El salmo 19 es la oración del pueblo judío antes de la batalla. “Que te escuche el Señor en el día de peligro, que te sostenga el nombre del Dios de Jacob” (v 2). Todo el salmo es una petición de ayuda a Dios protector del pueblo de Israel.

Hay una serie de afirmaciones que lo confirman: “Que te envíe auxilio desde el santuario, que te apoye desde el monte Sión”. “Que se acuerde de todas tus ofrendas que le agraden tus sacrificios” (4). Si los sacrificios del pueblo son agradables a Dios, con facilidad Dios responderá con éxito.

Sigue luego con el deseo de que Dios responda a sus deseos: “Que cumpla el deseo de tu corazón que de éxito a todos tus planes” (5).

Hay una súplica que sigue a los buenos deseos del autor del salmo: “Que el Señor te conceda todo lo que le pides” (6).

La victoria de Israel nunca se basa en las fuerzas de sus ejércitos sino en la intervención de Dios que es su protector y escudo. Por esta razón el salmo termina que los israelitas no confían en sus fuerzas sino en la protección de Yahvé: “Unos confían en sus carros, otros en su caballería, nosotros invocamos el nombre del Señor Dios nuestro” (8).