Prepublicación 'La vida secreta de las palabras' (La Esfera de los Libros) 'Pepe' y 'Paco', los 'sambenitos', el 'chivo expiatorio'... el viaje 'religioso' de nuestra lengua

De la portada  'La vida secreta de las palabras'
De la portada 'La vida secreta de las palabras'

La esfera de los libros presenta 'La vida secreta de las palabras', un libro que recorre el fascinante camino que, a través del tiempo, han realizado los términos que utilizamos en nuestro día a día

@EtimosDirectos, una de las cuentas sobre nuestro idioma más seguidas en las redes sociales, acerca al lector el origen de las palabras, sus historias, significados primigenios y, en definitiva, el viaje que han realizado hasta el presente

Los filólogos clásicos Shaima F. Baba, Israel Villalba y Peru Amorrortu han seleccionado algunas de las más de 2.000 entradas relacionadas con la Religión para este libro que pretende ser una lectura divertida y curiosa con la que expertos y profanos disfruten y aprendan

El lector podrá entender de dónde vienen los no tam simples 'Pepe' o 'Paco'. O conocer las expresiones y el significado correcto de 'aunque lo mande el sursuncorda', 'echar margaritas a los cerdos', 'el número de necios es infinito', 'más traducciones y el sentido correcto de  que matusalén o chivo expiatorio…

(La esfera de los libros).- 'La vida secreta de las palabras' recorre el fascinante camino que, a través del tiempo, han realizado los términos que utilizamos en nuestro día a día. @EtimosDirectos, una de las cuentas sobre nuestro idioma más seguidas en las redes sociales, acerca al lector el origen de las palabras, sus historias, significados primigenios y, en definitiva, el viaje que han realizado hasta el presente.

Los filólogos clásicos Shaima F. Baba, Israel Villalba y Peru Amorrortu, las tres almas del proyecto @EtimosDirectos, han seleccionado algunas de las más de 2.000 entradas relacionadas con la Religión de este libro que no pretende ser un diccionario etimológico de consulta, sino una lectura divertida y curiosa con la que expertos y profanos disfruten y aprendan.

"Acerca al lector el origen de las palabras, sus historias, significados primigenios y, en definitiva, el viaje que han realizado hasta el presente"

El no tan simple 'Pepe'

Sin embargo, en castellano, la madre del cordero de los retroacrónimos paretimológicos son, según parece, los hipocorísticos (ahora lo explicamos, no se asusten con el palabro). Los hipocorísticos son los nombres cariñosos, a veces llamados también diminutivos, con los que nos solemos dirigir de forma afectuosa a las personas cercanas. El nombre proviene del griego ὑποκοριστικός («hypokoristikós»), del verbo, ὑποκορίζομαι («hypokorízomai»), acariciar o actuar de manera infantil. Estos nombres cariñosos son, a menudo, resultado de un acortamiento del nombre original, con lo que su formación es perceptible y su origen resulta claro. Otras veces, debido a las modificaciones que ha sufrido el nombre propio a lo largo del tiempo, el antropónimo y su correspondiente hipocorístico acaban pareciéndose bien poco, lo que da lugar a toda clase de paretimologías sobre su origen. Uno de los hipocorísticos que da lugar a más especulación es Pepe, diminutivo de José, que, a primera vista, no parece un diminutivo del nombre original.

Esta falta de parecido contribuyó a formar una conocida historia, que remonta los orígenes del hipocorístico a la expresión Sanctus Josephus Pater Putativus Christi, que se emplearía en los misales para referirse a San José. En esta frase se emplea el apelativo Pater Putativus, padre supuesto, ya que San José no era el padre carnal de Jesucristo, limitándose a ser esposo de María cuando Jesús fue engendrado por Dios. La expresión se habría acortado a P. P. en la mayoría de misales, con lo que los poco cultos feligreses, que contaban con escasos conocimientos del latín, habrían leído la expresión como Sanctus Josephus Pepe Christi. Por ello, habrían pensado que Pepe era una especie de mote para José, y de ahí habría surgido esta forma hipocorística.

Lo cierto es que dicha expresión latina, que apenas cuenta con testimonios documentales, no está en el origen del diminutivo Pepe, que no es exclusivo del español, y es un derivado de la forma original del nombre, Josepe, que se documenta con profusión en los siglos xv y xvi, cayendo en desuso después, aunque se documenta esporádicamente hasta finales del siglo xix. Es de esta forma original (que podemos apreciar en versiones del mismo nombre en otras lenguas, como el italiano Giuseppe, el catalán Josep o el euskera Joxepe) de la que deriva el hipocorístico Pepe, derivación que aparece bastante más natural una vez tenemos conocimiento de la forma primigenia Josepe, sin necesidad de recurrir a elaborados retroacrónimos.

