Santiago: ¿España católica? ¿Euskaldun fededun?

peregrino

01. LAS RAÍCES DE NUESTRA FE Y DE NUESTRA TRADITIO

Celebramos hoy la fiesta de Santiago Apóstol hermano de Juan, hijos del Zebedeo y apodados, hijos del trueno.

Santiago, aunque evangelizó fuera de Jerusalén probablemente muere en Jerusalén, al poco tiempo de la muerte y resurrección de Xto, el año 44.

Estas celebraciones de las fiestas de los apóstoles: Pedro y Pablo, Andrés, Bartolomé, Santiago., etc. nos invitan a pensar en las raíces de nuestra fe, así como de nuestra tradición cultural, que viene a ser lo mismo.

02. VIVIR ES RECORDAR Y PROYECTAR.

RECORDAR

Tradición significa “lo que se nos entrega” (tradere: entregar). Un pueblo, una Iglesia vive de lo que ha recibido, de lo que “recuerda”.

Nuestra “gran tradición”, lo que nos ha llegado a nosotros en gran parte es cultura y fe judías, no poco de Grecia. Al mismo tiempo hemos recibido la gran tradición cristiana, JesuCristo, que insertado en nuestro “hábitat” vasco: idioma, cultura, tradiciones, etc. nos ha configurado como pueblo y como Iglesia.

Nos comprendemos a nosotros mismos y vivimos de y en un recuerdo: hemos nacido en una época determinada, en una familia, , en un pueblo. Recordamos y vivimos en nuestros idiomas, en nuestras fiestas, en nuestro modo de entender la afectividad, la ciudad - convivencia, la vida, el trabajo, la muerte. Vivimos de y en nuestro recuerdo histórico, en la memoria de nuestro pueblo, de nuestra cultura, de nuestra Iglesia.

Es imposible, es insensata una vida humana sin memoria. No sería humana. Una persona sin familia, sin idioma, sin modos de vida recibidos es absolutamente impensable. Sin memoria, no somos. Quien no recuerda, no vive humanamente.

Vivir es, pues, recordar.

Demos un paso más, hoy en día ¿Podemos decir hoy en día que el País Vasco y España siguen en la tradición cristiana? ¿Es cierto hoy aquello de la “España católica” y “euskaldun fededun?

Mucho me temo que no

Todos somos conscientes de la honda descristianización -desreligiosización- que se ha producido y sigue ganando terreno en nuestro pueblo.

El problema no es tanto de tipo moral, aunque la ética y lo moral tienen gran importancia en la vida. Creo que hemos llegado a la época del vacío, de la nada, a vivir errantes en una noche inmensa

Ya Nietzsche nos condenó a vivir en la noche de la nada: no existe Dios, ni valores, no hay nada “más allá”, los grandes valores y los “grandes relatos”: Dios, el Éxodo: la libertad, la justicia, la transcendencia son un “cuento de hadas”, y mejor dejarlos en el “trastero” de la historia, pero ·no os preocupéis, no pasa nada. Tenéis

que aprender en la nada, en el vacío, en la noche espesa, errantes por la vida.

Y en esas estamos…

PROYECTAR

El ser humano, los pueblos, las iglesias y religiones vivimos entre el recuerdo y el futuro, entre recordar y mirar hacia adelante. Vivir es también proyectar.

Y con el panorama que tenemos delante, ¿qué podemos proyectar?

Nosotros los europeos tenemos instalado en “nuestro Windows ilustrado” (la Ilustración) el programa que dice que la razón tecnológica nos va a solucionar los grandes problemas de la vida. Proyectamos una sociedad tecnológica, científica, pero no nos damos cuenta de que la salida no está ahí.

Bien están los proyectos y progresos tecnológicos, el superdordenador cuántico IBM en Ibaeta, etc. Pero el progreso tiene que ser humano, de y para el ser humano.

Despreciamos la traditio por ser una antigüalla, el Concilio de Trento es para “carcamales”, etc…

Pero la humanidad siempre ha pensado: los filósofos griegos, árabes, S Agustín, S Tomás, la Escuela de Salamanca, determinadas reflexiones de un concilio, etc. han pensado mucho y bien.

¡Ya quisiéramos hoy tener curas y obispos tridentinos!

El pensamiento y el cristianismo (o el mundo religioso) no pueden estar ausentes de los proyectos de los pueblos.

El proyecto de los pueblos o es humanista, para todo el ser humano y para todos los seres humanos o, si no, se convierte en un progreso meramente tecnológico.

Vivir es recordar y proyectar.

03. LA FIESTA DE SANTIAGO.

El recuerdo de los primeros creyentes, los apóstoles, nos hace bien.

No es mal programa de vida recordar desde JesuCristo y proyectar hacia JesuCristo.

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