en cruz. Fue el poder religioso, unido al poder civil, quienes planificaron su muerte. Jesús, consciente de la muerte que le esperaba, con esta parábola les echa en cara su rechazo y su ingratitud.

¿Por qué los religiosos del judaísmo rechazaron a Jesús e hicieron fracasar el plan de Dios sobre Israel? Porque no quisieron perder su seguridad, su poder prestigio, poder, bienestar económico, etc.
Probablemente esta parábola se escribió después del año 70 (destrucción de Jerusalén) y los cristianos quedaron excluidos del mundo judío. La viña (Jerusalén) quedó arrasada y los cristianos pudieron interpretar como que pasó a otro pueblo, a la Iglesia.
Esta parábola no debe dar pie para un antisemitismo larvado.

Esa misma actitud de búsqueda y afincamiento en el poder, en la seguridad puede darse también en nosotros. La visión y lectura de la vida que se tiene cuando se confía en el poder en la política, en la religión, es muy distinta a la visión que tenía Jesús de la vida. Si alguna “alergia” tenía Jesús era al poder y se lo hizo notar muchas veces a sus discípulos. Los príncipes de la tierra tiranizan y oprimen, entre vosotros no ha de ser así, (Mt 20-26). Jesús tampoco fue un hombre de poder ni político, ni religioso, ni económico. Más bien fue pobre, crítico con los poderes religiosos.

Las religiones dividen y enfrentan a las gentes religiosas (JM Castillo): pensemos es las rupturas y conflictos a lo largo de la historia de la Iglesia, pensemos en el Islam. Cuando las religiones creen que son las únicas, las que poseen la verdad, pretenden autoafirmarse y son motivo de odios, divisiones y conflictos.

Es la misma situación con la que se enfrentaron los sacerdotes del templo de Jerusalén y los poderosos de su tiempo (viñadores homicidas) ante el mensaje de Jesús.

¿Qué otro sentido puede tener el actual enfrentamiento religioso de cardenales, obispos, curas, movimientos religiosos ante el espíritu evangélico de Francisco?

02. LA PIEDRA QUE DESECHARON LOS ARQUITECTOS ES AHORA LA PIEDRA ANGULAR.
La imagen de la piedra angular es muy empleada en la Biblia. El salmo 117 está construido en torno a la alegoría de la piedra angular. También se emplean símbolos semejantes: el fundamento de la vida, (salmos 17 / 30). Dios es la roca que nos salva, (salmo 94).

En la vida necesitamos:
o por una parte, estar bien cimentados: fundamentación en Dios, criterios, saber “dónde pisamos.
o Por otra parte necesitamos apoyarnos en alguien. ¡Cuánto se agradece -especialmente en momentos de dificultad- encontrar apoyo y comprensión en una persona amiga, en un familiar, en el médico, etc!

¡Cuántas veces nos sobreviene la dificultad: una crisis, un problema grave de salud, una mala situación psicológica, familiar, una crisis con las instituciones, etc! En esos casos y siempre, necesitamos un cimiento sólido, una roca donde apoyarnos, la piedra angular.

Para el pensamiento cristiano la piedra angular de la existencia, el fundamento y la roca que cimienta la vida, no está en las urnas, ni en el poder militar ni en las urnas, ni en los parlamentos, ni en la religión que pretende “comprar a Dios”, ni en el dinero, ni en la ciencia sino en aquello que desecharon los arquitectos, la confianza en la hondura, en la profundidad de la vida, que es Dios.




