"Hay una articulación mundial de grupos con mucho poder y dinero (...) que rozan la barbarie" Defender la democracia y fundar una democracia eco-social

La expresión de la democracia
La expresión de la democracia Element5 Digital

"Hoy en día, como pocas veces en la historia, la democracia como valor universal y forma de organizar la sociedad está siendo atacada. Hay una articulación mundial de grupos con mucho poder y dinero que la niegan en nombre de propuestas regresivas, autoritarias que rozan la barbarie"

"De ahí la importancia de combatir frontalmente el movimiento nacional e internacional de la extrema derecha que niega la democracia y se propone destruirla. Urge defender la democracia en todas sus formas, incluso en aquellas de baja intensidad (como la brasilera), en caso contrario sucumbiremos"

Hoy en día, como pocas veces en la historia, la democracia como valor universal y forma de organizar la sociedad está siendo atacada. Hay una articulación mundial de grupos con mucho poder y dinero que la niegan en nombre de propuestas regresivas, autoritarias que rozan la barbarie.

La democracia, desde sus inicios griegos, se sustenta sobre cuatro pilares: la participación, la igualdad, la interacción y la espiritualidad natural.

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La idea de democracia supone y exige la participación de todos los miembros de la sociedad, hechos ciudadanos libres y no meros asistentes o simples beneficiarios. Juntos construyen el bien común.

Voto EE.UU.
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Cuanto más se ejerce la participación mayor es el nivel de igualdad entre todos. La igualdad resulta de la participación de todos. La desigualdad, como por ejemplo la exclusión de ciudadanos pobres, negros, indígenas, de otra opción sexual, de otro nivel cultural y otras exclusiones, significa que la democracia todavía no desplegó su naturaleza. Por naturaleza ella es, en palabras del sociólogo portugués Boaventura de Souza Santos (injustamente acusado) una democracia sin fin: debe ser vivida en la familia, en todas las relaciones individuales y sociales, en las comunidades, en las fábricas, en las instituciones de enseñanza (de primaria a la universidad), en una  palabra, siempre allí donde los seres humanos se encuentran y se relacionan.

Con la participación de todos en pie de igualdad se crea la posibilidad de inter-acción entre todos, los intercambios, las formas de comunicación libre incluso en forma de comunión, propria de los seres humanos con su subjetividad, identidad propia, inteligencia y corazón. Así la democracia emerge como un tejido de relaciones que es más que el conjunto de los ciudadanos. El ser humano vive mejor su naturaleza de “nudo de relaciones” en un régimen donde prospera la democracia. Ella es un importante factor de humanización, es decir, de gestación de seres humanos activos y creativos.

Sinodalidad y democracia
Sinodalidad y democracia

Finalmente, la democracia refuerza la espiritualidad natural y prepara el terreno para su expresión. Entendemos la espiritualidad tal como la entiende hoy la new science, la neurociencia y la cosmogénesis, como parte de la naturaleza humana. No se confunde ni se deriva de la religiosidad, si bien esta puede potenciarla. Tiene el mismo derecho de reconocimiento que la inteligencia, la voluntad, la afectividad. Es innata en el ser humano.Como escribió Steven Rockefeller, profesor de ética y filosofía de la religión en el  Middlebury College de Nova York en su libro Spiritual Democracy and our Schools (2022): «la espiritualidad es una capacidad innata en el ser humano que, cuando es alimentada y desarrollada, genera un modo de ser hecho de relaciones consigo mismo y con el mundo, promueve la libertad personal, el bienestar, y el florecimiento del bien colectivo» (p.10). Ella se expresa mediante la empatía, la solidaridad, la compasión y la reverencia, valores fundamentales para la convivencia humana y de ahí para la vivencia en acto de la democracia.

Estos cuatro pilares, en el contexto actual del antropoceno (y sus derivaciones en necroceno y piroceno), en el cual el ser humano surge como el meteoro amenazador de la vida en toda su diversidad hasta el punto de poner en peligro el futuro común de la Tierra y de la humanidad, hacen de la democracia sin fin, integral y natural su antídoto más poderoso. Sostengo la misma opinión de muchos analistas de las actividades humanas con efectos a escala planetaria (la transgresión de 7 de los 9 límites planetarios), de que sin un paradigma nuevo, diferente del que tenemos que no incluye la espiritualidad natural, benigno con la naturaleza y cuidador de la Casa Común, difícilmente escaparemos de una tragedia ecológico-social que traerá grandes peligros para nuestra subsistencia en este planeta.

Democracia
Democracia

De ahí la importancia de combatir frontalmente el movimiento nacional e internacional de la extrema derecha que niega la democracia y se propone destruirla. Urge defender la democracia en todas sus formas, incluso en aquellas de baja intensidad (como la brasilera), en caso contrario sucumbiremos.

Recordemos la sabia advertencia de Celso Furtado en su libro Brasil: la construcción interrumpida (1993): «El desafío que se plantea en el umbral del siglo XXI es nada menos que cambiar el curso de la civilización, desplazar su eje de la lógica de los medios, al servicio de la acumulación en un corto horizonte de tiempo, a una lógica de los fines en función del bienestar social, del ejercicio de la libertad y de la cooperación entre los pueblos» (p.70). Ese giro implica fundar una democracia ecosocial que podrá salvarnos.

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