Cuando todo te dé la espalda
cambia tu forma de mirar,
quizá se presenten
nuevos horizontes, colores, sabores…

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Feliz quien puede ver.
Feliz a quien he visto.
Feliz quien me ayuda a ver.

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Vivimos siempre en un continuo devenir,
en una permanente evolución
exterior e interior.
Pero soy el que fui. El que soy. El que seré.

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La integridad, la plenitud, la realización,
es un proceso más de desarme,
desprendimiento y simplificación
que de añadidura, aumento y posesión.

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Los proyectos fueron sueños
en la caracola de mi mar interior
y que voy construyendo con gozo,
hasta verlos crecer, día a día,
como una niña pequeña
dando su primeros pasos.

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Solo con el bálsamo del encuentro,
de la escucha y la compañía
lograremos consolar el vacío de la ausencia.