02. LA SUPERFICIALIDAD Y LA PROFUNDIDAD DE LA VIDA.
Digo en la profundidad de la vida
Nuestra vida puede transcurrir en la “cresta de la ola”, en la superficialidad de las cuestiones políticas, nacionales, económicas, eclesiásticas, etc. Podemos perdernos en diatribas jurídicas, institucionales, reuniones, palabrería y / o divertimentos.
Hay “un momento” en la vida en el que “tocamos fondo”, la profundidad. La profundidad de la vida es Dios. Dice un teólogo que: Si sabéis que Dios es la profundidad de la vida, sabéis mucho acerca de Él. Esa es la roca que nos salva. Esa es la piedra angular. Ahí hemos de llegar, afincarnos.
Los caminos de la profundidad pueden ser muy dispares. A veces la angustia, en otras ocasiones el fracaso, quizás la enfermedad, en ocasiones la amabilidad, también la estética.
Es como la música: Mozart es claro, diáfano, pero se ve la profundidad en las aguas cristalinas. Wagner son mareas de aguas oscuras y turbulentas (como Simón and Garfunkel) en los que la profundidad es más confusa y abisal.
Siempre hay un nivel, una cota mayor de profundidad. No existe nada realmente importante que sea demasiado profundo para nadie. Nunca hemos tocado el fondo del amor, de la libertad, de la justicia, de la paz. Siempre hay una profundidad mayor y esa profundidad es Dios

03. EL EVANGELIO DE JESÚS NOS LLAMA A LA PROFUNDIDAD.
JesuCristo no nos llama a un sistema religioso, a una moral, a una ultra-ortodoxia eclesiástica. JesuCristo no coincide con lo eclesiástico. Estas cosas les gustan y son el arma que emplean muchos jerarcas de las iglesias, pero JesuCristo nos llama a la profundidad donde Tú, Señor, me sondeas y me conoces, (Salmo 139)

La historia de la humanidad es un continuo adentrarse por la terra ignota que somos nosotros mismos. Místicos, poetas, filósofos, científicos, han pensado y han recorrido largos tramos de introspección humana. Siempre hay un nivel mayor de profundidad, porque la profundidad es Dios:
El nombre de esta profundidad infinita e inagotable y el fondo de todo ser es Dios. Esta profundidad es lo que significa la palabra Dios. Y si esta palabra carece de suficiente significación para vosotros, traducidla y hablad entonces de las profundidades de vuestra vida, de la fuente de vuestro ser, de vuestro interés último, de lo que os tomáis seriamente, sin reserva alguna. Para lograrlo, quizá tendréis que olvidar todo lo que de tradicional hayáis aprendido acerca de Dios, quizás incluso esta misma palabra, pero si sabéis que Dios significa profundidad, ya sabéis mucho acerca de Él. Entonces ya no podréis llamaros ateos o incrédulos. Porque ya no os será posible pensar o decir: la vida carece de profundidad, la vida es superficial, el ser mismo no es sino superficie. Si pudierais decir esto con absoluta seriedad, seríais ateos; no siendo así, no lo sois. Quien sabe algo acerca de la profundidad, sabe algo acerca de Dios.

Esa es nuestra piedra angular. Podemos vernos débiles y hundidos en la vida, al descansar en Dios, todo está en su sitio y en paz. Descansemos en esa piedra angular que es Dios, un Dios que es amor y en el amor no hay lugar al temor, (1Jn 1,18).







04. AL FINAL, EN LA PROFUNDIDAD ESTÁ LA ALEGRÍA.
La vida se ventila y se resuelve en la profundidad. Allá es donde uno piensa, ama, decide y se entrega, en “el país de la profundidad”.
Al fondo del camino, en la profundidad de la vida, encontramos el ser: Dios.
El camino que nos lleva hacia el ser es la actitud de Éxodo y de Emaús. El desierto siempre es duro. Pero al final de este camino nos espera un gozo profundo. La profundidad de la vida entraña el encuentro consigo mismo y con la verdad. El encuentro con la Verdad y la aceptación de la propia verdad produce un humilde realismo, serenidad y gozo.
El mundo es profundo, y más profundo de lo que pensaba el día; profundo es su dolor; la alegría es más profunda que la pena. El dolor dice: ¡Pasa y termina! Pero toda alegría quiere la eternidad, quiere la profunda, honda eternidad.

CRISTO ES NUESTRA PIEDRA ANGULAR

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