SE TRATA DE SER FELIZ, DICHOSO EN LA VIDA







01. LAS BIENAVENTURANZAS. (CUATRO BREVES ANOTACIONES)
a. El evangelio de hoy, las bienaventuranzas, tienen un tono de majestuosidad. Jesús sube a la montaña y solemnemente Jesús va proclamando lo que desea para los suyos y cómo lo desea: sed Bienaventurados siendo pobres, honrados, trabajando por la paz, etc.

b. Menos interés tiene si Jesús pronunció estas palabras en un monte, de una vez y ante un mismo grupo humano: el gentío… Posiblemente el evangelista San Mateo recoge y compone este relato agrupando dichos de Jesús en diversos momentos y situaciones de su vida. Lo que importa es que esta composición recoge el pensamiento y el espíritu de Jesús, la ética y el deseo de Jesús para el ser humano.

c. Mateo es un evangelio escrito para cristianos judíos, que conocían perfectamente el Antiguo Testamento y, por tanto, la ley el -decálogo- del monte Sinaí recogido por Moisés.
Pues bien, ahora tenemos una nueva montaña (lugar cercano al cielo, a Dios) que ya no es el Sinaí, un nuevo decálogo, que no son los diez mandamientos, sino las Bienaventuranzas y, sobre todo tenemos un nuevo legislador que no es Moisés, sino Jesús.

d. El programa de Jesús, lo que Jesús desea para el ser humano es que sea feliz: dichoso: bienaventurado en la vida.

02. UNA MUCHEDUMBRE INMENSA.
Jesús desea ese bienestar y serenidad para toda esa muchedumbre inmensa con la que hemos convivido y esa otra muchedumbre que no podemos contar con la formamos la historia de la humanidad, la historia de la salvación.

Son “exactamente 144.000” (Apocalipsis). Es evidente que se trata de un número simbólico, que abarca a TODOS: doce docenas, las doce tribus de Israel: todo el pueblo, toda la humanidad somos la muchedumbre, más bien la familia de Dios Padre. Todo el pueblo, exactamente toda la humanidad: la perfección de las perfecciones: la totalidad. Todos estamos marcados en la frente por nuestro Dios: todos estamos destinados a la vida, a la salvación.

Por otra parte, la fiesta de hoy, Todos los Santos, es la misma que la de mañana: Todos los difuntos. Son como dos caras de la misma moneda. Toda la humanidad está sellada y llamada a la vida.
Guardamos la memoria de los santos, que son nuestros mayores, de nuestros difuntos. La memoria de JesuCristo nos hace bien, nos reconcilia. Su recuerdo y sus heridas nos han curado, (1Ped 2,24).
Conservemos en nuestra memoria lo mejor que somos y tenemos, que lo hemos recibido de los demás.
Algo de esto es la Comunión de los Santos: una especie de memoria, de solidaridad y circularidad entre los que se fueron y los que quedamos. Ellos se acuerdan de nosotros y de un modo más amable. Ellos oran por nosotros.








04. HACIA TI MORADA SANTA: FIESTA DE ESPERANZA.

Todos los Santos es fiesta de gran esperanza, porque nos anuncia nuestro futuro, el futuro absoluto. Hacia Ti, morada santa, solemos cantar.

ESPERANZA
La esperanza como el sentido de la vida son una semilla muy delicada y frágil, pero que sostiene toda nuestra existencia. Y porque son algo muy débil, hemos de cuidarlas mucho.

El humus cultural en el que vivimos es una invitación a hacerse el “loco” y vivir a lo “tonto”. Pero el ateísmo es un fenómeno relativamente nuevo. No va más allá del siglo XIX. La humanidad no ha sido atea. Nosotros somos las primeras generaciones que hemos adoptado la increencia como esquema de vida. (Ya quisiéramos tener hoy ateos como “Dios manda” o, al menos, personas críticas y buscadoras de verdad como Unamuno, Pío Baroja y tantos otros, una muchedumbre inmensa” que no militaron en la filas eclesiásticas).
La humanidad ha vivido en esperanza. La esperanza construye bien la existencia humana. Lo problemático en la vida no es esperar, sino desesperar.
El antídoto contra la muerte es la esperanza. La muerte y el sentido de la vida no encuentran solución ni salida ni está en la economía, ni en la patria, ni en el poder, ni en la ciencia, ni tan siquiera en el mundo eclesiástico. En ciertos contextos religiosos como el nuestro, no cabe hacerse muchas ilusiones
La salida al problema de la muerte está en la esperanza y en la vida, en JesuCristo.

En lo profundo de nuestro corazón hay una extraña potencia que nos dice que, a pesar de todo, incluso de que nuestra vida está señalada por la muerte, todo tiene sentido. Es una potencia que se opone a la muerte y a la amenaza de la carencia de sentido, y tal potencia nos orienta hacia un buen futuro. De ahí que allí donde hay personas (humanas) florece siempre también la esperanza.
La esperanza no son meramente proyectos, sino que la esperanza última mira al final y confía en todo se resolverá en el bien y que incluso en la muerte y la nada no significan el final de la esperanza ni del ser humano
La esperanza es la materia la que probablemente está hecho el ser humano.
Decía el médico humanista Pedro Laín Entralgo (1908-2001) que el ser humano espera por naturaleza algo que no está en nuestra naturaleza. La vida es una gran esperanza. Ser persona humana es ser esperante: vivir es esperar. Si vivimos es porque esperamos un futuro mejor que el presente: un futuro pleno.
Detrás de cada decisión y cada realización humana, por sencilla que sea, logramos algo; pero se esconde, al mismo tiempo que se abre una inmensa nostalgia de vida y plenitud.
El ser humano somos una sed infinita, una esperanza de plenitud, pero la plenitud no está en nuestras manos. Sin embargo la sed nos habla del agua, el hambre de algún alimento. ¿La esperanza infinita no nos estará hablando de Dios?
Nuestro corazón está inquieto y solamente descansará cuando te encuentre, decía san Agustín. +








05. LA EUCARISTÍA ES MEMORIAL Y ESPERANZA

Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección...
En la Eucaristía recordamos a Cristo: su redención, su perdón, al mismo tiempo que esperamos una conclusión feliz de la historia. El recuerdo es salvífico y el futuro realizador.
Lo que importa en la vida es ser dichoso, vivir en pobreza que crea libertad, vivir en paz, en honradez: limpios de corazón, en bondad y misericordia.
ESTAD ALEGRES Y CONTENTOS,
PORQUE VUESTRA RECOMPENSA SERÁ GRANDE EN EL CIELO.

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