"Los hipocorísticos son los nombres cariñosos, a veces llamados también diminutivos, con los que nos solemos dirigir de forma afectuosa a las personas cercanas"

Otro tanto podemos decir de Paco, hipocorístico de Francisco, que parece estar bastante alejado del antropónimo original. La paretimología tradicional ha creído encontrar la explicación a esto mediante un nuevo retroacrónimo que nos hace viajar hasta la Italia del siglo xiii. Fue a principios de este siglo cuando el santo Francisco de Asís (cuyo nombre de nacimiento era Giovanni di Pietro di Bernardone) fundó diversas órdenes monásticas, basadas en los ideales de la pobreza y humildad del clero que, se creía, habían caracterizado a la Iglesia en épocas primitivas. En el seno de la orden franciscana, apelativo que reciben coloquialmente las tres órdenes que el santo fundó, se le conocía como Pater Communitatis, Padre de la Comunidad, que habría dado como resultado el acrónimo Paco.

Frente a este origen apócrifo, la explicación más fiable nos remite a otra hipótesis muy distinta. En efecto, del nombre Francisco habrían derivado diversas variantes dialectales, como Panchico, Paquico (de donde deriva el también hipocorístico Kiko), etc. Al terminar todas estas variantes en -ico, sufijo diminutivo por excelencia, los hablantes las habrían reinterpretado como diminutivos en sí, y habrían procedido a crear el supuesto original. Esto nos lleva a las diversas variantes diminutivas del nombre que hallamos a lo largo del globo: de Paquico deriva Paco, de Panchico, Pancho, etc.

El ámbito de la misa era donde la mayoría de los habitantes del pueblo llano y las clases no instruidas tenían su principal contacto con el latín, lengua en la que se realizaba este rito. Las expresiones latinas empleadas en misa también han dado origen a más de un dicho. Es el caso de la expresión no haré algo aunque lo mande el sursuncorda, donde Sursuncorda designa a un supuesto personaje de gran importancia. Este personaje, empero, nunca ha existido ni obedece a una figura histórica concreta, sino que deriva su nombre de la expresión Sursum corda, «¡Arriba los corazones!», exhortación que profería el sacerdote en uno de los puntos clave de la misa, animando a los fieles a que elevasen sus corazones hacia el Señor.

Los fieles que no entendían latín entendían que el tal sursuncorda al que hacía referencia el cura era alguien muy importante para ser llamado así en misa, de lo que surgió esa expresión. La expresión en un santiamén, que significa hacer algo rápido y sin demora, también deriva de un contexto eclesiástico. Y es que era habitual que en la misa los fieles se encontraran aburridos y deseando que se acabara, pues la mayoría no entendía el latín, y escuchar durante horas un batiburrillo de palabras ininteligibles resulta una actividad en extremo tediosa. Por eso muchos pronunciaban las oraciones finales, que solían acabar con la fórmula In nomine Patri, Filii et Spiritus Sancti, Amen (en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén) de manera muy rápida, es decir, en un santiamén, derivación de ese Sancti, Amen final.

"Las expresiones latinas empleadas en misa también han dado origen a más de un dicho. Es el caso de la expresión '

no haré algo aunque lo mande el sursuncorda'"

Los dichos bíblicos

No se acaba aquí la colección de dichos de inspiración cristiana, referidos a hechos o pasajes bíblicos o eclesiásticos. Echar margaritas a los cerdoses una expresión derivada de Mateo 7:6, y también es el resultado de una traducción poco acertada.

El original reza μηδὲ βάλητε τοὺς μαργαρίτας ὑμῶν ἔμπροσθεν τῶν χοίρων («mēdé bálēte tous margarítas hymōōˆˆn émprosthen tōōˆˆn xoírōv»), que se traduce por «no echéis vuestras perlas delante de los cerdos». El error se encuentra aquí en la interpretación del término μαργαρίτης («margarítes»), de donde deriva su nombre la flor, pero que originalmente se refiere a las perlas. Lo que el Evangelio quería decir, por lo tanto, no era que no hay que echar margaritas a los cerdos, sino perlas, en referencia a que a los que no merecen no hay que dar nada.

