Jesús Bastante Un Papa sin papeles
(Jesús Bastante).- Concluye el viaje del Papa Francisco a Cuba y Estados Unidos. Una visita histórica, desde el mismo momento de poder siquiera llevarse a cabo, y una muestra de que el Pontífice puede, efectivamente, "tender puentes", en esta ocasión entre la isla y el gigante capitalista. Un viaje con dos caras muy definidas: una primera parte, la cubana, mucho menos política, y más pastoral, donde se ha echado de menos alguna referencia explícita al drama de la disidencia cubana, pero que ha dejado pasos, sin vuelta atrás, para el fin del bloqueo y del último reducto de la Guerra Fría. Una segunda, mucho más incisiva, más "política", en la que Francisco ha puesto los puntos sobre las íes tanto en el Congreso como ante la Asamblea General de Naciones Unidas.
Una visita con dos cierres emocionantes: el encuentro del Papa con las víctimas de abusos y la multitudinaria clausura del Encuentro Mundial de las Familias de Filadelfia. Y que nos deja infinidad de imágenes, y la confirmación -por si a alguien le cabía alguna duda- de que estamos ante un líder de tamaño global, posiblemente el único en este mundo que sangra por todas sus rendijas, pero que también tiene motivos para la esperanza.
Francisco es un Papa "sin papeles". Un defensor de los débiles, que en Estados Unidos son legión, muchos de ellos hablando nuestra propia lengua. Un Papa sin papeles, porque es realmente "más" Francisco cuando deja a un lado los discursos preparados y se muestra tal cual es, un pastor que va a buscar a sus ovejas, que las habla en un lenguaje que pueden entender y que hace lo posible por abrazarlas con ternura y alegría.
Ternura, comprensión, alegría, dignidad... son algunos de los mensajes que salen de la boca de este Papa constantemente, en especial cuando "improvisa"... si es que se puede llamar improvisar a decir lo que te sale del alma después de escuchar a inmigrantes, familias, jóvenes, abuelos, hombres y mujeres de ese mundo que sangra y espera. De ese mundo, y de esa Iglesia que -mal que les pese a algunos- forma parte del mismo, como no puede ser de otra manera. De un mundo que, hoy, encuentra en Francisco, solo un hombre, un portavoz de la buena noticia, de la alegría del Evangelio, de la lucha y la esperanza que trajo Jesús. Y que no precisa de más papeles que los del amor.
