La Palabra... Hallar a Dios

Hallar a Dios
Hallar a Dios

Equilibrio entre estas dos posturas, simplemente, escuchar la Palabra. Lo que ha de dirigir nuestra búsqueda de Dios no es ni nuestra piedad ni nuestras maneras de entender el servicio, sino la palabra de Dios. María no escogió la parte mejor por dedicarse a la contemplación si no porque escuchaba la palabra que es la que da la orientación para poder hallar a Dios.

De lo que estamos seguros es de que “A Dios nadie le ha visto jamás” Juan 1, 18. Es una certeza a la que podemos llegar a través de Jesús. Es Él, precisamente, ... el que nos ha revelado a Dios. Un hombre concreto, en un lugar concreto, con unas cualidades y costumbres concretas… este hombre es el Mediador y es por ello por lo que a Dios se le halla a través de las mediaciones. Pero ¡atención! No todas las mediaciones son válidas.

Este elemento es importante tenerlo presente para que agobiarnos y querer encontrar a Dios cuando nosotros decidimos. Dios se hace presente sí, pero se le encuentra no porque lo decidimos nosotros si no porque la vida va sucediendo y es Él el que nos sale a ese encuentro.

Por esto no hay que anticiparse para hallar a Dios, sino hallarle dónde, cuándo y cómo nos sale al encuentro… Esperar, observar, prestar atención, silencio… buscar, esta es nuestra tarea, vivir pacientemente y a la manera de Dios para llegar a Él.

A Dios y a los hermanos, muchas veces, les respondemos mediante mediaciones, pero no toda realidad y de cualquier manera es mediadora, y si no miremos el pasaje del buen samaritano, cuando el sacerdote y el levita están tan metidos con la oración y el culto que no percibieron que Dios estaba tendido en la cuneta de la carretera, o tal vez, la actitud de Marta en su servicio, aunque lo realizaba con fidelidad, pudo llegar a malentender el servicio a su manera y resulta que se deterioraba la calidad de la entrega.

Equilibrio entre estas dos posturas, simplemente, escuchar la Palabra. Lo que ha de dirigir nuestra búsqueda de Dios no es ni nuestra piedad ni nuestras maneras de entender el servicio, sino la palabra de Dios. María no escogió la parte mejor por dedicarse a la contemplación si no porque escuchaba la palabra que es la que da la orientación para poder hallar a Dios.

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