Religiosos en la escuela

>¿Merece la pena, para los religiosos, seguir estando en la escuela? Esta es la pregunta que, ante las dificultades por las que pasa la escuela concertada y los desafíos que presenta la sociedad actual, se hacen religiosos y religiosas dedicados a la enseñanza. Y es la pregunta a la que intenta dar respuesta el salesiano Manuel de Castro.

Para De Castro la respuesta es rotunda: “hoy más que nunca merece la pena estar en la escuela”, pero, advierte inmediatamente, sólo en la medida en que, esta presencia, “sea evangélicamente significativa”. Este salesiano reflexiona sobre el tema en el artículo La escuela católica, una presencia de Iglesia imprescindible, que publica el número de septiembre de la revista Misión Joven, la revista especializada en pastoral juvenil de los salesianos españoles.

En el artículo, el autor recorre la situación que está atravesando la

escuela católica en el momento actual que, si bien tiene una amplia demanda por parte de los padres, no siempre es elegida por su proyecto educativo cristiano. Esto hace que cada vez sea más difícil el trabajo específicamente pastoral y evangelizador. Además, los profundos cambios en la sociedad y en el mundo de los jóvenes, la secularización y la irrelevancia, para muchos, de la fe, la inmigración y la inestabilidad del marco legal educativo suponen, para el Secretario General de FERE-CECA y EyG, desafíos que deben llevar al cambio y a seguir ofreciendo lo específico de la oferta educativa de los centros católicos.

Desde “la convicción del valor evangelizador de la escuela católica”, Manuel de Castro señala algunas líneas de cambio para estos centros, como prestar una mayor atención a la diversidad, responder a las nuevas formas de pobreza de la infancia y la juventud (indiferencia religiosa, fracaso escolar, desestructuración familia) y adaptarse para educar en tiempos de increencia, que es “el reto más determinante con el que debe enfrentarse la escuela católica”.

Para ello, apunta este religioso, hay que ser conscientes de que la escuela “se ha convertido en tierra de misión, de anuncio, de propuesta y punta de lanza de la misión evangelizadora de la Iglesia” y sigue siendo una buena plataforma para “evangelizar la cultura e inculturar la fe”. Y no sólo en la clase de religión, sino en toda la acción educativa pues, la acción pastoral, “envuelve todo el ser y el hacer de la escuela”. En esta línea, Manuel de Castro sugiere aprovechar, por ejemplo, la criticada asignatura de Educación para la ciudadanía como una “oportunidad de educar en valores en consonancia con nuestro Proyecto Educativo y como un complemento adecuado para la clase de religión”.
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