Otro de los dichos más famosos extraídos de la Biblia, el número de necios es infinito, en latín Stultorum numerus est infinitus, es el resultado de una traducción poco acertada del griego por parte de San Jerónimo de Estridón, quien a finales del siglo iv tradujo de nuevo la Biblia al latín vulgar por encargo papal. Jerónimo traduce el Eclesiastés 1.15 por Perversi difficile corriguntur et stultorum infinitus est numerus, lo que viene a ser «los malvados se corrigen con dificultad, y el número de necios es infinito». Sin embargo, si recurrimos a la Septuaginta, la versión en griego koiné de la Biblia (nombre que, por cierto, se debe a los supuestos 70 sabios que la tradujeron del hebreo), bastante más fiel al original, se lee διεστραμμένον οὐ δυνήσεται τοῦ ἐπικοσμηθῆναι καὶ ὑστέρημα οὐ δυνήσεται τοῦ ἀριθμηθῆναι. La frase se transcribe por «diestramménon ou dynḗsetai tou epikosmethēēˆˆnai, kaì hystépēma ou dynḗsetai toû apithmēthēēˆˆnai», y se traduce como: «Lo torcido no puede enderezarse y lo que falta no se puede contar». San Jerónimo traduce διεστραμμένον, torcido, desviado [del camino recto] como malvado, y ὑστέρημα, defecto, falta, como necio, defectuoso de juicio. Esa es su defectuosa traducción.

De origen bíblico es también el dicho más viejo que matusalén. Se trata de una referencia al personaje homónimo de la Biblia, que es mencionado en el libro del Génesis. Según la genealogía en la que aparece, el anciano Matusalén llegó a vivir 969 años. Algunos han argumentado que se trataría de una antigua traducción errónea y que la edad de Matusalén aparecía originalmente consignada en meses, lo que daría como resultado una edad cercana a los 79 años. Hemos de recordar, sin embargo, que las figuras míticas extremadamente longevas son una constante en las épicas antiguas que refieren hechos que se pretenden muy lejanos, con lo que el Libro del Génesis contenga esperanzas de vida delirantes no es algo descabellado.

"Otro de los dichos más famosos extraídos de la Biblia, 'el número de necios es infinito', en latín Stultorum numerus est infinitus, es el resultado de una traducción poco acertada del griego por parte de San Jerónimo de Estridón"

De la Biblia deriva también la expresión chivo expiatorio. Cuenta el libro Levítico que los judíos, para celebrar la fiesta del perdón o Yom Kippur, llevaban una cabra o chivo ante el sumo sacerdote. Esta cabra, a la que llamaban Azazel, simbolizaba el pecado y el demonio, y el sacerdote conjuraba sobre el chivo todas las culpas del pueblo judío. El chivo era luego abandonado en el desierto para que muriera de inanición, y así expiara las culpas de los judíos.

De origen no bíblico, pero sí relacionado con el ámbito eclesiástico, es la expresión abogado del diablo. Este apelativo se aplica a las personas que, por el placer de debatir, asumen puntos de vista con los que no necesariamente están de acuerdo para fomentar la discusión. Es esta una referencia a la figura del abogado del diablo o promotor de la fe, que estuvo presente en los procesos de canonización de santos de la Iglesia católica hasta su supresión en 1983. El cometido de este prelado era encontrar objeciones a las propuestas de santidad o beatificación para cerciorarse de que estas no fueran falsas o fraudulentas desde el punto de vista del derecho canónico. Dado su papel, este promotor de la fe parecía ser un enemigo de santos y beatos, con lo que se ganó el apodo popular de abogado del diablo que hoy ha pasado al lenguaje general.

Libro
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Otra expresión, colgarle a alguien el sambenito, nos retrotrae a elementos más oscuros de la tradición eclesiástica, en concreto, la Inquisición. Este sambenito, que no tiene nada que ver con cierto San Benito, es una contracción de «saco bendito», una especie de traje de tela basta en forma de saco que se colgaba a los arrepentidos en los procesos inquisitoriales una vez finalizados. De ahí deriva esta expresión, que nos ha llegado con el significado de acusar injustamente a alguien.

Por su relación con el tormento, recuerda a la expresión poner a alguien en un brete, que significa poner en peligro, en referencia al brete o especie de cepo que se solía colocar a los condenados en los pies para inmovilizarlos.

"De origen no bíblico, pero sí relacionado con el ámbito eclesiástico, es la expresión abogado del diablo"

Otras expresiones parecen remontarse a acontecimientos históricos cuya memoria lejana nos impide entender su pleno significado. Es el caso de la expresión mantenerse en sus trece, que, según suposición mayoritaria, hunde sus raíces en el Cisma de Occidente. Durante este acontecimiento político-religioso, hasta tres papas llegaron a disputarse la autoridad sobre la Iglesia católica. Uno de los más tenaces fue Pedro de Luna, quien, con el apoyo del monarca francés, declaró ser el Papa legítimo con el título de Benedicto XIII, y defendió su título desde la ciudad francesa de Aviñón. Aunque recibió presiones constantes para que renunciara a su título y diera paso a otro pontífice que fuera reconocido por toda la cristiandad católica, de Luna no dio su brazo a torcer, ni siquiera cuando el rey de Francia le retiró su apoyo y tuvo que refugiarse en el valenciano castillo de Peñíscola, donde murió, pasados ya los noventa años, defendiendo su título de Benedicto XIII, número al que debemos la expresión mantenerse en sus trece.

Primero, Religión Digital

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